marzo 23

«Impresionismo y aire libre»

Han pasado algunas semanas desde que Sonia López Baena me recomendara encarecidamLos colores del atardecerente visitar la exposición «Impresionismo y aire libre», del Museo Thyssen-Bornemisza, puesto que, en sus propias (quizás aproximadas 😉 ) palabras, «es como ver tus fotos».

Hoy por fin he podido ir, y, efectivamente, me ha impresionado lo mucho que beben mis fotos de lo que muestra la exposición (por supuesto, desde el punto de vista de una humilde aficionada). Cielos repletos de nubes, el poder la luz, senderos repletos de claroscuros, casas en medio de ninguna parte, riscos y valles, etc., y, en general, la sensación contemplativa del que observa algo que abarca mucho más de lo que puede decir una representación (o imagen) de la misma.

Así que aquí queda mi recomendación (aunque sea a hacer la visita virtual incluida en la página), y mi deseo de seguir aprendiendo de maestros como los incluidos en esta exposición.

«Yo oía también la voz de los árboles, […] las sorpresas de sus movimientos, la variedad de sus formas y hasta la singularidad con que se ven atraídos por la luz me reveló de repente el lenguaje de los bosques.»

Theodore Rousseau

enero 20

El cielo belga

En ocasiones, cuando veía un cuadro de artistas centroeuropeos, pensaba que, con el paso de los años, habría ido perdiendo color y difuminándose. Pero, habiendo estado por fin allí, he descubierto que ese cielo existe. Es un cielo difuso, repleto de nubes y niebla que tapan un sol que lucha por salir, pero que, inevitablemente, queda relegado a un segundo o tercer plano. Como si sobre el blanco de la luz del sol hubieran pintado de gris y azul, y luego lo hubieran extendido con el dedo.

P.D. Puede que este no sea el ejemplo más claro visto en una pintura, pero imagino que os haréis una idea 😉