A media tarde llegamos a Corfú. Como íbamos sin coche, en lo que quisimos ir al hotel (que estaba a las afueras) y volver a la ciudad prácticamente se nos hizo de noche. Por suerte pudimos disfrutar de la famosa hora azul en la Antigua fortaleza veneciana, que nos regaló estampas bastante poéticas 😮
En Corinto visitamos el canal que separa la península del Peloponeso de la Grecia continental, y por el que antiguamente pasaban las embarcaciones entre el mar Egeo y el golfo de Corinto. Y digo antiguamente porque hoy podrían seguir haciéndolo, pero se ha quedado casi prácticamente para uso turístico, porque su ancho es solo de 21 m.
Por otra parte, merece la pena recorrer los restos de Acrocorinto, la antigua Acrópolis que, a día de hoy, parece más una fortaleza. Las vistas desde lo alto son estupendas, pero claro, para llegar hay que subir unas pocas cuestas…jeje.
