Monasterio de El Escorial, Comunidad de Madrid. 2015.
Allá tras el muro hay cosas, cosas que no vemos pero que podemos oír y sentir. Una risa, un susurro, un golpe, un llanto.
Allá tras el muro hay muchas cosas que preferimos no ver, pero que, no obstante, siguen estando allí.
Miremos tras el muro, no obviemos lo que se esconde tras él.
Caminar en días de niebla tiene un encanto especial. No ver el final del camino, intuir sombras diez pasos más allá, perder de vista el espacio…hace que todo parezca mucho más misterioso e irreal, y provoca que te des cuenta de la fuerza que tiene la naturaleza, el poder que tiene para generar sensaciones en nosotros.
Una de las imágenes más conocidas de Valparaíso es esta cuesta, una de tantas de las que se dirigen a lo alto de los cerros en los que se distribuye la ciudad, pero especialmente famosa por su colorido, que alegra la muy empinada subida.
Si bien «Valpo» (como se conoce a la ciudad cariñosamente) es un sitio complicado para vivir (no solo por sus subidas, sino también por lo caótico), recorrer su intrincada geografía y contemplar el mar desde lo alto merece mucho la pena.
