enero 10

Mis lecturas del año 2021 (2/2)

(Continuación de este post)

40. «La piscina», de Yoko Ogawa. Desde hacía tiempo quería leer algo de esta autora japonesa tan famosa, así que me decidí a pedir en la biblioteca de Fundación Japón esta novela corta. La protagonista, Aya, es la hija de los dueños de un orfanato, y es por esa misma circunstancia (el tener que compartir a sus padres con muchos otros niños) por la que se siente sola e incomprendida, y tan solo se encuentra bien cuando va a ver a otro de los niños del orfanato a la piscina. Si bien el estilo de la autora me gustó, me pareció que la historia era un poco insípida y la protagonista bastante despreciable por cómo actuaba frente a otros niños. En cualquier caso, leeré otros libros de la autora que tengan más fama. Los últimos: Voces de la Laponia española : Cerdà Arroyo, Paco: Amazon.es:  Libros

41. «Los últimos: Voces de la Laponia española», de Paco Cerdá. Ensayo sobre las zonas de España que están quedando despobladas, en la línea de «La España vacía» (que aún no he leído, por cierto) y que tiene ecos de «La lluvia amarilla» de Llamazares. El autor recorre 2.500 kilómetros por la zona conocida como la Laponia del sur (distribuido entre múltiples provincias de Castilla León, Aragón y Comunidad Valenciana) para conocer a sus últimos habitantes. Lo han calificado como «la crónica de los otros», y la verdad es que pone los pelos de punta ver cómo ha ido creciendo nuestro país, masificando ciudades y vaciando territorios a los que ya nadie parece darles importancia. Muy recomendable.  

42. «La casa holandesa», de Ann Patchett. Tenía este libro pendiente desde que estuve suscrita a Bookish y me daba cierta pereza, me parecía que por el argumento no me iba a gustar demasiado, pero al final resultó ser una lectura de las que engancha. Se trata de la historia de dos hermanos que vivieron en la casa holandesa que da título al libro, y alrededor de ese espacio cuentan toda su vida, cuando su madre les abandonó, el nuevo matrimonio de su padre, su posterior «desahucio» y cómo se tienen que buscar la vida, etc. Es un libro largo pero me pareció que no pierde fuelle, te mantiene pendiente de qué les deparará la vida a ambos hermanos. Recomendable.

43. «Agujero», de Hiroko Oyamada. Libro compuesto por tres relatos, el que da nombre al libro y otros dos algo más cortos. Lo que me pasó con esta novela (que es algo que me pasa a menudo) es que tenía altas expectativas y luego me resultó un poco indiferente, aunque el relato principal sí que me mantuvo enganchada por tener ese punto que me parece «murakaniano» (pero que vendrá de otros tantísimos autores anteriores a él) de irrealidad en la cotidianeidad. En cualquier caso es un libro corto que se lee fácilmente.

44. «La España de las piscinas», de Jorge Dioni López. Lectura para el club Fe de erratas, se trata de un ensayo de total actualidad sobre cómo se ha desarrollado el urbanismo en España en las últimas décadas. Porque el urbanismo influye en las personas que habitan un determinado entorno, y la creación de los PAU que tanto abundan en las poblaciones limítrofes a las grandes ciudades o en el extrarradio de las mismas con sus urbanizaciones cerradas, sus piscinas y su distancia con el núcleo urbano que hace casi indispensable el coche conlleva también un determinado modo de pensar (y votar) en aquellos que los habitan. Un ensayo interesantísimo para entender el país (y la sociedad) que habitamos.

45. «La vida mentirosa de los adultos», de Elena Ferrante. Ya sabéis que soy una fan incondicional de la autora que, con sus más y sus menos, siempre consigue engancharme por sus historias y personajes. Pero he de decir que, en esta ocasión, la historia no ha conseguido llegarme. De nuevo ambientada en Nápoles, el libro está protagonizado por Giovanna, una niña que, en el momento de entrar en la adolescencia, descubre que los adultos son unos mentirosos. Entre las infidelidades de sus padres y el desconocimiento de otra parte de su familia, Giovanna irá adentrándose en el complejo mundo de los adultos. Lo cierto es que la primera parte del libro, la de los descubrimientos, me atrajo bastante, pero el resto me pareció algo forzado y desagradable. No es el mejor libro para conocer a la autora, creo yo.

46. «Harold y Maude», de Colin Higgins. El libro en el que está basado una de mis pelis favoritas, recién publicado por Capitán Swing. Se trata de una historia muy original, en la que un ni-ni perteneciente a una familia de dinero y con gustos algo estrambóticos (como fingir su muerte de diversas formas o asistir a funerales), se hace amigo de una señora mayor muy particular, que vive la vida muy intensamente. A través de esta especial relación, Maude enseñará a Harold a ver la vida de otro modo y disfrutarla plenamente. Después de haber visto el film varias veces es difícil abstraerse de sus imágenes, de modo que el libro es más un recordatorio que algo nuevo, pero aún así aporta detalles que no se veían en la película y que enriquecen aún más la historia. Muy recomendable (lo mismo que la peli).

47. «El legado de las diosas», de Katerina Tuckova. Regalo de mi amiga Claudia por el Día del libro, que de entrada no es una de mis lecturas más habituales (aunque Errata naturae suele ser garantía de un buen texto para mí, jeje). La cosa es que la historia me sorprendió para bien, aunque se trata de un texto largo no se hace pesado por cómo está contado, entrelazando la historia actual de la protagonista con los documentos sobre su familia que va encontrando en el archivo del Ministerio del Interior. Ambientada en una zona remota de la República checa, Dora, la protagonista, irá adentrándose en la historia de su familia, en la que durante varias generaciones ha habido «diosas», algo así como sanadoras videntes, que en un determinado momento fueron declaradas enemigas del régimen por considerar sus prácticas meras supercherías. Una historia interesante.

48. «Hamnet», de Maggie O. Farrell. Uno de los libros que sale en las listas como de los mejores del año, a mi tampoco me pareció una obra maestra aunque sí que me gustó bastante. La narración se mueve entre la ficción y la realidad para recrear la que podría haber sido la vida familiar del autor, las circunstancias que le llevaron a crear su obra y, sobre todo, cómo vive toda esta situación su mujer, Agnes, una mujer bastante especial. Es interesante imaginarse aquella época, las diferencias entre lo rural y lo urbano en aquel momento, cómo se concebía el trabajo del autor y la importancia de determinados acontecimientos de su vida personal en la creación de su obra. Recomendable.

49. «Un cuento oscuro», de Naomi Novik. Por recomendación de Miriam cogí este libro en la biblioteca y, aunque la fantasía no es un género por el que me pase habitualmente he de decir que me enganchó desde el minuto uno y me tuvo en vilo hasta el final, ¡y eso que es un libro muy gordo! Jeje. La historia está protagonizada por una niña un poco desastrosa que es elegida entre las niñas de su pueblo por el Dragón, el mago que defiende a la región de la presencia del Bosque, para irse a su castillo durante diez años con intenciones desconocidas por la población. La relación entre la niña y el Dragón no podría empezar peor, pero con el paso del tiempo irán descubriendo cosas sorprendentes el uno del otro hasta que acaben luchando juntos contra la maligna presencia del Bosque. Muy recomendable.

50. «Mata a tus ídolos», de Toni García Ramón. Regalo de mi cumple del año pasado, es un ensayo que recopila las vivencias de un periodista freelance dedicado al mundo del cine. Cada capítulo habla de un actor o actriz perteneciente al star system, y de un modo divertido y ameno desmonta los preconceptos que podríamos tener sobre los famosos, para bien o para mal. Por sus páginas pasan Hellen Mirren, Scarlet Johansson, Jack Nicholson, Bill Murray, etc. Una lectura amena y divertida para los amantes del séptimo arte.

51. «La chica del cumpleaños», de Haruki Murakami. Otro de los relatos del autor editado en la colección ilustrada de Tusquets. En este caso la protagonista es una chica que, en su veinte cumpleaños, tiene un encargo especial en su trabajo: llevar la cena al dueño del hotel. Dicho hombre le hace pedir un deseo y le promete que algún día se cumplirá. Pasados diez años volvemos a encontrarnos con la protagonista, que nos contará si su deseo se cumplió o no. El relato tampoco es una maravilla, pero estas ediciones ilustradas son bastante chulas. 

52. «Bellísimo Hervé», de Olga Guirao. Otra de las lecturas para el club de Fe de erratas. Se trata del relato en primera persona de Fonsi Trebi, un escritor gay con diversos TOC que vive en Barcelona en los años setenta. Si bien el libro se lee fácilmente y tiene ciertos puntos interesantes (sobre todo la visión que da del mundo editorial de esa época), se hace complicado empatizar con el protagonista, que te cae mal desde el primer momento porque se considera un mártir y todos los males le acuden. Que no digo que no tuviera mala suerte con las cosas que le pasan, pero es que tampoco hacía el hombre porque le fueran mejor las cosas. En fin, me pareció un libro prescindible.

53. «Cómo ordenar una biblioteca», de Roberto Calasso. Regalo de Sonia, este pequeño ensayo más que ser una explicación de cómo debemos ordenar nuestras bibliotecas es un conjunto de visiones sobre cómo puede ser la relación del ser humano con el libro, a nivel bibliófilo, librero, bibliotecario, escritor, lector, etc. Una lectura interesante, aunque defraudó un poco mis expectativas por no ser lo que esperaba por el título del mismo. 

54. «Formas de estar lejos», de Edurne Portela. Vuelvo a mi querida Edurne con uno de sus anteriores libros que tenía aún pendiente. Esta novela, presenta una violencia algo más oscura que la de «Mejor la ausencia», que era más directa, pues se vislumbra en la relación que mantienen los dos protagonistas, se lee en el miedo de ella y en la agresividad de él. Ambientada en Estados Unidos, la novela cuenta la historia de Alicia, estudiante y futura profesora universitaria que decide quedarse en el país tras enamorarse de Matty, un joven con aspiraciones que no conseguirá llegar a nada, y que parece culpar de ello a Alicia. Es en esa distancia con respecto a su lugar de origen (España) que Alicia comienza a habitar una soledad silenciosa que le irá minando su personalidad poco a poco. Un libro muy interesante.

55. «Alguien que te quiera con todas tus heridas», de Raphael Bob-Waksberg. Regalo de Sonia y Olga por mi cumpleaños, también es una lectura algo diferente a lo que estoy acostumbrada, pues es de carácter humorístico (el escritor es el creador de Bojack Horseman). El libro presenta dieciocho historias dispares entre sí en cuanto a su longitud y cómo están contadas, cuyo nexo de unión son las relaciones humanas, mayormente las de pareja. En casi todas las situaciones hay un poso de amargura por la imposibilidad de entendimiento y por cómo es la propia vida y modo de ser de las personas. Alguno de los textos me pareció curioso, ligeramente simpático, pero no es mi tipo de humor, la verdad.

56. «La stanza di sopra», de Rosella Posterino. Primera novela de la autora, se trata de la historia de una joven que vive dos realidades totalmente opuestas: fuera de casa es extrovertida, estudia poco y busca la compañía de chicos más mayores. Dentro de casa reina el silencio, puesto que en la habitación de arriba está el padre enfermo, que lleva en cama sin hablar más de diez años. Una situación de la que no puede evadirse por mucho que lo intente. Una lectura amena, sin más.

57. «Friday Black», de Nana Kwame Adjer-Brengah. Conjunto de relatos distópicos ambientados en una Norteamérica de capitalismo aún más exacerbado, habitada por una sociedad totalmente deshumanizada, libre de sus valores. Los relatos podrían ser perfectamente capítulos de Black Mirror: hombres de color tomándose la justicia por su mano al modo del KKK, gente luchando a muerte por productos en las rebajas, un día de la marmota pre catástrofe nuclear, etc. La calidad de los relatos es variable, pero las imágenes que presenta son muy potentes. Lo recomiendo para aquellos a los que también les gustó la serie antes mencionada.

58. «Más allá del invierno», de Isabel Allende. Lectura 100% veraniega, último recurso de unas vacaciones en las que había agotado todas mis lecturas viajeras. El libro cuenta tres historias entrelazadas, la de un profesor universitario algo estirado con problemas para relacionarse, una fogosa profesora visitante chilena que busca algo de calor en el gélido invierno neoyorquino y una inmigrante ilegal guatemalteca que trabaja como criada para una pareja de ricachones infelices. Un acontecimiento hará que la vida de estas tres personas coincida, de modo que no les quede otra que hacer frente común y, ya de paso, arreglar sus propias vidas. Vamos, que es como ver una peli facilona norteamericana un domingo de invierno, jeje.

Aún no se lo he dicho a mi jardín – Errata naturae editores59. «Aún no se lo he dicho a mi jardín», de Pía Pera. Un ensayo muy interesante, al estilo de  «El sonido del caracol salvaje al comer» que leí el año anterior, en el que la naturaleza es remedio para el alma de aquellas personas que tienen enfermedades que les llevan a permanecer mucho tiempo inmóviles. En esta ocasión la escritora Pía Pera encuentra en su jardín en la toscana, creado desde cero por ella misma como la obra de su vida, aquella fuerza que poco a poco le va arrebatando la enfermedad degenerativa que la consume. Escrito a modo de diario, me pareció muy interesante ver cómo evoluciona el sentir de la escritora, cómo le afecta su enfermedad a nivel individual y social, sus cambios de humor y devenir según se encuentre cada día. En muchas ocasiones los enfermos son tratados como apestados, pero nadie es libre de encontrarse en una situación parecida, y tener referentes en otros sobre su sentir puede hacer mucho bien a otros. Un libro necesario.

60. «Miss Marte», de Manuel Jabois. Como «Malaherba» me gustó tanto, no dudé en leer la nueva novela de Jabois, que además venía precedida de muy buenas críticas. La novela en esta ocasión parece algo menos personal, puesto que se acerca más al género negro que al de escritura en primera persona, aunque también está ambientada en terreno conocido para el autor. El libro reconstruye un suceso ocurrido años atrás, cuando la hija de Mai Lavinia (la apodada Miss Marte) desaparece durante su boda. Berta Soneira, periodista, quiere rodar un documental sobre ello, y para ello entrevista a todos aquellos que formaban parte del entorno de esta misteriosa chica, que apareció en aquel pueblo gallego parecía que huyendo de algo, y que entró a revolucionar la vida de todos por aquel entonces. El relato está bien entramado y consigue mantener el interés sobre quién era realmente Mai y por qué sucedió todo aquello; si tener más pretensiones que esas, me pareció una lectura amena, sin complicaciones, aunque me gustó menos que su anterior novela. 

61. «Mugre rosa», de Fernanda Trías. Nueva lectura del club Fe de erratas, en esta ocasión de mi elección. También se trata de una historia distópica, en este caso la de un lugar de costa donde algún hecho desconocido ha contaminado el aire, produciendo extrañas enfermedades a quién lo inhala. En algún momento se pidió a la gente que se mudase al interior, donde parece que este extraño fenómeno no les afecta, pero quiénes han decidido quedarse viven confinados. La protagonista, que cuida a un niño de familia rica cuya enfermedad es que se come cualquier cosa que encuentre a su alcance, ahorra el dinero que le dan para, supuestamente, poder irse fuera de aquel lugar y vivir holgadamente. Pero su vida se encuentra sumida en un profundo sopor que parece llevarle a no sentir nada…Me pareció una lectura entretenida, aunque creo que la autora no ha conseguido sacar todo el partido que podía tener esta situación.

62. «Un sándwich en Ginza», de Yoko Hiramatsu y Jiro Taniguchi. Una de mis compras de la Feria del libro del 2021 a la que le tenía muchas ganas porque, juntando gastronomía japonesa con ilustraciones de Taniguchi, ¿qué podía salir mal? Bueno, lo que sale mal es no poder degustar cada uno de los platos que se describen en el libro, ¡claro! xD El libro, nos invita a recorrer en sus distintos capítulos distintos restaurantes y platos de la mano de una crítica gastronómica, describiendo a la perfección las sensaciones que le produce cada una de las comidas. ¡Una auténtica delicia!  

63. «Las voladoras», de Mónica Ojeda. Libro de relatos, préstamo de Ángel, que se sitúa en la línea de otros textos de autoras sudamericanas que he leído últimamente (Mariana Enríquez, María Fernanda Ampuero o Samantha Schweblin entre otras) que te dejan siempre con una sensación de desasosiego por vivir realidades muy duras, donde la violencia está a la orden del día. Y es que las imágenes que presentan sus relatos son aterradoras, porque mezclan lo real con lo ficticio que en otra circunstancia parecería imposible, pero en la suya no es algo descabellado. En este caso, no todos los relatos son igual de potentes, pero varios de ellos ponen los pelos de punta. Recomendable.

64. «Mujeres enfermas», de Hugo Álvarez Gómez. No sabéis las ganas que tenía de que por fin mi amigo Hugo se decidiese a publicar sus obras de teatro, puesto que, una vez representadas, parece que han quedado en el olvido…pero sus textos merecen ser leídos también, porque hay algo especial en su forma de narrar, una visión tragicómica de la vida que nos hace revolvernos incómodamente en nuestras butacas (ya sea en el teatro o en casa). Así que por fin tomó la decisión de auto publicarse con Amazon y, aunque no sea muy fan de esta empresa y su modus operandi, creo que el resultado ha quedado bastante bien, sobre todo porque ha sido él mismo quién lo ha diseñado. «Mujeres enfermas» fue la última obra estrenada por El dilema teatro, su compañía, y cuenta a través de siete historias, protagonizadas por mujeres de distintas edades y vidas, cómo siguen produciéndose dinámicas sexistas que impiden alcanzar una sociedad realmente igualitaria. Muy recomendable.  Mujeres enfermas (Colección Teatro) (Spanish Edition) de [Hugo Álvarez Gómez]

65. «Apuntes de un cocodrilo», de Qiu Miaojin. Libro de la editorial Gallo Nero que me compré por recomendación de la chica que estaba en el puesto de la editorial en la Feria del libro. Me pareció una lectura interesante por ser de autora taiwanesa y estar ambientada en una realidad desconocida para mí. Los protagonistas, jóvenes estudiantes universitarios, son personas que viven al margen de la sociedad por su identidad sexual, y es por ello mismo que llevan vidas algo atormentadas e insatisfactorias, porque aunque en ese momento gozan de cierta libertad saben que no pueden llevar una vida pública normal. En esta situación, su único respiro lo tienen cuando están entre amigos que comparten su misma situación. 

66. «Tienes que mirar», de Anna Starobinets. Un ensayo potentísimo y estupendamente escrito, que relata sin tapujos el proceso de aborto (por motivos sanitarios) de la autora en Rusia. Desde el primer momento empatizas con la autora, y pone los pelos de punta imaginarse viviendo su frustración y malestar por cómo tratan a la mujer allí en este tipo de situaciones. A lo largo del libro Starobinets cuenta cómo vive a nivel personal su situación, sus averiguaciones sobre cómo es el proceso para abortar en Rusia y la comparación con cómo es el proceso en Alemania, donde finalmente decide ir a abortar. Una lectura fundamental.

67. «La cigarra del octavo día», de Mitsuyo Kakuta. Libro del club de lectura de Fundación Japón en su ciclo Matriz. Creo que fue el año pasado que leí otro libro de la autora, «Ella en la otra orilla», y como me había gustado me animé a apuntarme por primera vez a este club de lectura. Se trata de una historia de huida, la de una mujer que decide secuestrar a la hija de su examante, que tendría la misma edad del bebé que ella abortó (a petición de él). En su camino a un lugar donde no puedan encontrarla se topará con distintas personas que la ayudarán en cierto modo, cada una con sus motivaciones particulares, y logrará vivir un tiempo apacible hasta que, como no podía ser de otro modo, terminen por encontrarla. En la segunda parte del libro la protagonista es esa niña que fue secuestrada, y también resulta interesante ver cómo ha sido su vida después. Una historia que engancha, recomendable.

68. «Pasar el invierno», de Olivier Adam. Conjunto de relatos de soledades y distancias ambientados todos ellos en invierno, que tratan de dejar la sensación de que es una estación que pasa. Pero mientras te parece vivir en una noche eterna, de vidas dispares que no encuentran acomodo ni calor en ninguna parte. Se lee rápido, pero no me aportó demasiado. 

69. «Sin miedo», de Judith Butler. Ensayo propuesto por Tony para el Club de lectura de Fe de erratas. La premisa inicial lo pintaba muy interesante: «la autora rastrea, en este nuevo libro, las formas de resistencia a las múltiples modalidades de violencia -desde la tortura por razones políticas, los crímenes contra mujeres, hasta la decisión de negar los horrores del pasado, el desprecio contra los migrantes o la desigualdad global- que caracteriza a nuestras sociedades contemporáneas». Pero, a pesar de ser bien corto, me pareció una lectura complicadísima, de esa que tienes que leer una y otra vez el mismo párrafo para enterarte de algo. Una pena, porque las ideas que quería transmitir son interesantes, pero me quedé con la sensación de no haberme enterado de nada.

70. «La desaparición», de Julia Phillips. Libro de Bookish del que había leído buenas críticas y que me dejó mi suegro (aunque me había avisado de que no le había gustado mucho). El caso es que a mi tampoco me convenció. El comienzo de la historia pinta bien, hay un secuestro de dos niñas en Kamchatka y piensas «posiblemente se trate de una novela policíaca». Pero según avanzan los distintos capítulos ves que esa historia que creías principal pasa a ser secundaria, y te cuentan otras tantas historias supuestamente relacionadas pero que dan la sensación de irse por las ramas…Solo sé que me costó leerlo, me pareció una lectura densa y sin interés. 

71. «Aquel día», de Willy Ronis. Siempre me han gustado los volúmenes que aúnan fotografías con texto explicativo, así que aunque no conocía a Willy Ronis me apeteció leer este libro, que además tiene una edición conjunta preciosa de Errata Naturae con Periférica. A través de 50 fotografías recorremos la cotidianeidad de Francia y del propio autor; son imágenes tomadas en sus paseos por el país, de personas anónimas, y en los textos el autor hace un ejercicio de rememoración (¡a sus 96 años!) explicando cómo surgió aquella toma y quiénes aparecen en ella. También hay textos e imágenes más íntimas, sobre todo de los últimos años, durante la enfermedad de su mujer. Un libro muy recomendable.

72. «Momoko y la gata», de Mariko Koike. Libro que gané en un concurso de Fundación Japón en Instagram. A raíz de la aparición de una gata en su casa, la protagonista, ya anciana, recuerda una vivencia traumática de su juventud, cuando estuvo trabajando en la casa de un pintor cuidando a su hija. Aquella niña solamente tenía ojos para su gata, pero poco a poco la protagonista se va haciendo un hueco en su vida, y también en la de su padre…aunque todo cambia cuando aparece una bella mujer que quiere casarse con el pintor y ser la madre de la niña. Suena muy a culebrón, pero no lo es tanto, jeje. Una lectura amena con cierto punto de tensión.

73. «Seni e uova», de Mieko Kawakami. Segunda vez que leo este libro, en esta ocasión para el club de lectura de Fundación Japón del ciclo Matriz, pero esta vez lo leo en su versión completa en italiano (que salió antes que en España, y que yo me compré después de enterarme de que la edición que me leí primero era un trocito ínfimo del conjunto total). En esta nueva lectura descubrí un libro diferente, porque no solo está compuesto por la primera parte que era la de la edición anterior, sino también por una segunda parte en la que se ahonda en el tema de ser madre soltera en Japón, cómo se concibe en la sociedad, las distintas opciones que existen para ello, etc. Me resultó muy interesante, lástima que las ediciones se compongan de dos partes tan diferenciadas entre sí.

74. «El matrimonio anarquista», de Begoña Méndez y Nadal Suau. Lectura propuesta por Isma para el Club de Fe de erratas. Se trata de un conjunto de cartas que ambos escritores (que comparten también trabajo en Palma de Mallorca como profesores de Escuela de Adultos) se «envían» durante el confinamiento y posteriormente, en la que hablan muy poéticamente pero sin medias tintas de su decisión de casarse, su relación y su vida. Sin duda, una de las mejores lecturas del año por el ahondamiento en lo personal y su originalidad.

75. «Historias de Nueva York», de Enric González. Préstamo de eBiblio que me llevé para mi viaje a Nueva York. Se trata de un conjunto de pequeñas crónicas del periodista escritas durante el tiempo que trabajó como corresponsal en la ciudad, en las que cuenta su búsqueda de piso, encuentros con personalidades famosas, descubrimiento de la ciudad, etc. Me vino muy bien como primera aproximación al viaje, la verdad 🙂

76. «Un día más con vida», de Ryszard Kapuscinski. Siempre es bien leer a Kapuscinski, y tras haber visto la película que hicieron de esta crónica me apeteció leerlo. En esta ocasión el periodista se encuentra en Angola en el momento en que se declara su independencia de Portugal. Es un momento delicado, de lucha de guerrillas por hacerse con el poder, y durante tres meses Kapuscinski decidirá permanecer allí mientras todos los extranjeros abandonan el país, y día tras día infravive esperando el momento en que el país vuelva a funcionar, y teniendo como el momento más esperado de cada jornada el telefax enviado por su periódico. Todo un relato periodístico al que merece la pena acercarse.

77. «El Génesis». Otro de los Clásicos Liberados de Blackie Books, que son sobre todo ediciones preciosas, con textos adaptados para acercarse a esos clásicos con los que a veces cuesta ponerse, comentadas, ilustradas y ampliadas. He de decir que el texto original, que conocemos en buena parte porque nuestra educación en España ha sido católica, es entretenido hasta más o menos la historia de Noé, pero luego empieza con los cien mil hijos que tiene cada uno de los descendientes de los hombres originarios y es una lata, jeje. Pero quitando eso no me resultó una lectura pesada. Recomendable.

78. «¿Qué hacemos con los idiotas?», de Maxime Ranore. Libro propuesto por Mario para leerlo en el Club de Fe de erratas pero que finalmente se quedó segundo. Se trata de un ensayo algo particular, escrito por un filósofo que dice haber estado trabajando muchos años en la concepción teórica de los idiotas. En este volumen, dividido en pequeños capítulos, establece ciertas pautas a seguir frente a los idiotas con el fin de «no convertirse en uno de ellos» (como reza su propio subtítulo). Lo cierto es que tiene ideas interesantes, sobre todo para comprender cómo piensan y actúan los que él llama idiotas, que no dejan de ser las personas que no admiten a discusión sus razonamientos. Una lectura curiosa.

Los extraños - Impedimenta79. «Los extraños», de John Bilbao. Precedido por su fama, Jesús se hizo con este libro en la pasada edición de la Feria del Libro de Madrid. Y en este caso me parece que las buenas críticas estaban fundamentadas, porque aunque es una historia aparentemente sencilla te deja con una sensación de extrañamiento y malestar que es difícil de conseguir. No desvelaré mucho, pero la historia comienza en un pueblito de costa asturiano donde vive temporalmente una pareja de traductores. Una noche se ven unas extrañas luces sobrevolando el pueblo, quizás podrían ser habitantes de otro planeta, y al día siguiente llegan de visita un primo lejano del protagonista, al que no recuerda demasiado, y una mujer muy particular. Lo demás os dejo que lo descubráis vosotros mismos, jeje. Muy recomendable.

80. «La felicidad del lobo», de Paolo Cognetti. Préstamo de la bárbara Sonia (jeje). Como nos había gustado tanto «Las ocho montañas» partíamos de altas expectativas y claro, se vieron defraudadas. También aquí hay montañas inhóspitas e inviernos largos e insondables, pero por cómo está contado, como muy por encima, da la sensación de ver desde lejos al protagonista reconvirtiendo su vida después del divorcio, su trabajo de cocinero en un refugio, su evolución personal…Sinceramente no empaticé ni con el protagonista ni con la historia. Una pena, Cognetti.

81. «Sálvora. Diario de un farero», de Julio Vilches. En este ensayo, un funcionario farero nos relata sus peripecias en el faro de la isla de Sálvora, competencia actual de la Autoridad Portuaria de Vilagarcía de Arousa, entre los años ochenta y la primera década del siglo XXI. Y oye, algo trabajan los fareros, pero la sensación que transmite el libro es de pura vida y disfrute en la isla, sobre todo en los primeros años por empezar a trabajar en la treintena y que su trabajo era mucho más independiente al no depender del sistema de puertos nacional. Que si visitas de familia y amigos, fiestas locas, meses de permiso para viajar por el mundo…con el paso de los años, cuando forma familia, la cosa se tranquiliza un poco, pero la sensación que transmite el libro es la de haber vivido unos años dorados. Envidia de la buena, jeje.

82. «La herencia de la madre», de Minae Mizumura. Una de las recomendaciones de Fundación Japón que se quedó fuera del ciclo Matriz. Como no conocía a la escritora me apeteció leerlo, y si bien la historia me ha parecido interesante, creo que la traducción me ha hecho distanciarme mucho de ella. El libro relata, desde el punto de vista de una de las hijas, cómo es la relación de su madre con ella y su hermana. La primera parte se centra en cómo ellas afrontan el proceso degenerativo y la muerte de su madre, y la segunda es más sobre el proceso de superación de la protagonista tras dicha muerte. La primera parte es claramente más potente que la segunda, pero aún así es un libro interesante por presentar una historia algo diferente.

 

Parecía difícil dado que este año no hubo un confinamiento, pero he leído más que el año pasado, que siempre es uno de mis propósitos encubiertos, jeje.

METAMORFOSIS BL 1 - Norma EditorialEn lo que respecta al mundo del noveno arte, este semestre también ha habido muy buenas lecturas. En manga terminé por fin los 38 volúmenes de «Ranma 1/2» de Rumiko Takahashi (cuyo anime me gustaba mucho, pero a día de hoy me cansa tanta repetición de situaciones aunque estén protagonizadas por distintos personajes), pero me dio mucha pena terminarme los 5 tomos de «Metamorfosis BL» de Kaori Tsurutani (la historia de amistad de las dos protagonistas, unidas por sus gustos literarios, me llegó bien dentro). Me sorprendieron «Mi experiencia lesbiana con la soledad» de Kabi Nagata y «My broken Mariko» de Waka Hirako por lo crudas que son las historias que cuentan. Me gustó también «Undercurrent» de Tetsuya Tayoda (cómo continúa la vida de una mujer cuyo marido ha desaparecido mientras gestiona un balneario), pero Inio Asano me dejó a cuadros con su «Héroes» (definitivamente se le ha ido la pinza, jeje). También es para mear y no echar gota «Aquella vez que me reencarné en Yamcha» de Akira Toriyama y Dragongarou Lee (¿había otro personaje peor en el que reencarnarse? Bueno, vale, quizás Woolong era aún peor).

GIGANTA. HISTORIA DE AQUELLA QUE RECORRIÓ EL MUNDO EN BUSCA DE LIBERTAD -  Norma EditorialEn cuanto al mundo del cómic, hubo más lecturas del caballero oscuro («Batman: Yo soy Gotham» de Tom King, Mikel Jamín y David Finch y «Batman. El mundo», de varios autores, que me pareció un recopilatorio muy curioso por eso de dejar libertad a autores de distintos países a que contaran la historia que les apeteciera sobre nuestro héroe enmascarado). Releí los tres primeros volúmenes de «Monstress» de Marjorie Liu y Sana Takeda antes de abordar el recién salido cuarto volumen (que sigue siendo una pasada en cuanto a dibujo). «Sabrina» de Nick Drnaso (sobre la desaparición de una mujer y cómo viven el hecho su novio y un amigo suyo) es bastante perturbadora, lo mismo que «Los años de internet» de Damian Bradfield, que presenta un mundo no tan distópico en el que los comportamientos de la sociedad se ven claramente determinados por las nuevas tecnologías. «Giganta» de Nuria Tamarit y JC Deveney es una auténtica preciosidad (en lo que se refiere a dibujo e historia, por no hablar de la edición), y la historia de «Papel estrujado» de Nadar también me mantuvo bastante enganchada.

En un estilo algo más fantástico he leído «Heathen» de Natasha Alterici y Ashley A. Woods, un cómic LGTB+ de mitología nórdica. También he leído por primera vez varias historias de «Black sad» de Díaz Canales y Guarnido, de corte policíaco y con un dibujo muy chulo, y me ha sorprendido muy gratamente el tándem Ed Brubaker y Sean Phillips con «Pulp», una historia negra estilo western. Volví a leer a Jaime Martín, esta vez con «Las guerras silenciosas» (relato de la experiencia de su padre como soldado en Marruecos), y también he releído «Edén» de Kioskerman (sus originales tiras de cuatro viñetas de estilo poético y fantástico).

Lupus. Volumen integral - Astiberri EdicionesAdemás me he adentrado en el mundo de ciencia ficción Frederik Peeters con sus obras «Castillo de arena» (en la que trabaja junto a Pierre Oscar Levy y en el que se basa la película «Old»), «Lupus» y «Aama», estas dos ambientadas en otros planetas con historias bastante intrigantes. Me hice por azar con «El regreso del halcón abejero» de Aimée de Jongh (sobre sucesos que cambian el rumbo de tu vida) y me pareció entretenido, lo mismo que «Cappuccino Commotion» de Rosa Navarro (un cómic sobre el descubrimiento personal y la importancia de la estabilidad emocional). Por último, leí «Efectos secundarios: 19 historias del covid», un compendio de historias cortas sobre el covid hechas por artistas nacionales, de mayor o menor interés, pero me pareció un proyecto interesante.

Por último, he seguido suscrita a las revistas Ballena Blanca, Salvaje y Eikyo, y también me hice con el especial de The Passenger: Turquía

julio 12

Mis lecturas del año 2021 (1/2)

Ya está aquí la primera mitad de mi post de lecturas anual en su ya séptima edición, ¡empecé con ello en 2015! 😯 Por ahora no va mal la cosa, he seguido leyendo bastante y me he encontrado con libros, cómics y revistas muy interesantes, este medio año muy orientado a lecturas japonesas, ¡así que vamos al lío!

1. «Las niñas salvajes», de Úrsula K. Leguin. Pequeño relato publicado por Virus editorial en una edición en formato horizontal muy curiosa y bonita. Relata la historia de unas niñas nómadas que son raptadas y obligadas a vivir como esclavas en otra comunidad. Acompañado por un pequeño ensayo de la autora reflexionando sobre la identidad, la colonización y la esclavitud, se convierte en una lectura que, aún siendo ciencia ficción, nos dirige muy hábilmente hacia la reflexión sobre los ultrajes que se han llevado y llevan a cabo en la historia de la Humanidad. Recomendable. 

2. «Hanakotoba: el lenguaje de las flores», de Alex Pler. Precioso librito en el que el autor selecciona una serie de conceptos del japonés que le gustan especialmente por la idea que engloban y los acompaña junto a una serie de fotografías tomadas en el país. Al ser un idioma conceptual, hay muchas expresiones que pueden tener significado profundo, como por ejemplo «kokoro: nuestro yo más íntimo: allá donde se funden el corazón, el alma y la mente». Especialmente recomendable para los amantes de la cultura nipona.

3. «Desconocernos», de Guille Galván. Escrito por uno de los miembros de Vetusta Morla, se trata de un recopilatorio de sus poesías dividido en tres partes: desconocerme, desconocerte y desconocernos. Algunas poesías no están mal, pero la verdad es que ni fú ni fá, no terminó de llegarme.

4. «La visión fotográfica: curso de fotografía para jóvenes fotógrafos», de Eduardo Momeñe. Uno de los manuales de fotografía que te recomiendan leer siempre cuando te estás iniciando, puesto que sienta las bases del trabajo fotográfico a nivel conceptual. Es decir, no se trata de analizar qué son la velocidad o la apertura, sino explicar qué es la fotografía, cuál ha sido su intención desde su origen, la visión de distintos fotógrafos, etc., y todo ello desde un enfoque muy ameno y fundamentado. Muy recomendable, no solo para los «jóvenes», sino para cualquier persona interesada en la fotografía.

odisea-97884181872475. «Odisea», de Homero. ¡Por fin me atreví con este clásico! Aunque reconozco que he tenido que esperar a la edición que sacó recientemente Blackie Books, adaptada y con ilustraciones de Calpurnio porque no me veía muy capaz de enfrentarme al texto original…Tonta de mí, porque he disfrutado muchísimo con las aventuras y desventuras de Ulises y allegados, aunque a mi favor diré que al haber esperado a esta edición he disfrutado de la introducción, que contextualiza muy bien, las ilustraciones, que hacen más amena la lectura, y los textos complementarios de Mary Beard y Margaret Atwood entre otros, que enriquecen mucho la obra. Totalmente recomendable.  

6. «Un amor», de Sara Mesa. Un préstamo de Sonia, que meses más tarde sería libro elegido en el club de lectura de Fe de erratas. Es el tercer libro que me leo de esta autora y todos tienen algo de perturbador, encuentros o instantes que están en el límite entre la luz y las sombras o el bien y el mal. En este caso el relato se centra en una joven que pretende volver a empezar alejada de la civilización, en un conjunto de casas (no se le puede llamar pueblo) al margen de todo, donde no acaba de dar el paso de extraña a lugareña, y todo lo que trata de emprender tan solo consigue frustrarla. Es en este contexto en el que reciba una propuesta inquietante, que hace al lector plantearse  

7. «Un paseo por el bosque», de Bill Bryson. Esta lectura, préstamo de Ana, es ideal para los amantes del senderismo, los que siempre estamos con la mente en alguna ruta por hacer. El autor, a modo ensayo autobiográfico, nos cuenta su experiencia preparando y haciendo el sendero de los Montes Apalaches junto con un conocido, que se encuentra en un estado físico bastante desastroso. Lo que comienza siendo una crónica de desastre anunciado termina siendo una experiencia muy divertida y amena, pero el libro, en vez de quedarse en el relato de esta primera incursión en el sendero, se completa con otras experiencias posteriores del autor que son bastante menos entretenidas. En definitiva, es una lectura recomendable pero mejor quedándose solo en la primera parte. Ah, y la película basada en el libro os la podéis saltar, está mucho mejor el libro, jeje.

8. «Memorias de una osa polar», de Yoko Tawada. Préstamo de Fundación Japón que elegí porque me parecía curiosa la idea que sugería el título, aunque realmente no esperaba que se tratara literalmente de eso, de la experiencia vital de unos osos que tienen sentimientos humanos aunque conservan su naturaleza animal. El libro está dividido en tres partes, correspondientes a tres generaciones de osos (la abuela, la hija y el nieto), por lo que existe una evolución en cuanto al contexto histórico, pero en el caso de la abuela se la considera más un elemento de estudio por parte de la sociedad humana, mientras que en el caso de la hija y el nieto las historias tienen más que ver con la vida en el circo y sus relaciones con el resto de personal que trabaja con ellos. Si bien la idea en que se sustenta el libro es original, no acabé de empatizar mucho con ningún personaje, había demasiada extrañeza y poca conexión entre las tres historias. 

9. «La cara norte del corazón», de Dolores Redondo. Precuela de la Trilogía del Baztán que nos ambienta en EE.UU., donde la futura inspectora Amaia Salazar se encuentra formándose. En esta novela descubrimos cómo establece el contacto con Dupree, el agente del FBI al que llamará en diversas ocasiones en la trilogía antes mencionada para pedir consejo, y vivimos su primer caso complejo persiguiendo a un asesino en serie de familias en momentos de caos, lo que les llevará a Nueva Orleans durante el huracán Katrina. Al igual que me pasó con sus otros libros, lo que más me gusta es la ambientación, y esta en plena ciudad inundada es brutal. Además reúne diversas características típicas de las novelas de detectives que hacen que sea una lectura de las que te atrapa. Vamos, que aunque no sea el summum del misterio, cumple su función de entretenimiento.    

10. «Estado de malestar», de Nina Lykke. Libro Bookish protagonizado por una médico cansada de su supuesta vida perfecta y políticamente correcta que en realidad es solo fachada, porque ni le va bien en su matrimonio, ni le caen bien sus pacientes ni está acorde con los problemas de alcoholismo que tiene. Por varios de estos motivos acabará viviendo temporalmente en su consulta y hablando con su esqueleto de plástico, y son las reflexiones que hace entonces las que molan más del libro, puesto que están cargadas de ironía y crítica a la sociedad noruega. Lo malo del libro es que de la mitad hacia el final es más triste que divertido, así que la sensación final es un poco agridulce.

Algodoneros

11. «Algodoneros», de James Agee y Walker Evans. Desde que leí «Las uvas de la ira» y supe de la existencia de las fotos de Walker Evans para el reportaje «Elogiemos ahora a hombres famosos» de James Agee, tuve ganas de leerlo. En él, a través de tres familias del condado de Hale (Alabama) elegidas como «muestra», conoceremos cómo es la vida de los arrendatarios que trabajan el algodón, cómo son las familias, cuáles son sus creencias y a qué problemas se enfrentan. Al tratarse de un reportaje periodístico la perspectiva es muy neutra, pero las fotografías aportan la parte más humana que podría faltar al leer solo el texto. Muy recomendable, aunque por el tipo de texto de que se trata la lectura puede ser más ardua.

12. «Los recuerdos del porvenir», de Elena Garro. Este libro lo leí para el club de lectura de Casa de México, y es un claro ejemplo de uno de los motivos por los que me gustan los clubes de lectura, que es que me obligan a leer libros que por mi cuenta no habría elegido. También me gustan los clubes de lectura por las reuniones en las que se comentan los libros, aunque esta concretamente no fue especialmente guay…pero esa  es otra historia, jeje. La novela está ambientada en Ixtepec (México), pueblo que se encuentra bajo el poder del general Rosas, que no cesa en su búsqueda de los causantes de la revolución para matarles. Pero hay una mujer que tiene encandilado al general, y mientras ella está con él Ixtepec vive en calma chicha…Una novela realista en cuanto al tratamiento del miedo, las injusticias y el papel de la mujer, pero mágica en cuanto a los sucesos que acaecen a sus habitantes. Dicen que el libro está a la altura de «Pedro Páramo», pero lamentablemente a Elena Garro se la conoce sobre todo por ser la mujer de Octavio Paz. Desde mi visión nada crítica, recomiendo encarecidamente el libro, por lo que relata (mucho) y por lo que no dice pero está ahí (aún más). 

13. «Relatos nada sexis«, de varias autoras. Otro préstamo de Sonia, en esta ocasión un recopilatorio de relatos de 30 escritoras de la editorial Ménades, cuyo tema central son las relaciones sexoafectivas desde el punto de vista de la mujer. Como todo libro compuesto por obras de diversos autores, la calidad o el interés que generan en el lector unos u otros varía mucho, pero en general disfruté acercándome a distintas perspectivas del tema. Ya se sabe, ¡la diversidad siempre enriquece!  

14. «Indigno de ser humano», de Osamu Dazai. Una de las obras más famosas de la literatura japonesa contemporánea, primera que me leo de este autor. En parte me recordó al protagonista de «El pabellón dorado» de Mishima por aquello de tratarse de un personaje que se corrompe aparentemente por su propia naturaleza, pero mientras que en el libro de Mishima su progresiva decadencia le lleva a destruir la belleza ajena, en este caso es el propio Yozo el que destruye su vida. Si bien se encontraba en Tokio para estudiar, tras un intento de suicidio su familia le repudia y comienza a buscarse la vida trabajando como dibujante. Como los pequeños encargos que recibe no le dan para subsistir, aprovechará su encanto para vivir de las mujeres y que sean ellas las que paguen sus vicios (alcohol, drogas, etc), pero aún así continuará viviendo en la cuerda floja porque se considera a sí mismo una carcasa, una simple imagen de algo que en realidad no es. Al parecer mucho de esta obra podría estar basado en la propia vida del autor, que se suicidaría poco después de que este libro se publicase. Recomendable. 

15. «Castilla», de Miguel Delibes y Navia. Después de haber leído el año pasado «El disputado voto del señor Cayo» me quedé con ganas de leer más obras del autor, y toparme con esta edición que incluye fotos de José Manuel Navia (que casan perfectamente con el texto) fue la excusa perfecta para ponerme a ello. Este libro, publicado anteriormente bajo el nombre de «Castilla, lo castellano y los castellanos», incluye una recopilación de textos sobre Castilla, sobre la que tanto escribió Delibes, mezclando en sus textos la reflexión y la crítica junto con el modus vivendi, tradiciones y modos de ser de los castellanos. Recomendable.

16. «Senos y huevos», de Mieko Kawakami. Otra lectura para Fe de erratas, que nos sorprendió de entrada porque la edición española no incluye el conjunto del texto original, solo la primera parte; una lástima, porque el libro completo nos habría dado otra visión. En cualquier caso, el libro relata la historia de dos hermanas que vuelven a verse tras mucho tiempo porque una de ellas viaja a Tokio para hacerse una operación de pecho. Este hecho, junto con el aparente incomprensible mutismo de la hija de una de ellas, hace que el debate gire en torno a la figura de la mujer en relación a la sociedad, el motivo que lleva a las mujeres a maquillarse, querer operarse, etc., y también la importancia de los cambios físicos que están experimentando cada una de ellas. Personalmente me sorprendió porque no había leído a ninguna autora japonesa tan explícita a este respecto, y porque el debate que genera me parece interesante. De hecho tengo pendiente leerme la versión completa pero en italiano…

17. «Parentesco», de Octavia Butler. Llevaba mucho tiempo queriendo leerme algún libro de esta autora, y mi hermano Joaquín me presto este. La protagonista del libro es Dana, una mujer negra que, sin motivo aparente, se ve teletransportada de la California de los años ’70 a la época de la Guerra de Secesión americana (aproximadamente un siglo antes), lo cual la lleva a experimentar el cambio de ser libre a vivir en una plantación del sur en época esclavista. Al parecer su vida actual depende de salvar la de Rufus, hijo del patrón de dicha plantación…Ese ir y venir entre ambas épocas sirve como excusa a la autora para hacernos ver lo que supuso el esclavismo en cuanto a violencia y deshumanización, y cuál es el impacto que ha tenido ese hecho hoy en día. Muy recomendable a pesar de que parece que la traducción desmerece a la obra original.

18. «La mujer de la falda violeta», de Natsuko Imamura. Otro préstamo de la Fundación Japón, se trata de una novela que nos hace sentir como voyeurs, puesto que el narrador anónimo es una persona obsesionada por una mujer que siempre lleva una falda violeta. Sabe cuándo está trabajando y cuándo no, la sigue hasta el parque a ver cómo interacciona con los niños, hace cábalas sobre cuál será su formación y selecciona ofertas de trabajo en el periódico que puedan ser de su interés, descubre su affaire con el jefe de su empresa…Si bien se lee con bastante sencillez, no terminé de sentir un especial interés por lo que me estaba contando. Una pena porque le tenía muchas ganas.

19. «Malaherba», de Manuel Jabois. A pesar de que he visto (ahora) que se le dio bastante bombo al libro en su momento, yo llegué a él un poco por casualidad, puesto que solamente sabía de Jabois por haber hecho de presentador del libro «A corazón abierto» de Elvira Lindo en un Hay Festival. Total, que me encontré con un libro que me gustó mucho, principalmente porque el protagonista es un niño, pero también porque me descubrió una infancia muy real, como si de verdad el libro hubiera sido escrito por un niño. Tiene esas típicas anécdotas de infancia, vivencias de colegio e instituto y familiares, que pueden ser felices, pero detrás de ellas hay también cierta tristeza, la de saber que algo no está bien pero no saber qué es porque los adultos no cuentan nada a los niños, y también por esa nostalgia de algo que parece que se está yendo a medida que lo vives. Disfruté mucho con el libro, la verdad.

20. «Gema», de Milena Busquets. Otra de las novelas de Bookish. La quise leer porque su libro anterior, «También esto pasará», me había gustado, aunque de lo que pecaba aquel peca aún más este: el pijerío. Que vale que esté bien escribir desde todos los puntos de vista, hasta desde el de una señora forrada cuyo mayor problema es que no le pongan el champán de la marca que el gusta, pero claro, puede pasar que te acabe repateando el personaje. Y con esta novela me pasó eso, que no me interesó nada su búsqueda de recuerdos sobre Gema, aquella amiga que murió de joven por leucemia, porque solamente veía cómo vivía esta señora tan ricamente. Pasando.

21. «Diario de una vagabunda», de Hayashi Fumiko. Otro préstamo de Fundación Japón, este algo más clásico. Ambientado en los años 20, cuenta la historia de una chica abandonada por su amante que trata de buscarse la vida como escritora, trabajando a tiempo parcial en todo tipo de negocios para poder sobrevivir. El texto en sí es como una especie de diario en el que cuenta su rutina, las distintas personas que va conociendo, sus amantes, etc. Me gustó porque si bien había leído varios libros de este tipo protagonizados por hombres, es el primer que leo escrito y protagonizado por una mujer, lo cual da una perspectiva distinta de la época.

22. «Alma de los siete monstruos» de Iria G. Parente y Selene M. Pascual. Préstamo de Miriam, se trata de un libro ilustrado que trata un tema tan poco frecuente como la depresión en los adolescentes, y lo hace de un modo comprensible para todo tipo de lectores, ya sean los propios adolescentes o adultos. Representados por distintos tipos de monstruos, los miedos de Alma empiezan a aparecer un día cualquiera, sin previo aviso, y el no ser capaz de comunicar a las personas de su alrededor lo que siente por si acaso se vuelve más real hace que vaya convirtiéndose en una persona distinta…Muy recomendable.

23. «Dulce introducción al caos», de Marta Orriols. Recomendación de Clau, este libro con título de canción de Extremoduro nos plantea un dilema habitual para muchas parejas de hoy en día: ¿cuándo es buen momento para tener hijos? Daniel y Marta son pareja desde hace poco y viven en Barcelona llevando una vida sin horarios típica de quien trabaja en el mundo creativo. Aparentemente todo va bien, hasta que ella se queda embarazada sin querer, momento en el que a cada uno le asaltarán sus propios miedos e ideas sobre lo que quieren para el futuro. Me pareció interesante ver cómo afronta una pareja este momento, el planteamiento individual de cada uno de ellos y el conjunto. 

24. «Estío. Once relatos de ficción climática», de varios autores. Otro de los préstamos de Miriam, en este caso una recopilación de relatos de la editorial Episkaia que no se parecen nada entre sí pero que comparten entre ellos el plantear distintas distopías relacionadas con los efectos del cambio climático. Uno de los relatos, por ejemplo, habla de un puesto de información turística en un lugar como Benidorm, antiguo paraíso vacacional, que ha quedado semi hundido por el crecimiento del nivel del mar. También los hay más orientados a la gestión de un mundo que vive bajo el diluvio, el problema de la aplicación de ciertas políticas que niegan el cambio climático, la influencia en las migraciones de las variaciones climáticas…Algunos relatos me gustaron más que otros, pero en general lo recomiendo.

25. «¿Has tenido familia alguna vez?», de Bill Clegg. Al leer la sinopsis del libro no lo parece, pero se trata de una lectura compleja, de esas que casi te obligan a tener una chuleta que te indique cuál es la relación entre unos y otros personajes. Cada capítulo avanza en la historia de cada uno de los once protagonistas que tiene el libro,  y todas ellas nos van dando una pieza del puzle que compone el libro completo y que nos descubrirá que ha pasado con June Reid, el nexo en común entre todos los personajes. La ambientación en EE.UU. pone la guinda con sus espacios infinitos vacíos, solitarios, tanto como las personas que los habitan, y todo el conjunto compone una imagen vívida, que bien podría ser una película tipo Magnolia o una serie. Recomendable, pero tratando de hacerse esa chuleta de quién es quién para no perder el hilo.

26. «El expreso de Tokio», de Seicho Matsumoto. ¡Y más préstamos de Fundación Japón! En este caso una novela negra, que no he leído muchas ambientadas en el país nipón. Y sin duda cumple con los parámetros del género: aparecen dos cadáveres en la playa de la isla de Kyushu y todo apunta a que se trata del suicidio de dos amantes, pero el policía Jutaro Torigai no parece estar de acuerdo con esta teoría porque el hombre muerto se había alojado solo en el hotel. Con sus averiguaciones irá ampliando el círculo, contando a medio camino con la ayuda de un policía de Tokio, para descubrir que se trata de una trama política de alto nivel…Un libro ameno y entretenido. 

27. «Los nombres propios», de Marta Jiménez Serrano. Otro de los libros del Club de lectura de Fe de erratas, que relata las andanzas de infancia, juventud y entrada en la madurez de Marta, una niña que tiene una amiga invisible que se llama Belaundia Fu. A través del diálogo que establece con ella conoceremos a su familia, amigos y parejas, cuáles son sus miedos e inquietudes, hacia dónde le lleva su imaginación y creatividad. Un relato a ratos entrañable y a ratos un poco cansino, pero en general agradable, aunque no hizo las delicias de los miembros del club. A mi, simplemente, me pareció entretenido, porque tampoco intenté sacar de él una enseñanza vital, simplemente me dejé llevar como observadora de la vida de Marta, recordando algunas cosas de mi infancia y adolescencia.

28. «Si los gatos desaparecieran del mundo», de Genki Kawamura. Pues sí, este es otro de los préstamos de Fundación Japón, jeje. Este lo elegí porque me pareció curioso el título, pero no leí nada sobre qué iba, así que me sorprendió el desarrollo de la idea. Nada más empezar el libro sabemos que al protagonista le han diagnosticado un tumor cerebral y que le queda poco tiempo de vida, pero, al llegar a su casa, aparece una especie de diablo que le ofrece un trato: por cada objeto animado o inanimado que acepte que desaparezca del mundo, ganará un día de vida. Y así cada capítulo habla sobre un mundo en el que han desaparecido los teléfonos, el cine, los relojes, etc. y cómo afecta su desaparición a nivel personal al protagonista. Al final se entrevé un poco la moralina, pero aún así es una historia amena y simpática, de esas que te dejan buena sensación. 

29. «El faro de Blackwater», de Colm Toibin. Como el libro de «Brooklyn» me gustó bastante, hace tiempo cogí este libro en Libros libres y llegó el momento de ponerme con él. La historia reúne a tres generaciones de la familia Devereaux en casa de la abuela. La relación entre ellos es fría, no hablan mucho y saben aún menos de la vida de los demás, pero al saber que Declan, el nieto (hijo y hermano) está enfermo de sida y casi en fase terminal, deciden cuidar de él junto con varios de sus amigos. Durante los días que pasan en la casa, próxima al faro que da título al libro, conoceremos el porqué se han distanciado, las diferencias que existen entre ellos y se dará la oportunidad a la reconciliación. Un libro entretenido, pero sin más. 

HUMO | JOSE OVEJERO | Casa del Libro30. «Humo», de José Ovejero. Quizás sea una de las pocas veces que me ha pasado en este orden, pero conocí a José Ovejero a través de una entrevista a Edurne Portela, de la que ya sabéis que soy fan. Pues bueno, resulta que es su marido, y entre ese referente y que el argumento de este libro me tiraba, decidí leerlo. Y, por suerte, no me defraudó, sino todo lo contrario. La historia trata sobre una mujer que habita en una cabaña en el bosque junto a un niño que no es hijo suyo, en un mundo aparentemente postapocalíptico. A veces aparece un hombre que les trae víveres, pero el resto del tiempo están solos y tienen que buscarse el sustento por su cuenta. Y es un mundo difícil, fuera de toda ética, cuya máxima premisa es «el hombre es un lobo para el hombre». Muy recomendable.

31. «Kokoro», de Natsume Soseki. Uno de los grandes clásicos de la literatura japonesa y, como no, otro préstamo de Fundación Japón (jeje). Había tardado mucho en decidirme a leerlo, quizás por esa pereza que da un texto clásico que puede ser lento y algo denso, de hecho, aunque me gustó, es un poco el recuerdo de «Soy un gato», también de Soseki, pero realmente me sorprendió la lectura de «Kokoro», mucho más ligera y llevadera. Es la historia de una amistad entre un joven universitario en la flor de la vida y un anciano (no tanto en realidad, tendrá unos 60 años) atormentado al que considera su mentor, su Sensei. Dividida en tres partes, las dos primeras están relatadas por el estudiante y cuenta sus encuentros y conversaciones con el Sensei, además de su disyuntiva acerca de si permanecer en Tokio o volver a su pueblo y atender a sus obligaciones familiares. La última es una carta escrita por el anciano al estudiante, contándole el porqué de su alma atormentada. En su conjunto es una obra interesante, que no pierde el ritmo pausado característico de la literatura japonesa, pero que no se hace pasada. Recomendable.

32. «De piedra y hueso», de Bérengere Cournut. Uno de los libros Bookish que me presta mi suegro, se trata de la historia de una mujer inuit que pierde a su familia en un accidente y tiene que apañárselas por su cuenta, buscando otras familias con las que convivir y haciéndose un hueco como cazadora, puesto que no hay hombre en su clan que pueda ejercer este papel. Me gustó especialmente la descripción que hace de los paisajes y el modo de vida de los inuit (por lo visto la autora se documentó en profundidad para poder escribir esta historia). Entretenido.

33. «Tokyo Ueno Station», de Yu Miri. Lectura por recomendación de Isma, del club de lectura de Fe de erratas, que si bien reúne varias condiciones que hace que me pudiera gustar, no terminó de engancharme, quizás porque lo leí en inglés, o quizás porque el ritmo es algo entrecortado, como que salta del pasado al presente y viceversa sin ton ni son, mezclando historias de distintos personajes. El libro trata sobre la que podría ser la historia de muchos hombres en Japón, que se marchan a trabajar a otra ciudad y terminan por desvincularse de su familia en cualquier ámbito que no sea el económico. El infortunio parece perseguirle, y después de perder a varios de sus familiares acaba viviendo como mendigo una vida solitaria en el parque de Ueno. Puede que le de otra oportunidad cuando lo traduzcan al castellano, pero en esta primera lectura no terminó de engancharme.

34. «Miro al cielo impotente», de Misumi Kubo. Este préstamo de Fundación Japón me resultó bastante sorprendente. En el libro se cuentan cinco historias entrelazadas entre sí: la de un ama de casa de vida monótona que solamente encuentra satisfacción haciendo cosplay y acostándose con un adolescente; la de este adolescente, hijo de una comadrona que ayuda a dar a luz en su casa; la de la chica enamorada de este chaval, proveniente de una familia desestructurada; la de otro amigo de ambos, que habita en una zona marginal de la ciudad; y, por último, la de la madre del primero. El interés de cada historia es algo irregular, pero el punto común entre ellas, a mi modo de ver, es la tristeza que parece acompañarles en sus vidas, no muy halagüeñas en general, y además maltratadas por la propia climatología. Pero, como decía al principio, me resultó sorprendente porque lo que empieza como ficción erótica termina siendo un drama y una crítica a determinados aspectos de la sociedad japonesa. Me gustó.

35. «Offshore», de Petros Markaris. Otro de los casos del detective Kostas Jaritos, cuya historia de fondo avanza al mismo ritmo que la actualidad. Grecia parece ver algo de luz al final del túnel de la crisis y la gente empieza a gastar algo más: salir a comer en familia, irse de vacaciones de Pascua…pero, con la vuelta del movimiento pecuniario vienen también otros problemas, como los intereses económicos y asesinatos de ciertas personalidades involucradas. Personalmente me gustó volver a sumergirme en una novela negra (como que hay épocas en las que apetece más, ¿no? En mi caso la llegada del verano, jeje), y me sorprendió el cariz que toma la historia, muy significativo en relación a la deriva económica y política de la Europa mediterránea…

36. «In principio erano le mutande», de Rossana Campo. Hacía tiempo que no leía un libro que me gustara tan poco y me costase tanto continuar leyendo…lo malo es que, al ser cortito, le quise dar una oportunidad (y dos, y tres…), pero creo que debería haberlo dejado sin dudarlo, porque no me importaban nada los devaneos amorosos y amistosos de su protagonista, ni ninguna de sus vivencias personales. Un libro para olvidar.

GENTE DE LA CALLE DE LOS SUEÑOS | TERU MIYAMOTO | Casa del Libro37. «Los ojos cerrados», de Edurne Portela. Por supuesto que no podía perderme la última novela de mi querida Edurne, que además me resultó curiosa por tener puntos en común con «Humo» de José Ovejero que comentaba un poco antes. En esta ocasión, la autora entrelaza dos tiempos, pasado y presente, en un pequeño pueblo cualquiera de la geografía española. Ariadna decide volver al que fue el pueblo de su padre, supuestamente para llevar una vida más tranquila, alejada de la ciudad, pero con la verdadera intención de conocer el pasado de su familia. De su encuentro con los habitantes del pueblo, sobre todo con uno de ellos, podrá ir desentrelazando los hilos del pasado, que se nos irán desvelando al tiempo que avanzamos en la historia de la propia Ariadna. De nuevo parece que Edurne nos habla sobre la violencia, en este caso referente al pasado y la memoria. Recomendable.

38. «Gente de la calle de los sueños», de Teru Miyamoto. Pues sí, otro libro de Fundación Japón, que también me sorprendió gratamente, como la lectura 34. Ambientada en Osaka, se trata de distintas historias de los habitantes de la calle comercial de los sueños. A través del relato del joven estudiante que no parece tener oficio ni beneficio, los hijos mafiosos del carnicero, el avaro joyero y su hijo mangui o la Mama del club que cree que nadie se da cuenta de que va maquillada como una puerta, vamos dando forma y consistencia a la imagen que tenemos de la calle y sus habitantes, componiendo un auténtico cuadro por el que parece puedes pasear en cualquier momento. Vamos, que podría ser perfectamente una serie rollo Aquí no hay quién viva pero a la japonesa, jeje. Muy entretenido, ¡lo recomiendo!

Exhalacion

39. «Exhalación», de Ted Chiang. Préstamo de mi hermano Joaquín al que le tenía ganas desde que salió. Se trata de un conjunto de relatos de ciencia ficción, algunos muy cortos y otros más extensos, pero en general planteando pasados y futuros distintos en los que la tecnología tiene especial importancia. Me gustaron especialmente dos: el que trata sobre la puerta que te hace viajar 20 años al pasado o 20 años al futuro, que trata sobre el determinismo y la imposibilidad de cambiar lo que ya está escrito, y el que trata sobre IAs, consideradas al nivel de mascotas pero con el problema que tiene la tecnología hoy en día, y es que en seguida se queda obsoleta y hay que pasar a un producto mejor. ¿Pero qué pasa cuando hemos dotado de personalidad a las IAs y hay cierta responsabilidad en cuanto a su crianza y desarrollo? Muy recomendable.

 

Us - Astiberri Ediciones

En cuanto a la lectura de cómic, manga y novela gráfica, han sido unos meses bastante prolíficos, sobre todo estos últimos que he terminado varias series. En lo que se refiere a cómic y novela gráfica, he leído «Umbrella Academy» de Gerard Way y Gabriel Bá, que me dejo un poco fría (como la serie, aunque menos aburrida). En «Skyward», de Henderson et al., sin embargo, la acción en un mundo sin gravedad es mucho más emocionante, además de contar con un dibujo genial. «Jamás tendré 20 años» de Jaime Martín complementa su otra obra «Siempre tendremos 20 años» (que leí el año pasado), pero siendo en esta ocasión protagonistas sus abuelos, pertenecientes al bando republicano en la guerra civil. «Náufragos» de Laura Pérez y Pablo Monforte me gustó por su dibujo y sus silencios, aunque deja cierto poso de tristeza. En «Tokyo sanpo», Florent Chavouet dibuja su experiencia habitando en Tokio durante unos meses, y, aunque no me pareció especialmente relevante, tiene algunas ilustraciones chulas. «Castle waiting» de Linda Medley (2 vol.) me sorprendió por su tratamiento de los cuentos clásicos y fábulas, y «Us» de Sara Soler me maravilló por su tratamiento sobre la transexualidad, personal y educativo (¡muy recomendable!). 

MIDDLEWEST 1 - Norma Editorial

En «Middlewest» de Skottie Young y Jorge Corona (3 vol.) flipé muchísimo con el dibujo (A-LU-CI-NAN-TE, de verdad), «El niño brujo» de Molly Knox Ostentag me gustó por su ruptura contra lo socialmente establecido como propio de un género u otro, y volví a Jason con «En pocas palabras», pero me pareció curioso, sin más (mejor el de «Un noruego en el camino de Santiago» que leí el año pasado).

Volví a Gotham con «Batman», de Rob Kane (un volumen recopilatorio de varias historias) y «La sonrisa asesina» de Jeff Lemire y Andrea Sorrentino (3 vol.), una inmersiva historia sobre cómo el Joker consigue volver loco a su terapeuta. Y en «El código Oráculo» de Marieke Nijkamp y Manuel Preitano conocí la historia de la hija del jefe de policía Gordon, cómo se quedó en silla de ruedas y cómo desarrolló sus aptitudes para la investigación online.

Netflix adaptará The Sandman de Neil Gaiman como serie live-action. | Filosofia MillennialAdemás este año terminé por fin «The Sandman», de Neil Gaiman (10 vol.), y he de decir que merece la fama que tiene. Es totalmente distinto a todo lo que he leído hasta ahora, con distintos hilos argumentales que beben de referentes clásicos y actuales, personajes con aire mitológico (como los Eternos), algunos famosos, historias que se suceden en el mundo de los sueños y que te hacen dudar de si estás despierto o dormido, muerto o vivo. Una pasada, y estoy segura de que volveré a leerlo más adelante, porque podría leer mil veces y seguir sacándole detalles que no habías visto aún. Además hay varios tomos monográficos sobre alguno de los personajes o historias paralelas, y también me leí «The Sandman: noches eternas», con distintas historias dibujadas por autores famosos, muy chulo también. 100% recomendable.

THERMAE ROMAE 01 - Norma Editorial

Y de manga he leído «¿Quién es el 11º pasajero» de Moto Hagio, una historia de ciencia ficción con romance y humor particular incluidos; «Levius» de Haruhisa Nakata (2 vol.) cuenta la historia de un luchador steam punk muy guay (la serie de Netflix es bastante fiel, aunque metió algún capítulo de relleno); más Inio Asano, esta vez con su estupenda «Antología». «Thermae Romae» de Mari Yamazaki (6 vol.) con su original premisa de un romano del s. I d.C. viajando al s. XXI para descubrir el arte de las termas japonesas me pareció muy divertido, y la primera parte de «Ratón de biblioteca» de Miya Kazuki (7 vol.) no se queda atrás con las aventuras de una adolescente japonesa de ahora que de repente se ve en el cuerpo de una niña en una época tipo medieval en la que no tiene acceso a sus amados libros, lo cual la llevará a querer fabricarlos ella misma. «Sombras sobre Shimanami» de Yukki Kawatani (4 vol.) me sorprendió por su tratamiento de la diversidad sexual en la sociedad japonesa, cosa que no me pasó con «El secreto de Madoka», de Kingyobachi Deme, que me pareció demasiado superficial. «Our dining table» de Mita Ori tampoco trata el tema con mucha profundidad, pero es un manga bastante tierno. Con «Primavera azul. Historias cortas de Taiyo Matsumoto» me explotó un poco el cerebro porque es una de sus primeras obras, bastante caótica, mientras que el recopilatorio «¡Achís! Historias cortas de Naoki Urasawa» me gustó mucho por ver detalles de «20th century boys».

Por último, en el mundo de las revistas, he seguido con Ballena blanca, Salvaje y Eikyo, y además he descubierto muchas cosas del Japón actual que desconocía gracias al monográfico de The Passenger.

(Continuará…)
enero 5

Mis lecturas del año 2020 (2/2)

(Continuación de este post)

41. «El disputado voto del señor Cayo», de Miguel Delibes. Primera lectura del Club de lectura virtual Chiribitil. Podría decirse que es mi primer libro de Delibes, porque hace muchísimo leí El camino pero no tengo recuerdo alguno de esa lectura, y he de decir que no será el último, porque me gustó muchísimo. El libro se desarrolla prácticamente en un solo día en el que un grupo de militantes van a hacer campaña a algunos pueblos de la Castilla profunda. En uno de ellos conocen al señor Cayo, que, para su sorpresa, les dará unas cuantas lecciones que les harán reflexionar sobre qué es lo verdaderamente importante saber. Un libro que nos muestra con claridad la dicotomía vida urbana/vida rural y lo que se está perdiendo con la migración masiva a las ciudades. Muy recomendable para hacer un ejercicio de reflexión sobre a dónde vamos y de dónde venimos.  

DEL COLOR DE LA LECHE | NELL LEYSHON | Comprar libro 9788415601340

42. «Del color de la leche», de Nell Leyshon. Este libro, préstamo de Clau y recomendación de Míriam, me sorprendió mucho no tanto por lo que cuenta como por cómo lo cuenta, porque está escrito de un modo muy curioso, como si pudiera escucharse. El libro relata la historia de Mary, una niña muy sincera y directa que vive en la Inglaterra rural de 1830 y que consigue salir de la dura rutina de trabajo en el campo de su casa para trabajar como criada de la mujer del vicario. Allí aprenderá a leer y escribir (de ahí viene también la curiosa forma del relato que comentaba antes), pero también descubrirá que no es oro todo lo que reluce. No cuento nada más, solo recomiendo que lo leáis porque es un libro que engancha, ¡muy recomendable! 

43. «Al menos tienes trabajo», de Naiara Puertas. Ensayo sobre la situación laboral en España que leímos en el Club de lectura virtual de Fe de Erratas. Fue una lectura muy interesante, de la que sacamos muchas conclusiones (y la mayoría, todo sea dicho, describen un modelo laboral y vital que no nos convence) y que nos hizo replantearnos el modo en el que entendemos el trabajo, cómo está concebido en nuestra sociedad y lo que se espera de nosotros como ciudadanos, antes, durante y después de nuestra edad laboral. Vamos, que pone sobre la mesa cosas que hacen pupa y que realmente no nos gustan de cómo está montado todo este tinglado pero que no hacemos nada por cambiar. En cuanto a la parte negativa, algunos capítulos son más densos que otros, por lo que a ratos es una lectura cansada, y además nos faltó que llegara a alguna conclusión a la que poder agarrarnos en vistas a un futuro. 

44. «El invitado», de Elizabeth Day. Libro Bookish del mes de julio, de tipo ligero como las lecturas que suelen gustar en esta época. Quizás fuese por esto (que no me suelen gustar las lecturas ligeras) o quizás porque el argumento no me convenció, pero es posible que haya sido una de las peores lecturas del año. Se trata de una novela de intriga, en la que se nos presenta a un personaje estirado y pijales pero forzado, como si  todo fuera una coraza creada para poder sobrevivir en el mundo de ricachones en el que se mueve puesto que su mejor amigo es un potentado que quiere aparentar normalidad pero vive en un castillo. Vamos, que ningún personaje es que me cayese bien (Lucy, la novia del protagonista, es la más pasable, pero es difícil salvarse de la pira en esta situación). Pues resulta que Ben Fitzmaurice (el del casoplón) celebra su 40 cumpleaños e invita al protagonista y su novia, pero su relación ya no es lo que era en el College (como se nos dará a conocer en los múltiples saltos temporales del libro), y entonces sucede algo en la fiesta que hace que se presencie la policía y haya una serie de interrogatorios. No hay que ser Miss Marple para imaginar el desenlace, pero vamos, que os ahorráis la lectura viendo cualquier película policíaca de alta alcurnia.

45. «El verano en que mi madre tuvo los ojos verdes», de Tatiana Tibuleac. Otro de los préstamos de Clau que me encantó. El libro relata el último verano que Aleksy pasó con su madre, antes de que la enfermedad que la estaba consumiendo acabase con ella. Él es un personaje muy complicado, rebelde, agresivo, poco comunicativo, y la relación con su madre es muy dura, cargada de rencor y rabia. Pero en ese verano de cuenta atrás ambos buscaran el modo de llegar a un punto intermedio en el que poder convivir y, quizás, perdonarse mutuamente. La historia se sustenta en el carácter de ambos, no hace falta más, y me gustó porque no son personajes al uso, además de estar ambientado en un paisaje (emocional y físico) desconocido hasta ahora para mí. Merece la pena leerlo.

46. «La figlia oscura», de Elena Ferrante. Tercer libro de la trilogía Cronache del mal d’amore. En esta ocasión la protagonista es una profesora de literatura que decide pasar las vacaciones de verano ella sola (sus hijas están en Canadá con su exmarido) en un pueblo del sur de Italia. Estando en la playa coincide con una familia muy ruidosa, en la cual hay una chica joven y su hija, con las que acabará trabando una especie de amistad, aunque más bien sea un flotador al que agarrarse en un verano difícil anímicamente para ambas. Lo que más me gusta es cómo transmite la densidad del calor, el agobio, la angustia, la desazón de la protagonista que no parece estar a gusto de ningún modo. ¡Si es que la Ferrante escribe fetén! 😀 

Cómo ser una buena criatura – Errata naturae editores47. «Cómo ser una buena criatura», de Sy Montgomery. Regalo de Jesús, este libro cuenta en primera persona lo que han supuesto en la vida de la autora los animales que ha ido conociendo a lo largo de su historia, desde algunos tan habituales como los perros o cerdos hasta erizos o pulpos. Pero no es un libro sobre animales tal cual, sino que es un diario reflexivo sobre lo que ella ha aprendido y cómo le ayudaron en determinados momentos de su vida. Un libro delicioso (¡y estupendamente ilustrado! Además de incluir fotos de la autora con muchos de los «bichos» de los que habla) para todos aquellos que amamos a los animales y que compartimos nuestra vida con ellos. 

48. «Por las carreteras», de Sylvain Prudhomme. Libro Bookish del mes de agosto, cuenta la historia de un escritor que viaja a un pueblo para escribir, y allí se encuentra con un viejo amigo con el que solía viajar en autoestop cuando eran jóvenes, pero con el que perdió el contacto unos años atrás. Si bien la historia es sencilla y transcurre sin excesiva acción, hay algo que me llamó especialmente la atención, y es ver el reflejo de un tipo de persona que no suele aparecer de adulta en la literatura o el cine, la típica persona a la que todo el mundo considera incapaz de sentar la cabeza y a la que se critica por querer ser eternamente joven. Pues bien, me pareció que este personaje del autoestopista en su edad adulta es un fiel reflejo de cómo podría evolucionar alguien con este tipo de personalidad, y eso me gustó mucho. Para pasar un rato entretenido.

49. «El Pabellón de oro», de Yukio Mishima. Llevaba desde que volví de Japón (2018) queriendo volver a leer esta obra de Mishima puesto que visité el Kinkaku-ji durante el viaje y quería ver cómo lo describía. Pues bien, he de decir que se me quedó corto en cuanto a lo que pudo sentir el protagonista hacia el templo y que le motivó a hacer lo que hizo (quiero decir que esperaba leer más sobre lo abrumado que pudo sentirse ante tanta belleza que sobre el resto de sus motivaciones), pero aún así me gustó como análisis de un tipo de personaje complejo y su historia. Eso sí, ¡tenía recuerdo de que me gustó más la primera vez que lo leí!

50. «El sonido del caracol salvaje al comer», de Elisabeth Tova Bailey. Otro súper préstamo de Clau al que le tenía ganas desde hacía tiempo. Un poco en la línea del de Sy Montgomery, este ensayo cuenta cómo un caracol ayudó a la autora durante una enfermedad que la mantuvo en cama durante meses. En este tiempo tan solitario en el que pasaba muchísimas horas sola y en el que la costaba mucho hacer cualquier otra actividad de entretenimiento como leer o ver la tele, observar al caracol y querer saber más sobre su modo de vida la mantuvo con la mente ocupada y, en cierto modo, la salvó. Muy interesante para saber más sobre la vida de los caracoles y también para darnos cuenta de toda la vida que hay a nuestro alrededor y que conoceríamos si prestásemos atención.

51. «La cresta de Ilión», de Cristina Rivera Garza. Tenía muchas ganas de leer algún libro de la Editorial Tránsito porque me parece que tienen buena selección y estéticamente me gusta mucho, pero me parece que no di con el libro adecuado. Todo comienza una noche de lluvia, cuando una mujer llama a la puerta del protagonista y afirma conocerle desde hace tiempo. Esa misma noche, algo más tarde, llegará también a su casa su ex, enferma, y la mujer misteriosa se encargará de cuidarla, llegando a entablar una extraña amistad que desarrollará incluso un idioma propio. Me pareció un libro raro, que no acabé de entender, pero he de decir que más tarde se lo dejé a Sonia y ella sí que pudo sacarle algo más de sentido dentro de la tradición literaria mejicana…así que supongo que es cuestión de gustos.

MEJOR LA AUSENCIA | EDURNE PORTELA | Comprar libro 9788417088125

52. «Mejor la ausencia», de Edurne Portela. He tardado demasiado en leer a Edurne Portela, pero ahora que he empezado no voy a dejar de hacerlo 🙂 El libro relata la historia de Amaia, la pequeña de una familia totalmente desestructurada que vive en el País Vasco durante los años 80-90. La tensión y la violencia que hay en las calles  parece haberse metido también en las casas, donde no hay escondite posible. Me pareció un relato duro, triste, donde no hay otra posibilidad más que adaptarse si se quiere sobrevivir. Lo único que no me gustó tanto fue la última parte del libro, pero por lo demás 100% recomendable. ¡Leed a Edurne! No os arrepentiréis.

53. «Adiós fantasmas», de Nadia Terranova. Libro Bookish del mes de septiembre, también sobre tema familiar, pero en esta ocasión con la mirada adulta de la protagonista, que vuelve a casa de su madre en Sicilia muchos años después para ayudarle a recoger las que hay en la casa con idea de ponerla a la venta. Es una de esas historias donde hablan más los silencios, que nos cuentan que en esa casa siempre lo ha llenado todo la ausencia de su padre que desapareció siendo ella pequeña. Vuelta a un pasado que no parece querer cerrarse nunca, y que sujeta bien fuerte a los que han llegado al presente para que no consigan seguir adelante. Me gustó, pero sin más.

54. «Los líquidos íntimos», de Olga Novo. Segunda lectura del club Chiribitil, se trata de un poemario recopilatorio con obras de tres libros distintos de la autora. Me sorprendió lo difícil que fue encontrarlo, no estaba en bibliotecas y hubo que pedirlo a las librerías de distintas ciudades que contaban con algún ejemplar. ¡Y todo esto a pesar de que se trata de una autora bastante famosa! A pesar de que no leo mucha poesía he de decir que este poemario me gustó bastante, hay mucha imagen natural y física que es fácil comprender, y se nota que hay mucho sentimiento hondo detrás. Una buena opción para los que no leemos mucha poesía, a modo de iniciación.

55. «Distancia de rescate», de Samanta Schweblin. Tenía ganas de hincarle el diente a algún libro de esta autora, que la conocía por recomendación de la súper recomendadora Míriam, y empecé con este que tenían disponible en eBiblio. Es un libro muy cortito, de hecho me lo leí en un viaje en autobús, pero también lo terminé tan rápido porque engancha. A pesar de que la trama es sencilla (una madre y su hija van a pasar unos días a una casa de campo que les alquila una señora muy atractiva), se trasluce desde el principio cierta tensión contenida, en plan thriller, que te lleva a querer avanzar rápido para saber qué va a pasar al final. Recomendable. 

56. «El embalse 13», de Jon McGregor. Lectura para el club Fe de erratas con la que hubo un problema de expectativas. Todo esperábamos que se tratase de una novela negra y no, es una novela extraña, en la que el protagonista es sobre todo el pueblo, y a lo largo del libro lo que pasan son las estaciones y los años. ¿Hay personajes? Sí, pero tampoco es importante quiénes son individualmente, sino que más bien se trata de la evolución de todo el colectivo con el paso del tiempo. Como experimento literario no está mal, pero no tengáis ninguna expectativa con respecto a la desaparición de la chica al principio del libro, ¿vale? 

SOBRE LOS HUESOS DE LOS MUERTOS | OLGA TOKARCZUK | Comprar libro 978841663880257. «Sobre los huesos de los muertos», de Olga Tokarezuk. Tenía muchas ganas de leer este libro porque la película Spoor (basada en él) me encantó, y lo cierto es que no me defraudó. Se trata de una novela policíaca con trasfondo ecologista ambientada en un pueblo polaco, en el que de repente empiezan a asesinar a cazadores o ricos crápulas pero las únicas pistas en los lugares donde aparecen muertos son huellas de animales. La protagonista, una ingeniera jubilada, sigue siendo muy potente y el mayor acierto de la historia. La única pega es que me hubiera gustado leerlo con la mente virgen porque me imaginaba todo el rato las mismas imágenes y personajes que había visto en la película. Uno de los mejores libros del año.

58. «Casas vacías», de Brenda Navarro. Otro préstamo de eBiblio que leí por recomendación de Clau. Es un libro cortito, que habla sobre la maternidad desde dos puntos de vista: el de la madre que pierde a su hijo y el de la mujer que consigue por fin ser madre (del niño secuestrado). En ninguno de los casos se muestra la imagen idílica de la maternidad que nos suele llegar, sino que se habla más de la dependencia, el alivio, la angustia…No me apasionó, pero es una lectura amena. 

59. «La pared», de Marlen Haushofer. A este libro llegué por casualidad porque no había leído nada al respecto ni conocía a la autora. Se trata de una distopía protagonizada por una mujer que, de repente, se encuentra aislada en una casa de campo por una pared transparente que no es posible traspasar. Al otro lado de la misma ve cómo la gente ha muerto, mientras que en su fortaleza de cristal todo parece seguir su curso normal, de modo que tendrá que aprender a sobrevivir con los medios que la naturaleza le ofrece. Me gustó mucho, aunque al final se hace un poco repetitivo.

60. «Almendra», de Won-Pyung Sohn. Regalo de Gabriela por mi cumple, me llamó mucha la atención por la temática y la estética del libro. El protagonista es un niño cuyas amígdalas tienen un tamaño más pequeño que el de una almendra, por lo que es incapaz de sentir nada. Enseñado a fingir emociones por su padre y su abuela con el fin de que pueda adaptarse a la vida social, el libro narra cómo se enfrenta al mundo una persona así y cómo interpretan otros su actitud. ¡Muy interesante!

EL INFINITO EN UN JUNCO: LA INVENCION DE LOS LIBROS DEL MUNDO ANTIGUO | IRENE VALLEJO | Comprar libro 978841786079061. «El infinito en un junco», de Irene Vallejo. Hablar de este ensayo ahora parece hasta innecesario, pero cuando mi madre me lo regaló en el mes de julio por mi cumple yo ni sabía de su existencia. Y así me embarqué en él, sin ningún tipo de expectativa, y quizás por eso pude viajar por la historia del libro sin defensas, dejándome llevar por las historias de Irene Vallejo, tan bien documentadas pero sobre todo tan estupendamente narradas. Eso sí, es un libro para leer de a poquitos, que los viajes en el tiempo, cuanto más lejos, marean y, además, se disfrutan menos si te sumerges en ellos de una tacada. Otro de los mejores libros del año, sin duda 🙂 

62. «La Habana en un espejo», de Alma Guillermoprieto. Me leí este libro con Sonia para probar el club de lectura de la Casa de México, que de entrada nos pareció una curiosa elección por su parte porque, aunque la autora es mejicana, está ambientado en Cuba. Luego supimos que formaba parte de un ciclo de crónicas periodísticas escritas por mujeres mejicanas y ahí sí que entraba, sin duda. El libro relata las vivencias de la autora a sus veinte años, cuando fue contratada para trabajar enseñando ballet en la Escuela Nacional de Danza en La Habana. Su punto de vista, algo infantil e idealista, hace de contrapunto al momento en el que se encontraba el país entonces, en medio del bloqueo de EE.UU. a Cuba. Su forma de contar tiene sus puntos a favor (es directo, emocional, se deja sorprender) y sus puntos en contra (poco profundo, desinformado, demasiado centrado en sí misma), y por otra parte tiene muchos altibajos, pero a Sonia y a mí nos gustó más tras el análisis que se hizo en la sesión del club. Tiene donde rascar, y es otra perspectiva sobre Cuba.

63. «El jardín de Babilonia», de Bernard Charbonneau. Me leí este ensayo para el club de lectura de Chiribitil, pero no se pudo hacer el debate en su día y al final no se llegó a comentar. Una lástima porque hay mucho tema para debatir que además se ha puesto más en boga por el covid-19 y el confinamiento. El autor hace un análisis de la evolución que ha sufrido la sociedad francesa (extrapolable a otras sociedades desarrolladas) en el último siglo, y cómo se ha pasado de convivir armónicamente con la naturaleza a explotarla al máximo y utilizarla como lugar de ocio y/o motivo de protección. El cambio del modo de pensar, necesidades y costumbres que consideramos nos hacen más evolucionados que el resto de especies nos han llevado a alejarnos aún más de lo natural, lo cual es todo un campo sobre el que reflexionar. ¿Hacia dónde nos dirigimos como sociedades? ¿Hay vuelta atrás? 

64. «Por mi, por ti, por todos», de Mónica Crespo. Como la editorial Libros del K.O. me gusta mucho, me animé con este pequeño ensayo sobre fútbol de su colección Hooligans, con idea de recordar los viejos tiempos en que practicaba este deporte y era forofa del Madrid. Y sí, aunque la autora era seguidora del Atleti, vi muchas emociones comunes y pude recordar otros tiempos en los que disfrutaba viendo un partido, sin pensar en todo lo que conlleva el fútbol como espectáculo. Una pena el ya no ser capaz de hacer esa separación, aunque de vez en cuando me sigue gustando jugar o ir a ver un partido de fútbol, pero a pequeña escala, de esos en los que no hay dinero de por medio y se puede sentir realmente la pasión de la gente. Gracias por devolverme esos recuerdos, Mónica 🙂 

65. «Los chicos de la Nickel», de Colson Whitehead. Otro de los libros Bookish, aunque este me lo dejó mi suegro porque yo tuve que cancelar mi suscripción por exceso de libros pendientes (sigh). Premiado con el Pulitzer, el libro narra la historia de Elwood Curtis, un chaval afroamericano de futuro prometedor que ve sus sueños truncados por estar en el momento y lugar equivocados. Debido a esto acabará en un reformatorio, la Nickel, donde vivirá torturas y vejaciones junto al resto de chavales que han acabado allí por muy distintos motivos. Lo tremendo del libro es que está basado en hechos reales, y hace unos pocos años, tiempo después de que dejase de funcionar el centro, se encontraron los cadáveres de 80 jóvenes que murieron allí. Un libro interesante, aunque quizás por la expectativa me gustó menos de lo que esperaba.

66. «Los amigos», de Kazumi Yumoto. El perfil en Instagram de Fundación Japón recomendaba este libro por el Día del respeto a los ancianos y me pareció que tenía buena pinta. Trata de tres amigos que, movidos por la curiosidad hacia la muerte, empiezan a espiar a un anciano que supuestamente va a morir pronto. El señor, por supuesto, acabará dándose cuenta de que le vigilan a diario, así que aprovechará la oportunidad para encasquetarles tareas de casa, como limpiar el jardín o tender la colada, y, como era de esperar, se hacen amigos. Me pareció una historia muy divertida y tierna, y además me sirvió para conocer a una nueva autora japonesa 🙂 

Nuestra parte de noche - Enriquez, Mariana - 978-84-339-9885-9 - Editorial Anagrama67. «Nuestra parte de noche», de Mariana Enríquez. Uno de los libros de los que más se ha hablado este año, con muy buenas críticas (también de voces de las que me fío más, como Míriam) y al que me costaba hincarle el diente por su extensión, pero finalmente me llegó el turno de la reserva que había hecho en eBiblio y me decidí a ponerme a ello. Y he de decir que me sorprendió mucho, no sé si es un libro que habría escogido por su temática (terror, oscurantismo) aunque sí que me atrae, pero lo mejor de todo es cómo está escrito. Dividido en cuatro partes principales (con algunos altibajos, pero sin perder en ningún momento la intriga), con distintas personas de la misma familia como narradoras de los hechos en cada una, la historia gira en torno a una secta de ricachones que quieren contactar con la oscuridad y para ello necesitan a un médium, una persona que sirva de puente entre ambos mundos. Y no cuento mucho más, pero hay mucho momento escabroso y terrorífico, otros que recuerdan a Stephen King, también partes que hablan sobre la familia y las relaciones…¡Pero que muy recomendable!

68. «La vegetariana», de Han Kang. Le tenía muchas ganas a este libro desde que salió, pero hasta que no me lo dejó Sonia no me puse con él, y lo cierto es que lo devoré en cuestión de dos o tres días. La protagonista, que lleva una vida de lo más anodina, tiene un sueño una noche que le lleva a tirar toda la carne que hay en su casa, para susto y disgusto de su marido. Desde ese día deja de comer carne, y además se produce un cambio en ella, pasa a un estado como de ensimismamiento que saca de quicio a su marido y su familia. Lo que más me gustó es que en ningún momento nos narran la historia desde el punto de vista de ella, sino que lo hacen desde el de su marido y el cuñado, como si realmente ella no existiera, como si hubiera estado en estado vegetal desde el comienzo, lo cual es claramente intencional y hace referencia al papel que asumen muchas mujeres al casarse. Aunque extraño, lo recomiendo.

69. «Heida: una pastora en el fin del mundo», de Steinunn Sigurdardóttir. Regalo de Clau por mi cumpleaños, se trata de un ensayo sobre una famosa pastora islandesa (que también fue modelo y policía, y es también política y guía, ¡OMG!). Escrito a modo de diario de pensamiento, con ideas extraídas de diversas entrevistas realizadas por la autora a Steinunn, conocemos más sobre este personaje de personalidad y energía tan arrolladora, cómo es su trabajo y qué tipo de vida lleva en Islandia. Me gustó leer sobre ello porque es una persona real, de edad parecida a la mía y cuyo pensamiento puede ser parecido en parte, pero que lleva una vida totalmente distinta a la mía. Lo único que no me convenció del todo es cómo está escrito, porque es algo reiterativo y cansa un poco que sea un estilo tan directo.    

It (Super bestseller): Amazon.es: King, Stephen, Dobner, T.: Libros en idiomas extranjeros70. «It», de Stephen King. Leído por recomendación de Hugo, su lectura me ha llevado meses, y no solo por su extensión (¿1200 páginas? ¿En serio hacía falta?), sino también porque lo empecé en el libro electrónico (precisamente por lo gordo que era) y ya tengo comprobado que me cuesta muchísimo más engancharme y que me apetezca leer en este formato, así que al final lo acabé cogiendo en la biblioteca. Además fui víctima de una persecución lectora, Jesús no paraba de decirme que qué tal llevaba el libro cuando no estaba ni leyéndolo, y tuve que darme prisa para terminarlo antes de que se acabara el año y resarcirme, jeje. El que sea un libro tan extenso hace que el autor pueda explayarse en cada personaje y lugar, de modo que te parece realmente que les conoces y puedes ver dónde viven (aunque esto también estaba algo contaminado porque el año pasado vi las pelis). Y, aunque las películas me gustaron (más la versión antigua), es cierto que lo que transmite el libro es muy distinto. It no es un payaso, esa es solo una representación del mal que habita en el ser humano y del miedo que podemos sentir cada uno de nosotros, y en ese sentido el libro es todo un acierto. Solo le pongo una pega: la dichosa escena que no acabo de entender y que, para mi gusto, sobra y hace que la historia haga aguas (y un poco también el autor).

71. «La casa del álamo», de Kazumi Yumoto. Como me había gustado mucho el de Los amigos, decidí leer otro libro de la misma autora. En esta ocasión la historia la protagoniza una chica que vuelve a la casa del álamo (llamada así por el árbol que tiene enfrente) donde vivió durante tres años con su madre cuando era pequeña debido a la muerte de la casera, con la que había entablado una relación de amistad bastante peculiar. Me recordó al otro libro, por eso de las relaciones entre personas en etapas muy distintas de la vida, y también me pareció una historia tierna y acogedora, de esas que claramente podrías ver en una peli japonesa.

72. «Almáciga», de María Sánchez. El nuevo libro de María Sánchez es un «vivero de palabras de nuestro medio rural», como bien se indica en la portada. Pero no se trata de un diccionario o un glosario al uso (término-definición), sino que, en modo poético, se van deshilvanando los términos que componen el mismo, como si de un ovillo se tratase, y según avanzamos en el texto (que trasluce el amor que siente la autora por el medio rural) vamos conociendo cómo se llama en cada lugar de la geografía española a cada cosa, lo cual me recordó mucho al señor Cayo de Delibes, que sabía nombrar todas las cosas necesarias con esos términos que ya no se enseñan porque parece que en las ciudades no se les diera importancia. Un libro necesario, que además cuenta con unas ilustraciones preciosas y que pretende ser un proyecto que no pare de crecer.

73. «Pedro Páramo», de Juan Rulfo. Uno de esos clásicos que tenía pendientes, de los típicos que aparecen siempre en las listas de mejores novelas en español o hispanoamericanas y que no he leído hasta que salió en una conversación y Sonia me lo dejó. La historia es simple en apariencia, un hombre acude a un pueblo donde no hay prácticamente nada ni nadie a reclamar a su padre Pedro Páramo lo que no les dio a él y a su madre. Esta historia se entremezcla con las vivencias de su padre, contadas en distintos tiempos y entremezcladas con los encuentros del protagonista en Comala con personas que parecen estar muertas. Fue una lectura entretenida, pero no le saqué el jugo realmente, creo que es una novela para analizar como hacíamos en el instituto (a mi que me la expliquen, vamos 🙄 ).

Isolina: La mujer descuartizada: 11 (Narrativa): Amazon.es: Maraini, Dacia, Bonet, Paula, Bonet, Paula, Olcoz, Raquel: Libros

74. «Cuentos de lluvia de primavera», de Ueda Akinari. Compilación de relatos de otro autor japonés al que aún no había leído (pero que Míriam me había recomendado, aunque me habló de otro libro suyo, el de «Cuentos de lluvia y de luna»). Son relatos de muy distinto tipo: históricos, satíricos, idealistas, espirituales, sobre picaresca…, y se nota que están escritos hace más de 200 años, pero aún así no se hacen pesados. Eso sí, para mi gusto son algo desiguales en cuanto a interés, algunos me parecieron mucho más completos y emocionantes que otros.

75. «Isolina. La mujer descuartizada», de Dacia Maraini. Crónica de un asesinato acaecido en Verona en 1900, año en el que una mujer apareció descuartizada en el río llevando un feto en su vientre. La autora, años más tarde, relata el suceso a través de los documentos que ha encontrado al respecto (artículos de periódico, entrevistas), dividiendo la historia en exposición de los hechos, búsqueda de información sobre Isolina en la actualidad, proceso del juicio y sentencia. El sospechoso principal era un militar y por ello se trató de desviar la atención hacia otras cuestiones, como el tipo de mujer que era Isolina. Lo más intrigante es que una amiga de ella, que estuvo presente en la supuesta noche de su asesinato, murió envenenada antes del juicio. Un relato intrigante el de Dacia.

 

La Curiosa Librería | pastel-de-luna

Además, durante este último semestre, también he leído mucho manga y novelas gráficas interesantes, como son «El viaje» de Agustina Guerrero (Japón visto a través de otros ojos y momentos vitales, pero siempre Japón), «Don’t like this» de Kaori Tsurutani (la historia de una chica tímida que descubre que le gusta pescar, jeje), «La curiosa librería» de Shinsuke Yoshitake (PRECIOSO), «Los gatos del Louvre» de Taiyo Matsumoto (una obra de arte, brutal visualmente y con gatos como protagonistas, ¿qué más se puede pedir) :-P), «Un noruego en el Camino de Santiago» de Jason (con anécdotas muy reconocibles por todos aquellos que hemos hecho el Camino), «Un mundo maravilloso» y «El fin del mundo y antes del amanecer» de Inio Asano (ambos de historias cortas sobre la sencillez y complejidad de la vida, no son de lo mejor de él a mi modo de ver pero no están mal), «Cassandra Drake» de Posy Simmonds (una señora antipática y una historia de misterio, ¡mola!), «Esto no está bien» de Irene Márquez (súper políticamente incorrecto y bastante grotesco, pero algunas viñetas son muy buenas), «Siempre tendremos 20 años» de Jaime Martin (biografía del autor, nacido en los 70 en Barcelona, muy recomendable), «Garoden» de Jiro Taniguchi y Baku Yumemakura (si es de Taniguchi siempre es bien), «No te vayas sin mí» de Rosemary Valero-O’Connell (tres historias cortas de corte ciencia ficción y con un dibujo chulísimo), «Batman: Caballero blanco» de Sean Murphy y Matt Hollingsworth (una trama interesantísima de la que podrían sacar partido muchos políticos…) y «Regreso al Edén» de Paco Roca (al que le pasa como a Taniguchi, que parece que han sido bendecidos con el don de crear historias que visual y argumentalmente te llegan muy dentro). Me gustaron algo menos «Shhh» de Magnhild Winsnes (esperaba más…pero puede ser interesante para adolescentes), «Credo: Rose Wilder Lane, la feminista libertaria» de Peter Bagge (otro volumen del autor sobre historias de mujeres importantes en la historia feminista, pero con menos sustancia que los anteriores) y «La librera calavera Honda-san» de Honda (me estresó un poco el nivel de trabajo que tienen las librerías de manga en Japón O_O).

Además terminé de leer «Ulna en su torreta» (5 vol.) de Izu Toru (una historia interesante y el dibujo una pasada), «Paper girls» (30 vol.) de V. Vaughan (una mezcla del juego de Paper boy con Stranger things, muy guay) y «Our little sister» (9 vol.) de Akimi Yoshida (leída en italiano porque aquí aún no se ha editado, en este manga se basó la peli de Koreeda que lleva el mismo nombre y que me encantó).

Además he seguido con mis suscripciones habituales a las revistas Ballena Blanca (revista de periodismo ambiental) y Salvaje (la revista que quiere sacarte al campo), que mantienen el nivelazo en reportajes y artículos, y, para probar, me he suscrito a Eikyo, revista de influencias japonesas.

¡Hasta próximas lecturas! 🙂

agosto 28

Mis lecturas del año 2020 (1/2)

Puesto que este año está siendo raro de por sí, he decidido cambiar un poco mi hábito de post lector y publicar la primera parte ahora, incluyendo mis lecturas de enero a junio, y dejar el resto para una segunda parte que publicaré a fin de año. ¡A ver si así no se os hace bola! Jeje.  

Lluvia fina - Luis Landero | Planeta de Libros

1.»Lluvia fina», de Luis Landero. El año empieza con una lectura inmejorable, recomendación de mi madre. No había leído nada de este autor, pero la temática familiar me atrae, y sin duda uno de sus grandes aciertos es la perspectiva que adopta para contar la historia de una familia, que es la de una oyente «imparcial» a la que cada uno de los miembros de la familia la hace partícipe de sus desvelos y rencillas personales. Ese punto de vista hace que el lector no termine de creerse a ninguno de los personajes, puesto que sus declaraciones se contradicen con las del resto de personas que han vivido los mismos hechos. Una lectura muy recomendable. 

2. «Máquinas como yo», de Ian McEwan. Elegido como lectura para un club de corta duración, no me convenció en absoluto (y a prácticamente nadie, de hecho suspendió). El libro relata la historia de Charlie Friend, un personaje sin oficio ni beneficio que va de listo y que de casualidad consigue el suficiente capital como para comprar un Adan, un prototipo de inteligencia artificial al que hay que preprogramar, y no se le ocurre otra cosa que hacer dicha tarea a medias con su amante, de la que no sabe demasiado. Total, que al final se monta un triángulo amoroso que termina por poner en duda la propia humanidad de Charlie. La cuestión es que, si bien la idea original tiene mucho potencial, es como si quisiera tirar por tierra cualquier atisbo de debate ético que pueda surgir, y al final terminas odiando a todos los personajes y pidiendo por favor que se termine ya ese suplicio.   

3. «La herencia», de Vigdis Hjorth. Préstamo de mi amiga y gran recomendadora literaria Sonia. Se trata de otra novela familiar, en este caso ambientada en Noruega, que navega entre la realidad y la ficción. Con motivo de una herencia familiar, comienzan a destaparse antiguas rencillas y odios de raíz profunda y difícilmente superables. Una novela cruda que, a diferencia de Lluvia fina, está protagonizado por una de las hijas que, además, ha sido realmente víctima, pero al estar narrado desde su punto de vista se trata de una narración más subjetiva, que no trata de ser imparcial sino que busca la curación de sus traumas en el reconocimiento de los hechos por parte de sus hermanos y su madre. Muy recomendable.

Mis últimos 10 minutos y 38 segundos en este extraño mundo - Babelio

4. «Mis últimos 10 minutos y 38 segundos en este extraño mundo», de Elif Shafak. Lectura Bookish del mes de enero, tiene por título el tiempo que dura activo el cerebro al morir; y así empieza el libro, con la muerte de su protagonista, una prostituta de Estambul llamada Tequila Leila. Y será en este tiempo en el que rememore su vida y a las personas que le han marcado en ella, los cinco amigos que además tratarán de hacer justicia tras su muerte. Es una historia bastante dura, de la que trasluce una crítica no solo al papel de la mujer en Turquía sino también al trato que se hace a cualquier persona diferente, pero todo ello lo hace con sentido del humor y ternura, por lo que no se hace complicada su lectura. Una lectura interesante, sin duda.

5. «Intemperie», de Jesús Carrasco. Lectura para el club de las bibliotecas de la Comunidad de Madrid. Ambientado en una España desértica y algo desoladora, el libro relata la huida de un niño de la aldea donde vive con sus padres, que se encuentra subyugada bajo las órdenes de un cruel y desagradable alguacil. En su escapada se topará con un cabrero nómada que, a pesar de la reticencia inicial de ambos, le ayudará en su camino, ofreciéndole algo más que comida y agua. Un libro fácil de leer y muy visual, que ha tenido versión cinematográfica (bastante bien adaptada, aunque Luis Tosar difícilmente parezca un viejo decrépito) y en cómic (muy recomendable también). 

6. «Las 104 palabras más hermosas de la Naturaleza», de Mónica Fernández-Aceytuno. Escrito a modo de diccionario de palabras en su mayoría ya de escaso uso, el libro recopila textos de su autora en los que a través de sus vivencias transmite el amor que siente por la naturaleza, y que nace de su observación y disfrute. Mejor para leerlo tranquilamente, degustando cada palabra y cada texto como si fuera un libro de relatos o una recopilación de artículos que es mejor leer espaciadamente.

CIRCE | MADELINE MILLER | Comprar libro 9788491814122

7. «Circe», de Madeline Miller. Otra lectura para el club efímero a cuyo debate conjunto no pude asistir, lo cual me dio mucha pena porque ha sido otra de las mejores lecturas del año. Si bien siempre me cuesta un poco la novela de tipo histórico, me gustó mucho volver a encontrarme con la mitología griega. Además es un libro que engancha desde la primera página por la historia de su protagonista, la ninfa Circe, más próxima a los humanos que a los dioses y considerada una bruja por sus conocimientos herbáceos, motivo que la llevará a ser desterrada a una isla donde años después llegará Ulises, pero entre medias tendrá encuentros con Hermes, Ícaro, Helios…De vez en cuando gusta eso de volver al imaginario mitológico y de los libros de aventuras, en los que todo parece posible.

8. «Son de mar», de Manuel Vicent. Otra lectura del club de las bibliotecas de la Comunidad de Madrid, que de entrada me hizo ilusión porque recordé que la película en su momento llamó mi atención, pero es de esas historias que con el paso del tiempo se han alejado tanto de quién eres cuando las ves/lees que el recuerdo cambia completamente. Vamos, que no me gustó nada el libro, pero es que luego vi la peli y fue casi peor, ¡qué horror! Lo siento por Vicent y Bigas Luna, pero conmigo que no cuenten más.

9. «Mi marido es de otra especie», de Yukiko Motoya. Me decidí a leer este libro por ser de una autora japonesa de la que no había leído nada todavía y porque me llamó la atención el título, que da nombre al relato principal del libro (que incluye otros tres relatos más). En las cuatro historias hay un elemento común: la insatisfacción de las protagonistas, mujeres anuladas por el papel que les toca representar en la sociedad japonesa, el de amas de casa que han dejado de trabajar para formar una familia y que tienen relaciones (por llamarlas de algún modo, porque no hay prácticamente interacción en las parejas) descorazonadoras. Además cuenta en sus relatos con un elemento extraño, un acontecimiento algo irreal que provoca la catarsis de los personajes, una característica común a otros autores japoneses. En resumen, se trata de un libro interesante, que se lee con facilidad, pero que no ha llegado a engancharme como otros autores japoneses.

10. «Brooklyn follies», de Paul Auster. Última lectura del club de las bibliotecas de la Comunidad de Madrid cuyo debate se vio mermado por tener lugar en la semana preconfinamiento. Hacía mucho tiempo que no leía nada del autor y me gustó reencontrarme con él, escribe muy bien y sus historias suelen ser entretenidas. En este libro nos ponemos en la piel de Nathan Glass, un hombre de 60 años que busca un lugar donde morir después de recuperarse de un cáncer de pulmón. Decide volver a Brooklyn, donde se reencuentra con su sobrino y hace nuevos amigos que le acompañaran en esa nueva etapa de su vida. Recomendable como lectura entretenida y amena.

11. «Personajes desesperados», de Paula Fox. Bookish del mes de febrero, relata la historia de un matrimonio neoyorquino de clase media/alta sin hijos. Asentados en una vida aparentemente tranquila (por no decir aburrida), todo parece removerse entre ellos cuando la protagonista es mordida por un gato callejero. Vamos, que ese incidente sirve para que ella empiece a recordar su vida, se plantee lo que siente por su marido, etc. No me convenció demasiado la historia, me parece que le falta algo.

12. «Historias de Nueva York», de O’Henry. En mi preparación para un viaje a Nueva York que no llegó a ser decidí leer este conjunto de relatos de O’Henry, uno de los escritores expertos en este género. Ambientado en 1900, los relatos son más una muestra de la vida de la época y sus personajes que historias de la propia ciudad, con lo que se aleja un poco del fin por el que lo seleccioné en un principio, y si bien algunos relatos están bien, me costó bastante hacerme con la lectura, quizás por cómo está escrito.   

LA NATURALEZA DEL SILENCIO: NUEVE MESES ENTRE CIEN HABITANTES ...

13. «La naturaleza del silencio», de Suso Mourelo. El primer libro que leí una vez confinados y que me hizo viajar mentalmente a lugares olvidados de la geografía española (Aragüés del Puerto en el Pirineo oscense, El Centenillo en Sierra Morena, Higuera de Albalat en Cáceres y Audanzas del Valle en el Páramo Leonés), localidades elegidas por el autor para vivir durante unos meses. Gentes y paisajes distintos, meteorología y estados de ánimo variables, conversaciones y reflexiones personales del autor detalladas desde la sensibilidad de un alma viajera acostumbrada a observar y escuchar. Toda una delicia que se ha convertido en uno de los mejores libros del año (y de mi estantería).

14. «La biblioteca en llamas», de Susan Orlean. Libro Bookish del año anterior que me dejó mi suegro en préstamo, es una lectura imprescindible para los amantes de las bibliotecas. Centrándose en el incendio que asoló la biblioteca pública central de Los Ángeles en el año 1986, la autora habla sobre el papel fundamental que ejercen las bibliotecas (sobre todo en EE.UU., que tienen mucha mejor consideración que aquí), los distintos roles de sus trabajadores, el valor de los documentos que contiene, gentes que las visitan y habitan en ellas…Un libro precioso y muy bien documentado que merece la pena leer.

15. «Los libros de Terramar II: Las tumbas de Atuan», de Úrsula K. Le Guin. Préstamo de Miriam, una de mis recomendadoras de referencia, me sirvió para conocer a Le Guin en su versión más juvenil y fantástica. Aunque se trata del segundo libro de la Saga de Terramar, no es necesario haber leído el anterior para seguir la historia. En este volumen la protagonista es una sacerdotisa joven, Artha, que vive por y para su aprendizaje, pero al conocer a Gavilán deberá decidir si vive toda la vida aislada (tal y como hacen el resto de sacerdotisas) o si escapa para conocer el mundo con sus propios ojos. Un libro entretenido de aventuras.  

16. «Memoria de la nieve», de Julio Llamazares. Un libro poético que lleva el frío y la naturaleza hasta el lector, y además lo hace acompañado de las ilustraciones de Adolfo Serra (en la última edición que sacó Nórdica), lo que lo convierte en una lectura fácil y ligera.

17. «Lo raro es vivir», de Carmen Martín Gaite. Tras toparme con un editorial que reflexionaba sobre el confinamiento por el COVID-19 que utilizaba la frase que da título al libro, me decidí a leerlo. ¡Y es que siempre mola leer a esta autora porque nunca defrauda!  En este libro cuenta la historia de una treintañera que se encuentra en un punto muerto vital, y no será hasta que viaje a Madrid (a una ciudad curiosa, vacía por ser verano) tras la muerte de su madre para reencontrarse con el piso familiar que consiga dar un paso hacia delante que le permita cerrar con el pasado. Muy recomendable.

Taberna libraria: La lluvia amarilla - Julio Llamazares

18. «Laudatio Naturae», de Joaquín Araujo. Desde hacía tiempo tenía ganas de leer algo de este autor porque me gustan mucho los contenidos que comparte por Twitter y, además, mucha de la gente que sigo le tiene como referente en el ámbito del medio ambiente. Este libro es un recopilatorio de historias o vivencias relacionadas con la Naturaleza (está dividido por temáticas: los árboles, el agua, etc.), y a cada texto del autor le acompaña una reflexión de otros autores (como Julio Llamazares, María Sánchez o Antonio Muñoz Molina). En definitiva, un libro precioso para sentir la naturaleza en cada párrafo.

19. «La lluvia amarilla», de Julio Llamazares. El texto más famoso de Julio Llamazares es breve pero contundente, lo empiezas sintiendo un final que ya está escrito, lo recorres sintiendo la pérdida y el abandono, y lo terminas con la triste sensación de que no es un relato ficticio. El abandono de los pueblos y sus gentes es ya un hecho, y no es gratuito: con las muertes de los pueblos y sus gentes se va un importante patrimonio vital. Muy recomendable.

20. «Boulder», de Eva Baltasar. Libro Bookish del mes de abril que leí como un suspiro. Me sorprendió muy gratamente el modo de escribir de la autora, como si cada párrafo fuera una estrofa de un largo poema, pero a la vez utilizando un lenguaje algo despoetizado. Boulder cuenta la historia de una mujer acostumbrada a vivir de un modo nómada (trabajaba en un carguero) que decide asentarse en Reykjavik por amor. Me gustó sobre todo la reflexión que hace sobre la maternidad desde el punto de vista de la no-madre, porque es algo sobre lo que he pensado alguna vez pero aun no lo había visto representado tan claramente como en este libro. Una lectura entretenida.  

21. «¡Arre Moisés!», de Eduardo Valdivia. Vergüenza me daba tener este libro en mi estantería desde hacía lo menos tres años, sobre todo porque me lo había prestado una compañera de italiano y no me gusta quedarme tanto tiempo con libros ajenos, pero se me juntaba que era gordo y que no me llamaba excesivamente la atención y bueno, ha tenido que llegar un confinamiento para desempolvarlo y darle una oportunidad. Un cura es apresado durante la Guerra Civil y, para eludir la pena de muerte, empieza a relatar las andanzas del batallón de San Martiniano, que no es otra cosa que un grupo de tullidos (el que no es cojo es manco, y el que no tartamudo) que no paran de liarla, pero que como acaban en pleno frente piensan que su papel en la guerra iba a ser clave. Un esperpento, vamos. No está mal, a ratos te ríes bastante, aunque creo que el tono humorístico no va demasiado conmigo.

A corazón abierto - Elvira Lindo | Planeta de Libros

22. «A corazón abierto», de Elvira Lindo. El último libro de la autora, que salió a la venta en marzo de este año y lo pude comprar justo a tiempo antes del cierre en mi librería de referencia. No sé si ya lo había dicho, pero siempre es un placer leer a Elvira Lindo, es como si estuvieras sentada con ella en un café y te estuviera contando todas las historias en ese momento, y con este libro pasa aún más porque habla sobre su propia vida, haciendo reflexión tras la muerte de su padre sobre sus recuerdos, sus múltiples hogares y personas que han influido de un modo u otro en su vida…es decir, un relato muy personal. Merece la pena leerlo, sin duda.

 23. «Pippi Calzaslargas», de Astrid Lingren. Conjunto de relatos con las andanzas de la famosa Pippi, a cada cual más alocada. Una lectura amena y divertida, para hacerla «de a pocos», que a los de nuestra generación nos traerá muchos recuerdos de la serie de televisión (viendo el texto original y por lo que recuerdo de la serie, estaba bastante lograda).

24. «La sustancia del mal», de Luca D’Andrea. Esta lectura la hice de modo simultáneo con mi amiga Ana y nos fue pasando más o menos lo mismo según avanzábamos: que el protagonista nos iba pareciendo cada vez más insoportable. Que oye, quizás la intención del autor era presentar a un personaje imbécil y prepotente, pero como lectora esto provocó que todo lo que iba pasando me pareciese mal. Eso sí, está muy guay la ambientación en la zona de los Dolomitas (Italia) y bueno, se lee más o menos rápido, pero hasta aquí llega mi valoración positiva al respecto. 

25. «Vida líquida», de Zygmund Bauman. Primera lectura de Fe de erratas, el club creado tras la disolución del que comentaba en «Máquinas como yo». Empezamos con un ensayo durillo, en parte porque parece que estuviese escrito a retazos, pero también porque algunos temas que trata son algo abstractos y requieren una lectura muy atenta. Pero en líneas generales me gustó, sobre todo porque describe a la perfección algunos de los males de nuestra sociedad, como es el consumismo exacerbado que lleva a la insatisfacción permanente, cada vez que conseguimos algo aparece algo supuestamente mejor que anula nuestro logro, y todo ello nos anestesia y nos lleva a la incapacidad de tomar decisiones. La vida líquida, vamos. Una lectura interesante para reflexionar sobre nuestra sociedad.

26. «El adversario», de Emmanuel Carrére. Este libro salió a colación en la sesión sobre «A sangre fría» del Club de lectura de las bibliotecas de la Comunidad de Madrid, y como además había visto hacía tiempo la película «La vida de nadie» (que se basa en esta historia) me animé a pedírselo a Sonia y leerlo. El libro cuenta la historia real de un hombre que asesina a su mujer, sus dos hijos y sus padres cuando ve que las mentiras sobre las que ha construido toda su existencia peligran. Porque ni trabajaba para la OMS, ni se había sacado la carrera de Medicina, y todo el dinero lo sacaba de la gente de su alrededor, a los que supuestamente les ayudaba con sus inversiones. Carrére se basó en la correspondencia que estableció con él mientras estuvo en la cárcel, y hoy me ha sorprendido ver que Romand salió de la cárcel el año pasado.

27. «L’amore molesto», de Elena Ferrante. Primer libro de la trilogía «Cronache del mal d’amore», germen de muchas de las cuestiones que aborda la tetralogía de La amiga estupenda. Este primer libro relata la historia de Delia, una mujer de unos cuarenta años que vuelve a su Nápoles natal tras la muerte de su madre, y, como suele pasar en muchos libros, el viaje no solo será físico sino también interior. La ciudad le devuelve las mismas sensaciones que sus recuerdos (opresivos, violentos, sucios), y Ferrante tiene mucho arte en eso de hacer tangibles esas sensaciones tan feas. Sobre todo cuando te das cuenta de que no puedes huir de tu pasado ni de quién eres. Una lectura recomendable (aunque quizás sea el libro que menos me ha gustado de los tres que componen esta trilogía).

28. «I giorni dell’abbandono», de Elena Ferrante. Segundo libro de la trilogía (que es tal por el concepto de desamor, no porque tenga como protagonistas a los mismos personajes), este fue el que más me gustó de los tres.  Se trata de la historia de una mujer abandonada por su marido, que desaparece de un día para otro (para irse con otra mujer, como sabrá más adelante) y le deja al cargo de sus dos hijos, y lo que más me llamó la atención es la representación de las distintas etapas por las que pasa la protagonista tras su marcha: negación, duelo, odio…Me pareció una historia muy dura, y por ello mismo 100% creíble. Muy recomendable para regodearse en la mierda (jeje).

29. «La glándula de Ícaro», de Anna Starobinets. Conjunto de relatos de ciencia ficción de una autora rusa creo que poco conocida en España pero, por lo visto, muy famosa en su país de origen y en el mundillo de la ciencia ficción en general. Todos los cuentos tienen algo en común: representan posibles situaciones reales en las que hay un elemento que distorsiona esa realidad, generando en los personajes (y en el lector) una sensación de desasosiego y, en cierto modo, miedo a la imprevisibilidad de lo desconocido. Muy recomendable para los amantes de la ciencia ficción.

30. «Permafrost», de Eva Baltasar. Como me había gustado Boulder decidí leerme el primer libro de la supuesta trilogía que conforman estos dos (junto a un tercero que está por salir), y si bien volvió a gustarme mucho el modo de escribir de la autora, la historia me convenció algo menos, quizás por centrarse mucho en la perspectiva subjetiva de la protagonista, que es de una psicología compleja, de ese tipo que está en el límite entre considerarse la mejor y al mismo tiempo tener la autoestima por los suelos. Una lectura peculiar. 

31. «Territorio de luz», de Yuko Tsushima. Bookish del mes de mayo, también me descubrió a una autora japonesa desconocida para mí (pero bastante famosa en su país natal, sobre todo por ser la hija del escritor Osamu Dazai). La historia, de carácter intimista, se centra en una madre que, tras separarse de su marido, debe hacerse cargo de su hija de dos años, y para ello busca un lugar donde puedan estar a gusto dentro de la inmensidad de Tokio, que ilumine las sombras de su vida. Así, el espacio en el que viven se convierte en un personaje más del libro, y está tan bien definido que es posible imaginarse allí, sentir la luz entrando por las ventanas y observar el cielo nocturno desde la azotea. Una lectura muy sensitiva. 

32. «Farándula», de Marta Sanz. Segundo libro del club de lectura Fe de Erratas. Llevaba tiempo queriendo leer algo de esta autora porque siempre había oído maravillas de ella, y es cierto que tiene un modo de escribir bastante particular, rápido pero a la vez descriptivo, pero creo que es lo único que me convenció del libro, la verdad. La historia tiene varios protagonistas del mundo de la farándula, viejas glorias (olvidadas unas, no del todo otras), actrices y actores de éxito, personajes de su entorno…y sabemos de ellas a través de una narradora implícita que desgrana las luces y sombras del mundo del teatro y la televisión (farándula en general) sin pudor alguno. Así escrito no suena mal, pero es que la lectura no me atrapó absolutamente nada, quizás porque odié a todos y cada uno de los personajes.  

33. «Las invisibles: ¿por qué el Museo del Prado ignora a las mujeres?», de Peio H. Riaño. Regalo de mi amiga Claudia por el Día del libro, es un ensayo de su editorial de referencia (Capitán Swing) sobre la mujer como artista creadora, pero también como musa y como concepto en el Museo del Prado. No se trata solo del número de autoras cuyos cuadros se exponen en el museo, sino también de la historia que nos cuentan los cuadros que se encuentran expuestos y el relato de los mismos que nos hacen las cartelas. Como dice la sinopsis, «es una guía contra las ausencias, las vejaciones, los eufemismos, los silencios y tergiversaciones que han hecho desaparecer a la mitad de la población, con una violencia soterrada y a la vista. Y esta es también una historia contra la ceguera, una narración sobre las condiciones políticas y sociales que determinan la creación artística y privilegian a ellos sobre ellas». Personalmente me gustó leer al respecto porque cambia un poco la perspectiva con la que ves ciertas cosas (como por ejemplo el uso de la palabra rapto en vez de violación en las cartelas), aunque en algunos casos me pareció hilar demasiado fino, no sé si estoy del todo de acuerdo con la interpretación que el autor hace de lo que nos quieren decir algunos pintores con sus obras (o si no deja de ser el reflejo del pensamiento de una época, que por supuesto cambia con la perspectiva actual que tenemos de ello).

34. «En el barco de Ise. Viaje literario por Japón», de Suso Mourelo. Este libro me dio mucha envidia por el concepto de viaje literario que hace Mourelo: elige sus lecturas japonesas fundamentales y va en busca de los lugares y paisajes que sirvieron como referente a sus autores para recorrerlos con calma y releer los pasajes que hacen referencia a dichos sitios. Es decir, se sale del itinerario turístico habitual para dejarse llevar por los textos de sus autores de cabecera, escribe lo que va experimentando en su camino y la gente a la que va conociendo y, lo mejor de todo, ¡le pagan por hacerlo! Vamos, que editan su libro después. ¿No es un trabajo genial? 🙂 

35. «Los amigos invisibles», de Hugo Álvarez Gómez. Incluyo este manuscrito como libro porque, aunque aún no tenga editorial, estoy segura de que la tendrá algún día. Sí, es cierto que no puedo ser imparcial tratándose de Hugo, pero lo cierto es que engullí este libro casi sin darme cuenta. Porque le conozco sé que hay mucho de él en este texto, no solo de su personalidad sino también de sus vivencias, sus recuerdos, su modo de entender el mundo. Ya solo por este hecho se convierte en un libro muy especial, pero es que además está bien escrito, consigue atraparte, quieres saber más sobre su protagonista, su historia y evolución, los personajes que gravitan a su alrededor y porqué entiende el mundo de ese modo. Merece la pena leerlo, sin duda. ¿Algún editor en la sala que lea esto y le interese? 😉

Atrapa a la liebre (NAVONA_FICCIONES): Amazon.es: Bastasic, Lana, Sanchis Ferrer, Pau: Libros

36. «Atrapa a la liebre», de Lana Bastasic. Libro Bookish del mes de junio sobre el viaje por carretera que hacen dos amigas de la infancia de Mostar a Viena en busca del hermano de una de ellas. La historia es contada por una de las dos, Sara, que es justamente la que ha huido de su Bosnia natal y rechaza todo lo que tenga que ver con sus orígenes (cosa que me recuerda un poco a La amiga estupenda…), pero se ve incapaz de decir que no a su antigua amiga Lejla (que, como Lila en la tetralogía de Ferrante, tiene ese magnetismo capaz de atraer a las personas aunque les haga daño) a su propuesta de viaje. Y ese road trip no tiene nada de mágico ni deseable para el lector, ni tampoco es un reencuentro positivo para la protagonista, porque ni su adolescencia fue idílica ni tampoco lo es su presente ni en quién se ha convertido ella, o eso cree. Una lectura interesante, sobre todo por saber más acerca de esos países que no suelen aparecer en los libros.

37. «El quinteto de Nagasaki», de Aki Shimazaki. Elegí este libro de Shimazaki porque «Hozuki, la librería de Mitsuko» me gustó mucho, pero ya sea por la temática o por la extensión, este no me convenció del todo. Sí, es fácil de leer porque tiene esa característica común a muchos autores japoneses que es la brevedad de sus frases y agilidad de sus textos, pero se me hizo largo, quizás porque desarrolla una misma historia (más o menos) desde el punto de vista de distintos personajes y no acabas de avanzar. Ambientado durante la Segunda Guerra Mundial, el libro comienza con la revelación de una madre a su hija, y es que el día que cayó la bomba atómica, ella mató a su padre. A partir de esa premisa iremos conociendo sus motivaciones y descubriremos una historia de traición y amores imposibles.

38. «El devenir mujer en Simone de Beauvoir», de Silvia López. Como siempre tengo en mente que debería leer «El segundo sexo» de Beauvoir (texto feminista de referencia), me decidí a leer este pequeño ensayo en el que se presentan las ideas principales de la autora en cuanto a la figura de la mujer, desarrolladas sobre todo en el texto que mencionaba antes pero también en otros escritos suyos. Y la verdad es que me pareció una lectura muy clara  y sencilla, enmarcada en los temas principales en los que se centró la autora, y que además tiene una edición preciosa de Dos bigotes. Muy recomendable para saber más sobre lo que escribió la autora sin tener que aproximarse al texto original (que da un poco de miedito por su extensión).

39. «Hijas del Norte», de Sarah Hall. Novela distópica ambientada en un Reino Unido de un futuro no muy lejano aunque distinto al actual, en el cual los recursos están controlados y hay algo así como un estado policial en el que se obliga a las mujeres a utilizar dispositivos de contracepción y el trabajo es básicamente industrial. Es en estas circunstancias que la protagonista decide buscar algo mejor y seguir la pista de una comunidad de mujeres que sobrevivía fuera de las ciudades, al norte, llevando una vida autosuficiente. Allí las mujeres se dividen en grupos de trabajo según las tareas que vayan a desempeñar: soldados, cocineras, recolectoras, etc. No es un lugar idílico, la supervivencia en esas circunstancias no es fácil, pero creada por esas mujeres lleva consigo la promesa de un futuro mejor. ¡Me gustó mucho! 

40. «El libro de las tierras vírgenes», de Rudyard Kipling. Tras haber escuchado alguno de los extractos en un programa de radio sobre literatura y naturaleza me quedé con ganas de hincarle el diente a este clásico, pero resultó no ser una lectura sencilla. Cada capítulo nos habla de los distintos encuentros de Mowgli y su evolución en la selva, cómo aprende el lenguaje de las distintas especies y cómo funciona la jerarquía allí (cada animal cumple su papel en esa sociedad) para, finalmente, encontrar su propio lugar entre los animales o entre los humanos. Y quizás fuera por la propia estructura del libro que me resultó muy repetitivo, además de tener una escritura bastante densa. Pero lo peor de todo fue ver la película de Disney después de haberlo leído, ¡nada que ver con el libro! Aunque sí comparte esa estructura algo repetitiva que aburre al espectador/lector. Lo siento, Kipling.

 

The Walking Dead Vol. 32: Rest In Peace (English Edition) eBook: Kirkman, Robert, Adlard, Charlie, Stewart, Dave, Adlard, Charlie, Gaudiano, Stefano, Rathburn, Cliff: Amazon.es: Tienda Kindle

Además de estos libros, en la primera mitad del año he leído mucho cómic, manga y novela gráfica. «Esclavos del trabajo» de Daria Bogdanska me encantó (por conocer la perspectiva de una inmigrante polaca en un país como Noruega), «Ladronzuela» de Michael Cho se lee en un suspiro y tiene un dibujo chulísimo. Del siempre genial Paco Roca leí «Los surcos del azar» y «Las calles de arena», estupendos los dos aunque sobre todo  el primero. También he hecho doblete con mi querido Jiro Taniguchi, del que he leído «El rastreador» y «El bosque milenario» (¿por qué tuvo que morirse sin terminarlo? 🙁 ). Me gustaron mucho «Intemperie» de Javi Rey (que leí para complementar la lectura del libro para el club y es una adaptación meritoria), «El nao de Brown» de Glyn Dillon (una historia peculiar y un dibujo alucinante), «Juliette. Los fantasmas regresan en primavera» de Camille Jourdy «Bajo un nuevo cielo» de Kei Fujii y Cocoro Hirai (recopilatorio de historias cortas de tipo intimista). Otras novelas gráficas que me convencieron algo menos fueron «Wilson» de Daniel Clowes (de humor negrísimo, pero es que al final te acaba cayendo muy mal el tipo) y «¿Me estás escuchando?» de Tillie Walden (comparado con otras historias suyas, me parece que aquí no contaba nada…); tampoco me gustó el primer volumen del manga «Qué difícil es el amor para un otaku» de Fujita.

La cólera - Astiberri Ediciones

Además terminé de leer «Descender» (6 vol.) de Jeff Lemire, una serie de ciencia ficción interplanetaria y robótica muy chula, y «Walking dead» (32 vol.) de Robert Kirkman, que en líneas generales me ha gustado mucho (más que las temporadas que vi de la serie de televisión), pero el final, como suele pasar, me dejó un poco contrariada…Y, para rematar la lectura de muertos vivientes, «Yo soy Negan», de Kirkman, Adlard y Rathburn, un volumen dedicado solo a el personaje más controvertido de la serie. Solo puedo decir que «el enemigo está dentro, disparad sobre nosotros», jeje.

Y como super descubrimientos destaco «Si te pudiera decir gracias», de Yukari Takinami, por hablar sobre la vivencia familiar del cáncer de su madre con naturalidad y sin quitarle hierro pero con mucho amor, y «La cólera» de Javier Olivares y Santiago García sobre la figura de Aquiles en la guerra de Troya. Bueno, ¡es que cada página de esta novela gráfica es una obra de arte! No agradezco lo suficiente a mi vecino Paco que me descubra estas maravillas 🙂

 
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enero 2

Mis lecturas del año 2019 (2/2)

(Continuación de este post)

32. «Autoestima», de Marisol Mora y Rosa Mª Raich. Lectura recomendada para trabajar la autoestima desde un punto de vista psicológico, con ejemplos prácticos y explicaciones de conductas. Muy ilustrativo y fácil de leer, recomendable para conocernos un poco más (que nunca está de más).

33. «Tiene que ser aquí», de Maggie O’Farrell. En la Feria del Libro siempre compro algo por recomendación de algún librero, y este ha sido el elegido de este año. Se trata de la historia de una pareja algo particular, compuesta por una famosa actriz que busca el anonimato y un americano en busca de una nueva vida en Irlanda. El libro entrelaza con maestría el relato de su presente común y sus historias pasadas, consiguiendo que quieras saber más acerca de cada uno de los personajes y qué les deparará el futuro. Recomendable.

34. «Las flores perdidas de Alice Hart», de Holly Ringland. Lectura Bookish que relata la vida de Alice Hart desde que es pequeña y vive con sus padres hasta que busca su propio futuro trabajando en un parque nacional en Australia, pasando por la casa de las flores, donde vive con su abuela. Es un best seller internacional y, como tal, se lee con facilidad. Personalmente me ha enganchado y lo he leído con fruición, aunque he de decir que me ha gustado más la primera mitad del libro que la segunda. Cabe destacar las ilustraciones de flores que hay al principio de cada capítulo, una delicia.

35. «El director», de David Jiménez. Préstamo de mi amiga Sonia, se trata de un ensayo sobre las vivencias del que fue director de El Mundo entre los años 2015 y 2016. Un libro de lo más interesante para conocer los entresijos del Periodismo en España y ver cómo chocan las ilusiones del que quiere hacer bien su trabajo contra la realidad de llevar una empresa. Para que antes de echarle la culpa al periodista pensemos en que no deja de ser un asalariado de una empresa con sus propios intereses.

36. «Una educación», de Tara Westover. Apasionante historia autobiográfica sobre la infancia y adolescencia de la autora, de familia mormona. Como soy lega en su cultura e ideario, me ha impactado mucho su concepción de la vida, que implica por ejemplo no creer ni en la educación reglada ni la sanidad, lo cual supone depender del poder curativo de las hierbas o no tener ni idea de la historia de su país. Uno de los mejores libros del año, MUY recomendable.

37. «Poemas para infancias mal curadas», de Luis Ramiro. Segundo poemario del autor que leo. Como el primero me gustó y sorprendió bastante me apetecía probar con otro nuevo y, aunque no está mal, al perder el efecto sorpresa de leerle por primera vez no me gustó tanto como «Te odio como nunca quise a nadie».

Resultado de imagen de las uvas de la ira libro38. «Las uvas de la ira», de John Steinbeck. Obra clásica por la que su autor recibió el premio Pulitzer en 1940 y a la que me animé por recomendación de mi librera de confianza. La novela retrata los movimientos migratorios que experimentó el pueblo americano en la década anterior en busca de trabajo debido a la llegada de la tecnología al campo. A través de la familia protagonista recorreremos la geografía americana en busca de una vida mejor, pero su viaje, que fue el de otros muchos, termina por ser un relato descorazonador que tiene aún hoy plena vigencia. Una lectura indispensable para abrir los ojos y ser más comprensivos con nuestra propia realidad. Posiblemente la mejor lectura del año. 

39. «Feliz final», de Isaac Rosa. Historia a dos voces (él y ella) sobre una ruptura, en la que se reviven su historia de principio a fin, momentos mejores y peores, etc. Planteado a modo de reflexiones pero como si se tratara de un diálogo entre ambos, ofrece al lector una experiencia curiosa: la de poder ser testigo imparcial de la evolución de una pareja. No está mal. 

40. «El vientre vacío», de Noemí López Trujillo. Ensayo que, aparentemente, habla de los deseos de maternidad frustrados, pero cuyo trasfondo impregna toda la realidad actual de precariedad, infantilización permanente, inseguridad, promesas incumplidas, etc. Todo un retrato de actualidad sobre la vida en España de los que estamos en la veintena-treintena.

41. «Senza mai arrivare in cima», de Paolo Cognetti. Novela breve sobre el viaje del autor al Himalaya, a sus cuarenta años, y que supone el cumplimiento de un sueño y el reconocimiento de la propia capacidad de sí mismo y admiración por el mundo que le rodea. Una lectura sencilla para amantes de la contemplación y la montaña.

42. «El mundo», de Juan José Millás. Primera lectura del Club de lectura de las bibliotecas de la CAM, que me hizo volver a Millás, autor del que ya había leído algo antes y me había gustado. En este libro cuenta historias supuestamente autobiográficas de lo más hilarantes, sobre su infancia antes de venir a Madrid, sus vivencias adolescentes y anécdotas de madurez, todo ello rodeado por personajes de lo más variopintos, aunque, en realidad, el mejor personaje es él mismo. Muy recomendable.

43. «La perla», de John Steinbeck. Me animé a leerlo por recomendación de varios compañeros del club de lectura tras decirles que me había encantado «Las uvas de la ira». Es un libro mucho más corto y, a mi parecer, algo más dirigido, como si quisiera dejar bien clara la moraleja de la historia desde el principio. Una historia sobre ricos y pobres, el bien y el mal y la avaricia. No me dio más, como dirían los asturianos, jeje.  un corazon demasiado grande-eider rodriguez-9788439735731

44. «Un corazón demasiado grande», de Eider Rodríguez. Lectura Bookish. Se trata de un libro de relatos ambientados en el País Vasco, protagonizados por personajes que vuelven o que nunca se han ido, o que están pero es como si no estuvieran. En apariencia se trata de historias de vidas sencillas, pero su trasfondo va mucho más allá, hay mucho silencio que dice sin decir, muchos símbolos por desentrañar. Además están muy bien escritos, así que es un libro muy recomendable para acercarse al mundo del relato, sin duda.  

45. «Tu lado del sofá», de Patricia Benito. Regalo de Claudia, se trata de un delicado poemario sobre una despedida y el rescate de los restos que dejó la ruptura, un descubrir la magia de lo cotidiano y recuperarse a una misma encontrándose en las pequeñas cosas que nos gustan. Una lectura muy fresca y ligera.

46. «30 maneras de quitarse el sombrero», de Elvira Lindo. Compendio de 30 mini ensayos protagonizados por mujeres (reales o no) que son un referente para ella y frente a las que hay quitarse el sombrero (como un guiño a las famosas Sinsombrero) por lo que han conseguido/consiguen. Entre ellas nos encontramos por ejemplo a Gloria Fuertes, Vivian Gormick, Mary Beard o la mismísima Pippi Calzaslargas. Una lectura de lo más interesante para saber más sobre aquellas de las que habitualmente no sabemos nada.

47. «Cuentos de verdad», de Medardo Fraile. Segunda lectura del Club de lectura de las bibliotecas de la CAM. Se trata de un recopilatorio de cuentos del autor, prácticamente desconocido en nuestro país a pesar de ser un referente en el mundo del relato fuera de él. Lo que me pasó con este libro es que me cansé por leer los relatos de corrido, y tras la sesión del club de lectura caí en la cuenta de que hay que leer cada relato como si fuese una obra única y deleitarse con ellos. Así en realidad lo habría disfrutado mucho más, porque al comentar los relatos en clase vi que había mucho más allá de lo que estaba escrito.

48. «Los niños del humo», de Aitana Castaño y Alfonso Zapico. Precioso compendio de relatos sobre la vida minera en Asturias, que fue un regalo muy acertado de Jesús. En su mayoría retratan con crudeza la cotidianidad de la vida de quienes trabajan en la mina y quienes esperan que cada día vuelva su padre/marido del trabajo, pero también lo hacen con cariño y algo de humor. Una lectura que merece la pena, sobre todo para los que tenemos parte de nuestro corazón en Asturias.

49. «Barba Azul», de Amélie Nothomb. Tercera lectura del Club de lectura de las bibliotecas de la CAM. Tiempo atrás yo era lectora voraz de la Nothomb, hasta que me cansé y pasé a otra cosa. Pensaba que, retomándola después de un tiempo, volvería a sorprenderme y encantarme como al principio, pero no fue así. Tampoco es que lo aborreciese, pero me pareció algo snob y me sentí muy fuera de la historia. Aún así le agradezco el haberme acercado a la historia de Barba Azul, que me era desconocida hasta entonces.

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50. «Americanah», de Chimamanda Ngozi Adichie. Llevaba bastante tiempo con ganas de leer una de las obras más famosas de la autora, pero quizás por su extensión (ya sabéis que no soy de leer libros muy gordos) me había achantado hasta ahora. El caso es que el libro me enganchó bastante y me acercó a una historia y una cultura totalmente nuevas para mí, la africana. La protagonista del libro pasa su infancia y adolescencia en Nigeria hasta que consigue viajar a Estados Unidos, donde todos esperan una vida mejor. Allí vivirá unos cuantos años, hasta que decide volver a casa, y es en ese momento en el que empieza el libro, de modo que nos iremos moviendo continuamente en el tiempo y el espacio a través de Ifemelu y sus familiares y amigos. MUY recomendable, y, para mí, una de las mejores lecturas del año.

51. «Ofendiditos. Sobre la criminalización de la protesta», de Lucía Lijtmaer. Pequeño ensayo elegido como primera lectura de mi club de lectura paralelo, en el que se desarrolla el concepto de «ofendidito» como usuario de las redes sociales al que se le acusa de quejarse demasiado por defender a los colectivos menos escuchados, lo que es un fenómeno sobre todo a nivel digital pero que también ha pasado a formar parte del discurso de la calle. Me pareció interesante para reflexionar sobre cómo funcionan las redes sociales y la falsedad del puritanismo y la corrección política.   

52. «Gente normal», de Sally Rooney. Lectura Bookish que parece ser uno de los libros más esperados del año. Se trata de la historia de Marianne y Connell, dos compañeros de instituto que mantienen una relación aparentemente tóxica pero que, según evoluciona la historia, parece ser el mejor reflejo de quienes son ambos. El libro, que engancha bastante, tiene como mejor baza a mi modo de ver el presentar a unos personajes algo distintos a lo habitual, que se quieren a pesar de sus rarezas y por eso mismo su relación parece más creíble.  

53. «Apegos feroces», de Vivian Gornick. Ameno retrato autobiográfico de la relación de la autora con su madre, a las que veremos pasear por Manhattan mientras discuten sobre todo tipo de temas debido a su diferente modo de pensar. Una relación como la de cualquier madre con su hija, repleta de reproches, silencios y choque de personalidades, pero también cariño y necesidad de estar juntas.

54. «Los testamentos», de Margaret Atwood. Si bien tenía muchas ganas de leerlo, me habían echado para atrás las críticas que había leído sobre él, y sí, puedo decir que es algo flojo y parece un poco oportunista que salga ahora que la serie ha tenido tanto éxito, pero también me ha parecido entretenido y me ha gustado como las tres historias que relata acaban entrelazándose y llevando el libro a alguna parte. Por momentos me ha mantenido intrigada el desarrollo de la historia, aunque no ha llegado a sorprenderme verdaderamente. 

55. «Aquella orilla nuestra», de Elvira Sastre. Otro poemario (¡no me había dado cuenta de que este año había leído tantos!), este regalo de Gabriela. La edición es preciosa, en tapa dura y con ilustraciones sencillas que cuadran a la perfección con el contenido de los poemas, muy emocionales y descarnados, sinceros y por ello tristes y a la vez muy reales. Sin ser experta en poesía, me ha gustado bastante.

56. «A sangre fría», de Truman Capote. Cuarta lectura del Club de lectura de las bibliotecas de la CAM. Es la segunda vez que lo leo ya que en Periodismo es prácticamente lectura obligatoria, pero lo cierto es que no lo recordaba demasiado y los recuerdos que tenía estaban mezclados con los de la película de Capote. Se trata de una novela de no ficción periodística (de hecho es una de las primeras de este estilo, al que él llamó «novela testimonio») que narra el asesinato de una familia por parte de dos jóvenes, la posterior investigación para encontrarlas, su juicio y desenlace. Para escribir este libro, Capote fue a hablar con los asesinos a la cárcel y otros personajes relacionados con la historia, y lo que se le ha criticado es su supuesto interés en llevar sus testimonios hacia el punto que más podía interesarle, es decir, el entrar a formar parte de la historia como un personaje más. Para mí la historia no ha perdido con el paso de los años, así que también la recomiendo.  

Resultado de imagen de a sangre fria57. «En el corredor de la muerte», de Nacho Carretero. En la estela del libro anterior pero más actual, en este reportaje de no ficción del autor de «Farinha» se trata el caso de Pablo Ibar, condenado a muerte en el año 2000 por un asesinato que no cometió y que aún hoy se encuentra a la espera en el corredor de la muerte. El libro narra la vida de Pablo antes de su acusación, los distintos procesos judiciales que ha vivido, cuenta el apoyo que tiene de su familia y los medios, etc. Una lectura rápida e impactante. 

58. «El decrecimiento explicado con sencillez», de Carlos Taibo. Ensayo introductorio a la teoría del decrecimiento. Frente al capitalismo imperante y nuestro estilo de vida consumista, este libro presenta una opción a nivel teórico para encaminar nuestra existencia hacia un modelo ecológicamente sostenible que, además, nos hará más felices. Una teoría interesante con la que concuerdo en buena parte, pero como me sucede con todas las teorías sobre el papel, me falta un estudio de su aplicación práctica que haya funcionado. Además está escrito de un modo algo panfletario, lo cual no ha terminado de convencerme.

59. «Felicidad», de Mary Lavin. Lectura Bookish compuesta por cuatro relatos de la autora, una de las pioneras en eso de poner a las mujeres como protagonistas hablando de temas de carácter más personal y, aún así, ser considerada como una de las mejores escritoras irlandesas. Es un libro que se lee con facilidad y los relatos tienen cierto encanto, pero es verdad que he leído antes a autoras similares y por eso no me ha parecido especialmente innovador. Aún así me resultó una lectura agradable.

60. «Las brujas de Salem», de Arthur Miller. Segunda lectura de mi otro club de lectura, que nació a raíz de leer «Ofendiditos» porque se hacía mención a lo sucedido en Salem y nos apeteció saber algo más sobre la historia real. Así fue cómo nos acercamos a este texto teatral, que nada más empecé a leer recordé haber visto en teatro hace unos años. La historia, que sigue teniendo vigencia en cuanto a lo que solemos hacer de juzgar sin saber,  pone los pelos de punta por la repercusión que pueden llegar a tener las mentiras. Merece la pena acercarse a la historia aunque no nos sirva para aprender puesto que seguimos cayendo una y otra vez en los mismos errores…

megustaleer - Lo que más me gusta son los monstruos - Emil Ferris

Además, y como no podía ser de otro modo, he leído mucha novela gráfica, aunque menos de la que me gustaría. Este año han caído «Plutana» de Jeff Lemire, Emi Lenox y Jordie Bellaire (curioso), «La ascensión del Gran Mal», de David B. (brutal), «Monstress nº2» de Marjorie Liu y Sana Takeda (qué preciosidad, solo verlo merece la pena), «Una historia de perros viejos» de Manuel H. Martín y Juanma Espinosa (muy western clásico 🙂 ), «Macanudo 13» de Liniers (siempre es un placer), «Fun home» de Alison Bechdel (genial), «Descender 5» de Jeff Lemire y Dustin Ngyen (continúa la saga espacial), «Como si nunca hubieran sido» de Javier Gallego «Crudo» y Juan Gallego (interesante), «Una mujer de la era Showa» de Kazuo Kamimura e Ikki Kajiwara (mola mila), «Solanin» y «Reiraku» de Inio Asano (todo un descubrimiento este autor), «En un rayo de sol» (2 vol.) de Tillie Walden (chulísimo), «Noche oscura. Una historia verídica de Batman» de Paul Dini y Eduardo Risso (entretenido), «Un bollito feliz» de Sarah’s Scribbles (divertido y ligero), «Una arruga en el tiempo» de Madeleine L’Engle (un poco infantil, pero se deja leer), «Lo que más me gusta son los monstruos» de Emil Ferris (ALUCINANTE), «Tú, una bici y la carretera» de Eleanor Davis (me sentí muy identificada, jeje), «Esos días que desaparecen» de Timothé Le Boucher (genial el dibujo y la historia de lo más curiosa), «Seconds» de Bryan Lee O’Malley (bastante entretenido), «Happy» (15 vol.) de Naoki Urasawa (más mainstream que otras de sus obras, pero aún así muy guay), «Cenizas» de Álvaro Ortiz (muy chulo), «Asterios Polyp» de David Mazzocchelli (curioso), «The private eye» de Brian K. Vaughan, Marcos Martín y Muntsa Vicente (también curioso) y «Gazpacho agridulce» de Quan Zhou Wu (algo diferente).

Y por último, he seguido suscrita a Ballena Blanca y he apostado por el nuevo proyecto de revista Salvaje, por seguir en el mundo real y leer algo sobre medio ambiente y vida rural.