Empiezo el año con un post distinto a lo habitual, porque llevo varios días pensando que me apetecía recopilar las lecturas del pasado 2015 y reflexionar sobre ellas. Ha sido un año bastante productivo a pesar (o quizás, gracias a) la carga laboral y estudiantil. Aquí van los elegidos:
1. “La tesis de Nancy”, de Ramón J. Sender. Sí, es divertido, pero creo que no tanto como insiste mi madre.
2. “Las hijas del frio”, de Camilla Lackberg. Otra entrega más de la saga, entretenido, pero mejor no leerse varios seguidos porque cansa.
3. «Il tempo che vorrei”, de Fabio Volo. Una de las lecturas obligadas del curso de italiano, nivel Intermedio II. El tío debe ser todo un éxito de ventas en Italia, así que podéis imaginar qué tipo de libro es, pero me gustó más de lo que pensé en un comienzo. Entretenido sin más.
4. “La luz en casa de los demás”, de Chiara Gamberale. Un libro tierno y emotivo, sin más pretensiones.
5. “Casa de verano con piscina”, de Herman Koch. Tras haber leído “La cena”, de este autor, tenía bastantes expectativas, pero la historia en esta ocasión “no me dio más”, como dicen los asturianos. Bien escrito, pero no es tan bueno como el otro.
6. “La mujer loca”, de Juan José Millás. Una historia muy curiosa, para volverse un poco loco también. Sorprendente cuanto menos.
7. “Hombres sin mujeres”, de Haruki Murakami. Otro libro más de mi autor predilecto. Como siempre disfruto leyéndole no puedo ser muy crítica, pero no es de los libros que más me ha gustado de él.
8. “Sueño”, de Haruki Murakami. La editorial Libros del zorro rojo ha sacado varios relatos de Murakami en ediciones ilustradas. Éste en concreto es un relato inédito en España, y me gustó poder leerlo acompañado por las ilustraciones de Kat Menschik. Podéis ver un avance aquí.
9. “Lessico familiare”, de Natalia Ginzburg. Un libro muy recomendado que decidí comprar en mi último viaje a Roma. A pesar de que me parece de un nivel más alto del que tengo actualmente, lo disfruté mucho y me hizo pensar en ese léxico que forma parte de la cultura de cada familia, esas palabras o forma de usarlas que se usan sólo en la casa de uno. Muy recomendable.
10. “Querido Dexter”, de Jeff Lindsay. Para mi, una relectura ligera de los comienzos del gran Dexter. Amena y entretenida.
11. “La gallina volante”, de Paola Mastrocola. Otra lectura obligada del curso de italiano, en este caso disfrutada al máximo. El libro narra la historia de una profesora del Liceo que trata de enseñar a volar a sus gallinas, un paralelismo con la enseñanza a sus alumnos. Muy recomendable.
12. “Lo que aprendemos de los gatos”, de Paloma Díaz-Mas. Una lectura para amantes de los gatos, sin más.
13 y 14. “La brisca de cinco” y “El juego de las tres cartas”, de Marco Malvaldi. Otro descubrimiento de mi madre, amante de la novela policíaca. Misterios resueltos por un grupo de jubilados y el camarero de un bar en un punto indeterminado de la Toscana. Una lectura simpática y amena. Ya que había otras dos historias en el mismo volumen, aproveché para leer la segunda. También entretenida, aunque es cierto que leer de seguido otra historia del mismo autor con los mismos personajes cansa un poco. La tercera la dejé para otro año.
15. “Todos se van”, de Wendy Guerra. Historia de madurez de una joven cubana de infancia dura. Se lee rápido y es interesante, aunque no me dijo nada más.
16. “C’era due volte il barone Lamberto”, de Gianni Rodari. Un libro seleccionado al azar en Libros libres, que resultó un cuento divertido, aunque no del todo comprensible para mi. Aún así lo recomiendo.
17. “Oso”, de Marian Engel. Uno de los libros estrella de la Feria del libro de este año, o, por lo menos, así lo vendían. El chico del puesto de Impedimenta me lo vendió tan bien que me generó unas expectativas quizás excesivas. Es una historia simbólica, íntima, que hay que tomar en dosis pequeñas para disfrutar de cada momento de aprendizaje, pero al ser tan altas mis expectativas me quedé un poco fría al final.
18. “Las correcciones”, de Jonathan Franzen. Al igual que «Libertad», es un libro que está muy bien escrito, con unos personajes complejos e historias personales de las que me gustan a mi, aunque en esta ocasión no llegué a sentir demasiada empatía por ninguno de ellos.
19. “Persona”, de Erik Axl Sund. Primer libro de la trilogía de Victoria Bergman, otra más en el mundo de la novela negra ambientada en los países nórdicos (Suecia en esta ocasión). Como me suele pasar con estos libros, me engancha lo turbios que son los personajes, así que me dejó con ganas de más.
20. “Portrait of a turkish family”, de Irfan Orga. Uno de los libros clave de la historia de Turquía, ambientado especialmente en Estambul a comienzos del XIX. Lo elegí como lectura veraniega ya que iba a pasar (de nuevo) por Estambul, y me gustó pensar en los cambios que se han producido en la ciudad a lo largo del siglo visitando alguno de los lugares que aparecen en la novela. Un libro muy interesante para saber más acerca de la historia turca desde un punto de vista muy personal.
21. “Muñecas vivientes: el regreso del sexismo”, de Natasha Walter. Lectura documental sobre la imagen de la mujer actualmente (el libro se centra especialmente en Reino Unido en los ’80-’90, pero sigue siendo de total vigencia). Me gustó mucho poder reflexionar sobre muchas cosas que no te planteas normalmente y que consideras naturales, pero que en realidad son símbolo claro del sexismo de nuestra sociedad.
22. “La playa de los ahogados”, de Santiago Villar. Muy probablemente la mejor lectura de este año. Ambientada en Vigo, la novela cuenta las andanzas de un policía que ha de investigar el caso de un cadáver aparecido en la playa. Muy bien escrito, con un argumento atractivo y un desarrollo estupendo.
23. “Io non ho paura”, de Niccolò Ammaniti. Otro libro de literatura contemporánea bastante recomendado. Desde el punto de vista de un niño, el libro trata la historia de un secuestro. Una historia conmovedora bastante recomendable, que difiere en parte de la que se ve en la película basada en el mismo título.
24. “Capitanes intrépidos”, de Rudyard Kipling. Uno de esos libros de aventuras que podrías haber leído de pequeño (no en mi caso), entretenido por los andanzas y bonito por la relación entre el niño protagonista y Manuel, el pescador. Muy recomendable también la versión cinematográfica.
25. “Lo que esconde tu nombre”, de Clara Sánchez. El libro, narrado a dos voces, presenta una ficción que podría ser real: la de un grupo de nazis pasando su vejez tranquilamente en la costa española. Si bien esta premisa me atrajo mucho en un principio e hizo que me enganchase, el libro me resultó algo largo y pesado; quizás habría resultado mejor con 100 páginas menos.
26. “La chica del tren”, de Paula Hawkins. Un bestseller del 2015, recomendado por una amiga. Como buen libro de masas, tiene ese punto de enganche para querer saber cómo acaba la historia, pero me pareció mala literatura y no sentí ningún tipo de empatía por la protagonista, una borracha cansina con lapsus de memoria.
27. “Mendel el de los libros”, de Stephen Zweig. Una historia pequeña pero a la vez muy grande, que trata una realidad sobre los grandes genios: el olvido debido a la ignorancia de los seres humanos.
28 y 29. “Escucha la canción del viento” y “Pinball 1973”, de Haruki Murakami. Como no podía ser de otro modo, en cuanto salieron a la venta me hice con la edición conjunta de las dos primeras novelas de Murakami. Me gustó comprobar cómo ha evolucionado desde entonces, partiendo de temas habituales en sus obras.
30. “Signatura 400”, de Sophie Divry. Prestado por mi compañera de trabajo, es un libro enfocado claramente a hacer las delicias de los profesionales de las bibliotecas. Una historia divertida que se lee en un suspiro. Recomendable.
31. “The adventures of Huckleberry Finn”, de Tom Sawyer. Otro de esos libros que podrías haberte leído de pequeño (pero que tampoco fue el caso). Aproveché la recomendación de mi profesor de inglés para buscarlo en la biblioteca y disfrutar de un pequeño clásico que me resultó bastante transgresor por tratarse del relato de un niño maltratado que intenta «liberar» a un esclavo negro.
32. “Due di due”, de Andrea De Carlo. Última lectura obligatoria del año en lo referente al italiano. Al estilo de «La mejor juventud», relata la historia de dos jóvenes desde que se conocen en el Liceo hasta que alcanzan la madurez. Es un libro bastante largo, y las primeras cien páginas se me hicieron pesadísimas, pero después me enganchó y no pude parar de leer. Aunque a ratos sea algo tópico y el final sea esperable, creo que representa bastante bien las distintas etapas de la vida. Altamente recomendable.
33. “Noches sin dormir”, de Elvira Lindo. Diario de muchas cosas, entre otras el adiós a Nueva York. A pesar de que algunas reflexiones de la autora puedan ser duras, es un libro simpático e íntimo que podría gustar a amantes y detractores de la Gran Manzana. Personalmente soy muy fan de la autora, y más fan aún de los libros que ilustran lo que relatan con fotografía, así que aquí va mi gran hurra por el libro del mapache 🙂
34. “Trauma”, de Erik Axl Sund. Segunda parte de la trilogía de Victoria Bergman. Como bien me habían vaticinado, si pasa mucho tiempo entre cada una de las entregas es posible que olvides quiénes son la mitad de los personajes. Aún con estas dificultades, continué la historia de personalidad múltiple y red de pederastia con interés, a expensas de conocer cómo se resolverán los distintos crímenes (que van en creciente aumento).
35 1/2. “Catarsis”, de Erik Axl Sund. Por el motivo que expreso en el punto anterior, continué con el último libro de la trilogía en cuanto acabé el segundo, con idea de no perderme en la maraña de personajes. A final de año me quedé a la mitad…
Y hasta aquí pude leer (nunca mejor dicho). Para el 2016 me he propuesto completar un reto de lectura (que aún no sé muy bien en qué consistirá porque no me lo han hecho llegar), en el que basarme a la hora de escoger los libros que marcarán el año que empieza. Y, sean buenas o malas, ¡que no pare la maquinaria de lectura!