enero 19

Las diez y treinta y tres

Una estación de autobuses,

en un punto indeterminado (y oculto entre la niebla)

del mapa de la Península.

Un lugar inhóspito,

deshabitado y helado.

Los carteles parecen esperar

la llegada de autobuses invisibles;

y los relojes hace tiempo

que se quedaron detenidos.

A las diez y treinta y tres,

la estación quedó en punto muerto.

P. D. Los lugares olvidados también tienen un lugar en mis colecciones…