enero 4

Mis lecturas del año 2018 (2/2)

(Continuación de este post

25. «Los besos en el pan», de Almudena Grandes. Novela coral protagonizada por «gente normal» ambientada en época de crisis, en la que, a través de historias pequeñas se habla de temas como la inmigración, la burbuja inmobiliaria, estafas bancarias, etc. Como todos los libros de Almudena Grandes se lee con facilidad, pero creo que me ha gustado menos que otros suyos que he leído anteriormente. En cualquier caso, es un libro entretenido.  

26. «Teoría King Kong», de Virgine Despentes. Uno de los ensayos feministas de los que más se ha hablado este año tras su publicación en España. En él la autora trata una gran variedad de temas (la maternidad, la pornografía o la prostitución por ejemplo) de un modo directo, sin tapujos ni medias tintas, detallando cual es su opinión sobre cada tema y explicando porqué el feminismo como arma revolucionaria ha venido para quedarse. Sin duda es una perspectiva interesante y se deja leer con facilidad, pero como sucede con este tipo de libros (me pasó también con «Cómo se hace una chica» de Caitlin Moran), puedes estar más o menos de acuerdo con lo que propugna y, si no lo estás, acabar cogiéndole un poco de tirria. Pero sin duda da que pensar al lector.Tiempo de Hiroshima

27. «Ven», de Janne Teller. Como me había gustado tanto «Nada» me animé a leer otro libro de la autora, pero, como suele pasar, no tuvo el mismo impacto sobre mí. El libro cuenta la historia de un autor a punto de publicar un libro en el que relata las mismas vejaciones que sufrió una amiga suya hace años en un país africano, y si bien no llega a nombrar a dicha amiga, está claro que el relato es de no ficción y ella teme que acabe conociéndose la verdad. Partiendo de ello, el libro plantea un dilema ético sobre si publicar o no dicha historia, hasta donde es necesario contar, donde está el límite de lo público y lo privado. Un debate interesante, aunque el relato es menos entretenido que el de «Nada», quizás por ser un monólogo.  

28. «L’abito di piume», de Banana Yoshimoto. Tercera lectura en italiano del año. Como todos los libros de la autora, trata una historia pequeña que dice mucho más de lo que se ve a simple vista. En esta ocasión la novela está protagonizada por Hotaru, una joven que regresa al pueblo para alejarse de todo lo que le recuerda a su antiguo amor, un hombre casado que la dejó inesperadamente. Allí se dedicará a ayudar a su abuela en una pequeña cafetería, y poco a poco irá descubriendo que su horizonte puede ampliarse a pesar de encontrarse en un lugar más pequeño. Una lectura entretenida y placentera, como todas las de la autora 🙂

29. «Tiempo de Hiroshima», de Suso Mourelo. Tras haber visitado la ciudad de Hiroshima me apetecía acercarme a alguna lectura actual sobre ella, y qué mejor que el ensayo de Mourelo editado por la estupenda La línea del horizonte. Su propio comienzo es una declaración de intenciones: «El nombre de Hiroshima era sinónimo de tristeza. Basta un día para romper la gramática de lo pensado.» Y esa fue precisamente la sensación que tuve al conocer la ciudad. ¿Qué queda en sus habitantes de la tragedia acaecida en 1945? La respuesta a esta pregunta y mucho más se encuentra en este delicado libro. Muy recomendable su lectura para los amantes de Japón.

Las ocho montañas / The Eight Mountains by Paolo Cognetti

30. «Las ocho montañas», de Paolo Cognetti. ¿Sabéis esos libros que parecen tocar la tecla correcta en tu interior? Pues este es uno de ellos, y por tanto se trata de una de las mejores lecturas de este 2018. Y es que habla de muchas cosas: de las relaciones entre padres e hijos, de la soledad y la amistad, el amor por la naturaleza, la superación personal, el contraste que existe entre la vida en la ciudad y en el campo, el encontrarse perdido y tratar de reencontrarse…y todo ello con una escritura que te atrapa y que te hace sentir que estás allí, en esas montañas que, impertérritas, ven pasar a tantas y tantas personas en busca de sí mismas.   

31. «Pétalos y otras historias incómodas», de Guadalupe Nettel. Conjunto de relatos de una de mis escritoras fetiche desde 2016. Al igual que otras en otros libros suyos, la autora consigue generar cierta desazón en el lector a través de personajes peculiares, maniáticos, que no acaban de encajar del todo en su propia realidad. Como comentaba acerca de «Pelea de gallos» en la primera parte de este post, me parece que en muchas de las historias de autoras hispanoamericanas se deja entrever cierta violencia que lleva a sus protagonistas a no encontrar consuelo en el otro. Siempre merece la pena acercarse a los textos de Guadalupe Nettel, aunque creo que me gusta más en versión novela que en relato. 

32. «Las chicas de campo», de Edna O’Brien. Otro libro de mi querida Errata Naturae, pero en esta ocasión de una serie distinta a la habitual, «El pasaje de los panoramas«. Lo elegí como primer acercamiento a la autora, de la que había leído muy buenas críticas. Se trata de una novela ambientada en la Irlanda rural de los años 50, en la que una se relatan las vivencias de una niña tras perder a su madre, sus años de estudiante, etc. Es un relato íntimo, en el que puedes verte reflejado por distintas actitudes típicas de la adolescencia a pesar de haber vivido en otra época y circunstancias totalmente distintas, lo cual tiene mucho mérito, y se deja leer con bastante facilidad, así que es posible que busque algún otro libro de la autora.

33. «¿Dónde vamos a bailar esta noche», de Javier Aznar. Compilación de textos cortos en estilo «crónicas de vida» del más conocido como El Guardián en su blog «Manual del buen vividor» de la revista Elle. Son textos simpáticos, que se leen con soltura (se nota la agilidad del estilo digital al que está acostumbrado el autor) y que apelan mucho a lo generacional, por lo que si eres de los 80 te vas a ver reflejado en muchos de sus referentes (como es mi caso), lo cual siempre te gusta por eso de formar parte de algo. Recomendaría leerlo también de a pocos, como otros libros de relatos, para poder saborealos uno a uno, sin llegar a cansarse, porque lo que suele pasarme a mí es que los engullo de seguido y termino por cansarme. 

34. «Mujeres», de Andrea Camilleri. En este libro de relatos cada historia lleva el nombre de una mujer, y todas ellas están en él porque forman parte de algún modo de la propia vida del autor, ya sea como referente literario, como parte de su vida real o dando lugar al imaginario popular. Una lectura para hacer «de a pocos», tratando de disfrutar de cada una de esas historias como entes individuales, igual que ha hecho el propio autor.

35. «El proyecto esposa», de Graeme Simsion. Novela en clave de humor sobre un profesor de genética con el síndrome de asperger que, a sus 39 años, decide que ha llegado el momento de encontrar esposa. Para evitar perder tiempo (que lleva calculado al minuto) con citas infructuosas, decide crear un cuestionario cuyas respuestas le llevarán a encontrar a la mujer perfecta, pero, como no podía ser de otro modo, una chica que representa todo lo opuesto a lo que busca le llevará a darse cuenta de su error. Vamos, que la historia es lo más típico y tópico que puedas echarte en cara, pero es la típica lectura que agradeces en verano por lo liviano. Además, me trajo recuerdos de Wilt, uno de esos personajes que dejan huella, jeje.

36. «Storia di chi fugge e di chi resta», de Elena Ferrante. Tercer libro de la tetralogía de la Ferrante y cuarta lectura en italiano del año. En esta ocasión vivimos las andanzas de Lila y Elena durante su treintena, cómo se enfrentan a los éxitos y desilusiones mientras el clima político y laboral de trasfondo es cada vez más complicado. Parece que ambas están cada vez más lejos, pero siguen manteniendo ese hilo común del destino que no deja que se separen nunca a pesar de sus distintas circunstancias. Quizás este sea el libro que menos me ha gustado de los tres que llevo, pero aún así estoy deseando leer el desenlace de la historia.

37. «Mi familia y otros animales», de Gerald Durrell. Uno de mis libros de infancia preferidos que decidí retomar tras ver la serie de televisión que han hecho sobre esta serie de libros. Si bResultado de imagen de cara de pan sara mesaien me sigue pareciendo una historia divertida, indispensable para todos los que somos amantes de los animales, he de decir que me costó mucho más leerlo que la primera vez que lo hice. El lenguaje me pareció algo rebuscado y no conseguí engancharme del todo. Parece que, a veces, es mejor quedarse en el recuerdo que tienes de algo…jeje.

38. «Cara de pan», de Sara Mesa. Tras escuchar la entrevista que hicieron en El cuentahílos a la autora no pude evitar querer comprar el libro nada más salir, por esa actitud que tenemos los humanos de tener prejuicios sobre todo aquello que se sale de lo habitual, como es el caso de esta historia que habla de la amistad entre una niña que no quiere ir al instituto y por eso se escapa todos los días al parque, donde se hace amiga de un señor que es bastante extraño y sabe mucho de pájaros. El libro habla de eso, del conflicto interior de la protagonista por hacer algo que está mal pero que aún así le sienta bien porque se siente a gusto con él. Una lectura interesante, aunque al terminarla me pareció que faltaba algo, no sé bien qué.

39. «Cicatriz», de Sara Mesa. Casi a la vez que compré el libro anterior fui a la biblioteca y cogí este otro de la misma autora porque me pareció interesante el argumento, además de ser más o menos contemporáneo. En él se nos relata la historia de Sonia y Knut, dos personas que se conocen a través de un hilo de internet y que terminarán por llevar una relación obsesiva más allá del medio digital. Ella parece sentirse atraída por la atención que él le presta, pero a la vez quisiera alejarse porque es demasiado exhaustivo, parece no tener nadie más en el mundo que ella. El libro no me encantó, pero sí que me pareció interesante porque expresa muy bien la dependencia que producen las relaciones en general y que consigue trasladarse al ámbito digital. 

40. «Walden», de Henry David Thoreau. Por fin me atreví con este clásico de la novela sobre naturaleza (editado, como no, por Errata Naturae) de tipo autobiográfico en el que Thoreau narra su experiencia viviendo junto al lago Walden a mediados del siglo XIX, en una cabaña construida por él mismo. En realidad la idea en sí misma es más aventurera que su modo de vivirla, porque sí, comía lo que le daba el huerto y lo que pescaba, pero no dejó de tener contacto con amigos y excursionistas que pasaban por la zona, por lo que no fue un aislamiento total. Aún así la experiencia le da para reflexionar sobre el hombre y la naturaleza, criticar ciertas actitudes y modos de vida que se adoptan cuando se vive en sociedad y plantear su hipótesis de vida que es «Todo lo bueno es libre y salvaje». El libro es algo tedioso cuando se empeña en listar todo lo que le ha hecho falta para construir la cabaña por ejemplo, pero es una lectura necesaria para entender mucho de lo que se ha escrito después en cuanto a literatura sobre naturaleza.

41. «La muerte y la primavera», de Mercé Rodoreda. Un libro que me leí un poco porque estaba ahí y porque recordaba con cariño «La plaza del diamante» que tuve que leerme en el instituto. No sé si sería por falta de ganas o por la complejidad del texto en sí, pero me costó horrores terminarlo. Supuestamente se trata de un texto alegórico que, a través de las vivencias de un joven en un pueblo de extrañas costumbres y el clima turbio que reina entre sus habitantes, quiere hablar sobre la opresión de la dictadura. No sé, a mí no me llegó, lamentablemente.

Resultado de imagen de la quinta estacion libro42. «Los gatos de Fortuna», de Anne Duperey. Uno de los libros que me regalaron por mi cumpleaños que trata sobre las experiencias de la propia autora con los gatos, desde su infancia, cuando vivió con muchos animales (entre ellos gatos) hasta sus veinte, cuando volvió a tener gato porque la eligió como dueña, y posteriormente los que tuvo de adulta y la relación que estos tenían también con sus hijos. La verdad que es un libro bonito en el que nos podemos ver reflejados por algunas cuestiones los amantes de los gatos, además de aprender algunas cosas que quizás no supiéramos sobre ellos. 

43. «La quinta estación», de N. K. Jemisin. Otro de los préstamos de Miriam, en esta ocasión una novela fantástica ganadora del premio Hugo en 2016. Es la primera de la Trilogía de la tierra fragmentada, ambientada en un continente muy inestable debido a la multitud de seísmos que se producen. Los orogenes, humanos con capacidad para sesapinar, pueden prevenir y mitigar dichos movimiento de tierra, pero aún así son tratados de un modo despectivo, quizás por desconocimiento, quizás por miedo. La novela presenta tres líneas argumentales protagonizadas por tres mujeres orogenes que viven distintas circunstancias y que, por ahora, no han llegado a juntarse. La historia promete, la verdad, me apetece continuar con ella 🙂 

44. «La vida del pastor», de James Rebanks. Buceando en tus librerías de referencia a veces puedes encontrar libros que llaman tu atención pero a los que de otro modo quizás no te hubieras acercado (cosa que hay que agradecer a la selección de libros del librero), y este es uno de esos casos. En él el autor narra su propia vida como pastor en Reino Unido en el distrito de los Lagos, donde actualmente acuden muchos turistas por la belleza del lugar, pero que lleva siendo el lugar de trabajo de su familia desde hace muchas generaciones. Y de eso trata el libro, de explicar en qué consiste su oficio, de hacer entender a la gente que aquello es algo más que un lugar bonito, y de porqué las ovejas que por allí pululan son esas y no otras. Una lectura fundamental por recuperar un oficio tradicional y hacernos llegar a los urbanitas su dureza y su belleza. 

45. «Fang fang», de Paloma Robles. Regalo de Sonia, esta es una lectura que debería ser de obligada lectura para muchos, puesto que trata de la dureza de ser inmigrante, la vida a la que se enfrentan los que vienen, la dificultad de hacerse un sitio, aprender el idioma, mantener un negocio, etc. La autora, cuya historia profesional la vincula irremediablemente con China, nos cuenta la historia de una familia china que vino a Madrid en los 80/90 esperando encontrar una vida mejor aquí, pero las circunstancias no siempre son las que esperas antes de emprender esa aventura. Y es que este libro hace ver al lector que hay cosas que son universales, y que en realidad no estamos tan lejos de nuestros vecinos aunque vengan de otro país.

46. «Moscas», de Agustín Pery. Publicitado en «El cuentahílos», esta mini novela negra nos sitúa en una isla de Mallorca inundada de corrupción y podredumbre humana (como esa a la que acuden las moscas…). Nuestro protagonista, un policía nacional rudo y «muy hombre» busca destapar quién está detrás del asesinato de un periodista que estaba sacando a la luz parte de la trama Resultado de imagen de las cosas que perdimos en el fuegopolítica local. Es curioso como, a pesar de estar muy lejos de lo que narra la historia, puedes sentir que es algo bien tangible, quizás sea porque es tipo relato periodístico. Lo único que no me ha convencido es rollo duro del protagonista y otros personajes, en plan «cojo todo lo que quiero porque me pertenece», aunque supongo que también va sobre eso la historia, pero a mi me ha hecho sentirme ajena.

47. «Las cosas que perdimos en el fuego», de Mariana Enríquez. Otra de las recomendaciones de Miriam, también se trata de un libro de relatos de autora latinoamericana, y, como los anteriores, presenta una realidad mágica a la par que turbia, mezclando historias de terror (la especialidad de esta autora) del estilo casa encantada, espíritus, etc. con una sociedad y unos individuos turbios, que han aprendido a vivir en un entorno hostil y se muestran totalmente ajenos al resto de personas con las que «conviven» (por decirlo de algún modo). Muy recomendable para quienes gusten de vivir en la desazón de una sociedad malvada.

 

*«Te odio como nunca quise a nadie», de Luis Ramiro. Poemario que añado en plan bonus track para que luego no digan las malas lenguas que todo lo que leo son libros cortos para aumentar el cómputo total 😛 Lo cierto es que no sabía nada de este cantautor, y estando en una mediateca de Alcobendas llamó poderosamente mi atención el título y me decidí a cogerlo. Y la verdad es que se lee en un pis pas, porque sus poesías son breves, frescas y actuales, no cuesta nada acercarse a ellas y puedes reconocerte en muchas de las sensaciones y situaciones que componen sus versos. Muy recomendable para darse un respiro de otro tipo de lecturas más arduas.

 

Además he leído, como no, mucha novela gráfica, alguna que otra especialmente buena. Empecé con «Ásterix en Italia» de Goscinny y Uderzo (pse), seguí con «Piruetas» de Tillie Walden (todo un descubrimiento de mi vecino que me encantó), varias cosas del grandísimo Liniers (el número 12 de «Macanudo», «El globo rojo en la lluvia» y «Buenas noches, planeta»), dos obras de Paco Roca («La encrucijada», una interesante mezcla de dibujo y música, y «El tesoro del cisne negro», realizado junto a Guillermo Corral, que me ha fascinado, quizás por ser de tipo aventuras, quizás por la importancia que le da a los archivos y la Historia que hay alojada en ellos) y «Bordados» de Marjane Satrapi (también estupenda).Resultado de imagen de La mujer rebelde. La historia de Margaret Sanger

Me encantaron «El club del divorcio» e «Historia de una geisha» de Kazuo Kimura (autor que he descubierto este año), y volví a disfrutar del genial Naoki Urasawa con su «Billy bat» (en serio, ¿dónde fabrica sus ideas este tío? Porque yo quiero ir ahí, jeje). Me reí con las andanzas de Arale en la famosa serie de Akira Toriyama «El doctor Slump» y sonreí con las aventuras de la perrita «Ciruela» de Emma Chichester Clark. Con «Croqueta y empanadilla» de Ana Oncina me divertí algo menos, quizás no es mi tipo de cómic, aunque «Domando gatos» de Sarah’s Scribbles me pareció bastante más divertido y también son historias del día a día. «La mujer rebelde. La historia de Margaret Sanger» en particular y esta serie de historias de mujeres de Peter Bagge en general me han parecido muy interesantes por saber entretener al lector a la vez que le enseñan. También leí «La mujer de al lado» de Yoshihoru Tsuge (me gustó algo menos que «El hombre sin talento»), «Belleza» de Kerascoët y Hubert (solo verlo ya merece la pena por la calidad de su dibujo), «Silent voice» de Yoshitoki Oima (que leí a raíz de la peli y me gustó igual o más), «Nieve en los bolsillos» de Kim (esta vez relato autobiográfico, muy interesante también), «Fellini en Roma» de Tyto Alba (una relación que merece la pena conocer) y, como sorpresa de fin de fiesta, «¿Dónde estás?» de Bea Enríquez (ganadora del Premio Internacional de Novela Gráfica FNAC-Salamandra Graphic 2018), un conjunto de anécdotas autobiográficas de la autora que me hicieron sentir bastante identificada por su modo de ver las cosas.

En definitiva, el 2018 ha sido otro buen año para la lectura, ¡no espero menos del 2019!

diciembre 28

Mis lecturas del año 2018 (1/2)

Nueva entrega de mis famosísimos posts navideños (o, por lo menos, con continuidad en el tiempo, puesto que empezaron en 2015, hubo entrega en 2016 y ración doble (1 y 2) en 2017. De nuevo haré la publicación en dos partes para que no os añusguéis leyéndome, jeje, y esta vez voy a intentar ser más breve en el relato de cada libro, ¡a ver si lo consigo! 

He de decir que este año sí que he conseguido superar mi reto, que era aumentar el número de lecturas con respecto al año pasado (47 en 2018 frente a las 42 de 2017), así que para el año próximo me he propuesto un reto algo más «sacrificado»: leer cuatro libros en inglés y otros cuatro en italiano. Deseadme suerte, ¡¡¡que este año no he leído ni uno solo en inglés!!!

Además me he apuntado a los Clubes de lectura de las Bibliotecas del Ayuntamiento de Madrid, si me cogen supongo que leeré obras a las que posiblemente no me hubiera acercado por mi cuenta, y además podré debatir sobre ellas, lo cual me apetece bastante. ¡Ya os contaré en un año! Pero, por ahora, vamos con el elenco de lecturas de 2018:

1.2/2 «Memorias de Leticia Valle», de Rosa Chacel. Relato sobre una niña inteligente y precoz acerca de una temporada de su infancia que pasa en Simancas, en la que consigue turbar y casi hacer enloquecer a su maestro, al estilo Lolita. Escrito a modo de memorias, la novela resulta a ratos algo lenta y tediosa, pero sí que consigue evocar esa dulce perversión que encuentra la niña en su propia capacidad de seducción hacia su maestro. Una lectura interesante y evocadora.

2. 2/2 «No habría sido igual sin la lluvia», de Rubén Abella. Libro de microrrelatos regalo de mi amiga Gabriela, que conocía al autor por haber sido profesor suyo de escritura. Como me suele pasar con los libros de relatos, preferí leerlo de un modo espaciado en el tiempo, porque me cuesta eso de entrar y salir de una historia continuamente. En este caso, además, los relatos te llevan a muchísimos lugares del mundo y casuísticas de vida diversa, por lo que el salto es aún mayor que en otro tipo de recopilatorios. Diría que el conjunto es algo irregular, algunos textoResultado de imagen de cancion dulces son bastante llamativos y otros no demasiado, quizás porque se nota que es un poco «experimento literario» probando diversas herramientas narrativas.

3. «Canción dulce», de Leila Slimani. Una de las mejores lecturas del año. Lo compré por recomendación de una librera segoviana que me dijo que estaba muy bien, y con solo leer la primera frase («El bebé ha muerto») me quise hacer con él. Se trata de una lectura ágil y en un comienzo inocua, que poco a poco se va complicando y te genera cierto malestar hasta llegar al desenlace que, no por esperable deja de ser impactante. Una historia muy actual sobre la sociedad y sus contradicciones, acerca de la dificultad de establecer los límites entre los espacios familiar y social y cómo afecta a todo ello nuestra concepción de la diferenciación entre las distintas clases sociales. Imprescindible.

4. «Prohibido nacer», de Trevor Noah. Préstamo de mi amiga Sonia, este libro es una autobiografía del presentador de «The Daily Show», editado por Blackie Books (que siempre sorprenden con su interesante selección de títulos en su catálogo). En él cuenta su infancia y adolescencia en Johanesburgo durante el apartheid, las dificultades a las que tuvo que enfrentarse por ser hijo de madre xhosa y padre suizo-alemán y su permanente lucha por salir adelante teniendo todo en su contra. En definitiva, un relato de superación de esos que gustan mucho en E.E.U.U., aunque no por ello tiene menos mérito. Una lectura interesante. 

5. 2/2 «Tainaron», de Leena Krohn. Novela muy curiosa escrita a modo de cartas de una visitante al país de Tainaron, habitado por insectos, en el que se describen la arquitectura, los usos y las costumbres que allí se estilan, además de las sensaciones que va experimentando la narradora, que pasan de la fascinación por el descubrimiento de un lugar distinto a la melancolía y tristeza de la que se siente ajena a un lugar. Es un texto curioso, aunque me resultó algo críptico por partes. 

6. «La banda de los niños», de Roberto Saviano. La nueva novela de este autor siempre comprometido con sacar a la luz la realidad de la camorra italiana. En esta ocasión nos cuenta una Resultado de imagen de la banda de los niños savianoficción con altas dosis de realidad ambientada en Nápoles, la de una banda de jóvenes que busca hacerse un hueco en el negocio del tráfico de drogas. Son chavales sin remordimientos, que no dudan en armar escándalo con sus motos por las calles de la ciudad o probar armas con inmigrantes, y que ya no se guían por ningún tipo de código. Una lectura muy recomendable, como todas las del autor.

7. «The power», de Naomi Alderman. Novela distópica que plantea un mundo en el que las mujeres han descubierto que tienen la capacidad de producir electricidad. Este poder supone un cambio en el mundo tal y como lo conocemos, puesto que las féminas son capaces de plantar cara a su realidad cotidiana dominada por los hombres, lo cual llevará a distintas situaciones a nivel mundial. La novela nos plantea cuatro historias personales ambientadas en este nuevo mundo, por lo que tenemos distintas visiones de lo que supone este hecho, y si bien la premisa y el desarrollo del libro son bastante interesantes, me pareció que en algún punto algo falla, no sé si será el modo de narración (que es muy de best seller) u otra cosa, pero el caso es que fui perdiendo el interés y terminé el libro algo desencantada. En cualquier caso, y como sucede con este tipo de novelas de ciencia ficción, se trata de una lectura que fomenta mucho la reflexión y ayuda a abrir un poco la mente a otras posibles realidades.

8. «Nada», de Janne Teller. Préstamo de Miriam (gran recomendadora de mi entorno, siempre me descubre libros sorprendentes :-D), es otra de mis lecturas imprescindibles de este año. Se trata de una novela aparentemente simple, en la que un grupo de niños tratará de demostrar a uno de sus compañeros que se equivoca al decir que «Todo da igual». Para ello crearán un montón de significado, en el cual se incluirán objetos de valor para cada uno de ellos; la cuestión es dónde poner el límite en esa muestra de significado…Todo un planteamiento filosófico que ha convertido a la obra en un texto obligatorio para su estudio en los institutos daneses. Altamente recomendable.

9. «Violación. Nueva York», de Jana Leo. Otro de los préstamos de Sonia (también gran recomendadora, como podéis ver), este libro es una auténtica pasada. Se trata del relato autobiográfico de una artista española que, a raíz de la violación que sufre en el piso donde reside en Nueva York (y que hace las veces de catalizador sobre ella), realiza un estudio sobre la influencia del entorno y la arquitectura en la sociedad y sus conductas y analiza el impacto que tiene en las clases trabajadoras una legislación injusta. En resumen, un ensayo muy novedoso que hace reflexionar al lector sobre cuestiones de actualidad como son la gentrificación, la soledad o el abuso de poder. Muy recomendable

10. «Salvaje», de Cheryl Strayed. Después de haber visto la adaptación cinematográfica (que me gustó bastante), decidí leer el best seller en el que se basó. El libro narra la historia autobiográfica de su autora, que decidió recorrer el Sendero del Macizo del Pacífico al llegar a un punto muerto en su vida. A lo largo del sendero iremos conociendo más sobre Cheryl, cuáles son los motivos que la han llevado hasta el sendero, las personas que va conociendo y su propia evolución al recorrerlo. Desde luego el libro tenía todas las claves para gustarme (senderismo, naturaleza agreste, introspección en uno mismo), y no defraudó la expectativa. 

11. «El elogio de la sombra», de Junichiro Tanizaki. Pequeño ensayo del autor japonés que refleja a la perfección la cultura japonesa sobre la observación de las cosas y el valor de la tradición. Un texto delicado sobre la capacidad de apreciar y ver más allá de lo que se encuentra a simple vista, una puesta en valor de la capacidad que tiene la naturaleza para provocar distintas sensaciones sobre nuestra percepción de las cosas. Recomendable para los amantes de la vida contemplativa a los que les guste reflexionar.

12. «Pelea de gallos», de Mª Fernanda Ampuero. Libro de relatos que descubrí gracias al programa de radio de El cuentahílos de M21 y que trata temas como el papel de la mujer, el hogar o la interrelación entre clases sociales desde una perspectiva desgarradora que no deja para nada indiferente. Cuantos más textos latinoamericanos leo, más descubro una realidad tan Resultado de imagen de lobo negro errataparticular y mágica como violenta. Una lectura recomendable para quién no quiere quedarse indiferente.

13. «Lobo negro. Historia de una amistad salvaje», de Nick Jans. Otra lectura de la colección de Libros Salvajes de Errata Naturae, una de mis editoriales de cabecera. En ella el autor narra la historia real de Romeo, el lobo negro que se convirtió prácticamente en un vecino más de Juneau (Alaska) durante los siete años en los que sorprendió a los habitantes del lugar disfrutando de los juegos con sus perros y la proximidad de los hogares. Es un relato de amor a la naturaleza y también incomprensión hacia aquellos humanos que solamente buscan demostrar que son seres superiores. Otro imprescindible.

14. «Los sables y otros relatos», de Yukio Mishima. Compendio de relatos del autor japonés especialmente famoso por su obra «El pabellón de oro»; de hecho esa es la obra Mishima que querría haber releído tras la visita al pabellón de oro, pero en la librería no lo tenían y cogí este porque uno de sus relatos era «Peregrinos a Kumano» y también habíamos hecho el Kumano Kodo, jeje. El libro se compone de siete relatos que tratan temas característicos del autor como son la muerte, la belleza o las tradiciones japonesas, y se deja leer bastante bien.

15. «Margherita Dolcevita», de Stefano Benni. Regalo navideño de Jesús (muy bien elegido, por cierto), fue mi primera lectura en italiano del año. Se trata de un texto de ficción protagonizado por Margherita, una adolescente italiana capaz de ver más allá de las cosas tal y como son, incluidos espíritus (al estilo del realismo mágico). Su concepción del mundo, divertida, inteligente e irónica, chocará de frente con la realidad de su familia y la de sus nuevos vecinos, inmersos en la vorágine capitalista y las actitudes mafiosas. Una novela muy recomendable para los amantes de Mafalda, a quien recuerda mucho su protagonista 🙂   

16. «Orlando», de Virginia Woolf. Nuevo intento de acercarme a un texto de Woolf tras intentarlo hace algunos años con «La señora Dalloway», libro que, aún siendo corto, tuve que dejar a medias. Cuenta la historia del que podría ser el primer transexual de la historia de la literatura, un joven aristócrata que se transforma en mujer, pero no solo eso; además de cambiar de sexo, vive desde la época isabelina hasta el periodo de entreguerras (del siglo XVI a comienzos del XX aproximadamente). En esta ocasión pude terminar el libro, aunque sigue sin convencerme el estilo de la autora, algo denso y rebuscado. Lamentablemente aún no estoy preparada para la Woolf.

17. «Madrid: frontera», de David Llorente. Regalo de una de mis compañeras del curso de Creación literaria, se trata de un texto de ciencia ficción ambientado en un Madrid apocalíptico en el que reina el caos y la podredumbre humana, la policía se dedica a atacar a los mendigos que inundan las calles y los políticos abusan de todo aquello que está a su alcance. Es un texto que sorprende mucho por cómo está escrito, a modo de interpelación con el lector en segunda persona, y que poco a poco te va generando una desazón que asola tu alma igual que la ciudad en la que está ambientada la historia. Un libro interesante.

18. «Kanikosen. El pesquero», de Takiji Kobayashi. Clásico de la literatura japonesa ambientado en un barco pesquero que surca las aguas de Kamchatcka. A las gélidas temperaturas que han de aguantar los tripulantes del barco se suma el estado de semiesclavitud en el que se encuentran, puesto que difícilmente consiguen salir de su rutina en el mar y muchos mueren durante las travesías. Son personas sin nombre, que no importan a nadie, pero poco a poco el descontento por la injusticia que están viviendo les llevará a tratar de cambiar su situación. Un relato entretenido que introduce al lector en el tema del trabajo en Japón.

19. «Storia del nuovo cognome», de Elena Ferrante. Segundo libro de la tetralogía de Elena Ferrante y segunda lectura del año en italiano. En esta segunda entrega se narra la segunda parte de la adolescencia de las protagonistas (a partir de los 16 años) y la entrada en la veintena de ambas. Su diferente estatus (una recién casada y nueva rica, la otra estudiante) les llevará de nuevo a distanciarse y acercarse según van creciendo y desarrollando su personalidad. Personalmente disfruté conociendo las nuevas vivencias de Lila y Lenú. 

20. «Martes con mi viejo profesor», de Mitch Albom. Esta lectura la definiría como ideal para el verano por su ligereza, a pesar de que habla de la vida puesto que narra las enseñanzas que el viejo profesor del título da al protagonista del libro en sus últimas semanas antes de morir. Es de esos libros medio de autoayuda que tratan de mostrar al lector el lado bonito de la vida, pero como yo soy bastante descreída, a pesar de pensar «qué bonito» o «cuánta razón» termino por desencantarme y pensar que me están adoctrinando. Así que me resultó Resultado de imagen de fariña librouna lectura fácil y amena sin más. 

21. «Farinha», de Nacho Carretero. Uno de los libros más famosos del año debido a la incautación que sufrió entre los meses de marzo y junio como medida cautelar a petición del ex alcalde de O Grove por considerar dañado su honor. Y es que el libro trata el tema del narcotráfico en Galicia, y resulta que hay muchos intereses y personalidades (políticas, policiales, jurídicas) metidas en el ajo. Vamos, que su publicación levantó ampollas y me imagino que Nacho Carretero tendrá que andarse con cuidado, al estilo Antonio Salas o Roberto Saviano. Una lectura más que interesante para saber más sobre nuestra Historia y cómo funcionan las cosas en España. Y el que sea muy vago se puede ver la serie que están haciendo sobre el libro, jeje.

22. «La mirada de los peces», de Sergio del Molino. Novela autobiográfica del autor cuyo leit motiv es hacer un homenaje a Antonio Aramayona, profesor del escritor y hombre de principios que luchó durante toda su vida movido por distintas motivaciones y que suscitó todo tipo de reacciones entre las personas de su entorno al anunciar su suicidio (provocado por su estado de salud, en continuo empeoramiento). Es también una novela que tiene múltiples referencias musicales y de situación (está ambientada en la Zaragoza de hace unos treinta años), por lo que habrá muchos que se vean reconocidos en lugares y vivencias comunes. Una novela entretenida

23. «Un toque especial», de Anne Fine. Otro préstamo de Miriam que tampoco me dejo impertérrita, pero lo que más me impactó de todo es que se trata de un libro de la colección juvenil de «El barco de vapor», y personalmente no recuerdo haber leído cosas tan turbias en mi adolescencia. El libro relata la amistad de la protagonista, Natalie, con su vecina Tulip, una niña peculiar cuyo ambiente familiar la lleva a disfrutar acercándose a todo lo prohibido. Poco a poco Natalie se va dando cuenta de que lo que hace su amiga no está bien y empieza a distanciarse de ella, lo cual provocará sin duda una reacción en Tulip. Otra lectura bastante creepy sobre la infancia, al igual que «Nada».

24. «La ciudad solitaria. Aventuras en el arte de estar solo», de Olivia Laing. Descubrí este libro por casualidad en la tienda del Museo Guggenheim y llamó poderosamente mi atención por la parte de la soledad y su posible relación con la arquitectura y la ciudad. Y si bien el texto con el que me encontré era algo distinto a lo que me esperaba, no me defraudó en absoluto. Partiendo de la ruptura con su novio, la autora encuentra en la soledad no buscada y en Nueva York un hilo conductor que le lleva hasta las biografías de otros artistas solitarios como fueron Warhol o Hopper, conformando una obra melancólica que, curiosamente, termina por unir las vidas de los solitarios. Muy recomendable.

 

Continúa aquí

febrero 11

La energía siempre adquiere la misma forma: la de un árbol

«La energía siempre adquiere la misma forma: la de un árbol. De la raíz a la copa, el tronco central se va ramificando una y otra vez, alargando esos dedos cada vez más finos en busca de algo. La forma de la energía es el contorno de un ser vivo que se esfuerza por salir al exterior y envía sus zarcillos un poco más allá, y un poco más. […]

Esa misma fuerza se forma en nuestro interior, en nuestros árboles internos hechos de nervios y vasos sanguíneos. El tronco central, los senderos que se dividen y se vuelven a dividir. Las señales que viajan desde las puntas de los dedos pasando por la espina dorsal hasta llegar al cerebro. Somos eléctricos. La energía viaja por nuestro interior igual que en la naturaleza.»

«The power», de Naomi Alderman

Embalse de la Jarosa, Guadarrama, Madrid, España. 2017.

 

enero 5

Lecturas del año 2017 (2/2)

(Continuación de este post)

22. «El efecto del aleteo de una mariposa en Japón», de Ruth Ozeki. Libro recomendado por Diego, del cual no me fío mucho (jeje), pero en este caso la lectura no estuvo nada mal. La historia se centra en dos tramas entrelazadas por el destino: la de una escritora que vive en una isla de Canadá y la de una adolescente japonesa. Paseando por la playa, Ruth (la escritora) se encuentra con el diario de Nao (la joven japonesa), y a partir de ese momento no podrá separarse de la triste historia de la chica, cuyo paradero quiere encontrar porque sospecha que puede haber sido una de las víctimas de un tsunami que asoló Japón en 2011. Se trata de un relato que pone al lector, al igual que a Ruth, como observador de la amarga historia de Nao, que vive en sus carnes cuestiones que están a la orden del día en nuestras sociedades: el abuso de los compañeros, el comercio del propio cuerpo, la soledad en una sociedad individualista, el abandono, la tristeza…en definitiva, un libro que no deja indiferente (aunque no deja de parecerme un modo de narrar algo manido o comercial).     

23. «El cuento de la criada», de Margaret Atwood. Antes de ver la serie de HBO pude leer esta distopía no tan lejana a realidades que existen hoy día en las que la mujer sirve únicamente como objeto reproductor para una sociedad estéril (física y mentalmente), dominada por una religión politizada o una política dominada por una religión. No puedo decir mucho más de lo que ya se ha dicho sobre esta historia, pero considero que debería ser lectura obligatoria en los planes de estudio. Por cierto, la serie no está nada mal (sobre todo visualmente), aunque algunos cambios en la trama con respecto al libro son bastante discutibles…(aunque ya sé que el negocio de las series consiste en alargarlas :-P). ¡Ah! Y que no se me olvide agradecer a Ana la recomendación y el préstamo 😉

24. «América», de Manuel Vilas. En este libro Vilas viaja a diversos lugares de la geografía estadounidense (por motivos laborales sobre todo) y aprovecha esos viajes para hablar sobre los estadounidenses, el American way of life, la política del país, etc. y comparar todo ello con España, la visión que tenemos de los Estados Unidos y las diferencias políticas y de vida que existen entre ambos países. Si bien el planteamiento inicial me pareció bastante apetecible y el modo de narrar me gustó mucho, no acabé de entender el rollo del autor, a veces algo frívolo o superficial fardando de los hotelazos donde se queda y mimetizándose con ese American way of life que parecía criticar en un principio. 

25. «El feminismo es para todo el mundo», de Bell Hooks. Este es el típico libro que llega por casualidad pero parece quedarse en tu cabeza indefinidamente. Se trata de un ensayo escrito por una activista feminista negra, dividido en capítulos que van siendo cada vez más inclusivos, graduando paso a paso la globalidad del movimiento. Comienza hablando sobre qué es el feminismo (la igualdad) y qué no es (la lucha contra en género masculino), y a partir de ahí desarrolla la historia del movimiento y lo que supone a nivel social, su carácter antirracista, anticlasista y antihomófobo, etc. Todo ello con la intención de explicar al lector porqué el feminismo es para todo el mundo.

26. «Allí, donde se acaba el mundo», de Catherine Poulain. Libro autobiográfico sobre una joven francesa que decidió irse a Alaska para embarcarse en un barco pesquero. Allí tratará de hacerse un lugar en un mundo de hombres, con la intención de conseguir ser una más en el equipo y poder vivir con libertad. Por supuesto se ha de enfrentar a la opinión generalizada de sus compañeros, que la consideran frágil y «poca cosa», pero con su tesón y tenacidad conseguirá ser una más, a pesar de que el género, lo quiera o no, marca de algún modo la diferencia en el trato de los demás y su propia percepción. Una lectura muy recomendable para los amantes de los libros de aventuras y todos aquellos que piensen que no existen límites cuando realmente se desea algo. 

27. «De qué hablo cuando hablo de escribir», de Haruki Murakami. Otro libro más para mi colección «murakamiana», aunque echo de menos leer sus ficciones, porque cuando habla de sí mismo me resulta algo tedioso (se moja poco y es muy plano, no parece comunicar ningún tipo de sensación). Nada del otro mundo, simplemente su visión sobre escribir y el trabajo de escritor, además de tratar el mundo de la escritura, el famoseo, los premios literarios, etc.

28. «Las calculadoras de estrellas», de Miguel A. Delgado. El libro cuenta la historia de Gabriella, una niña huérfana que tendrá la suerte de dar con María Mitchell, la hija de un famoso científico que aprendió a conocer la configuración del cielo nocturno y vio en la pequeña un potencial para dedicarse a la Astronomía (a pesar de las reticencias sociales de la época en cuanto al desarrollo profesional y la educación de la mujer). Aunque el personaje principal es ficticio, el grupo de «calculadoras de estrellas» (y la propia Mitchell) sí que existió, dedicándose a catalogar todo el firmamento a finales del siglo XIX. Me resultó una lectura entretenida, una buena lectura para el verano, además de dar un poco de luz al papel que jugaron estas mujeres en el conocimiento del cielo.

29. «Un amore di zitella», de Andrea Vitali. Siempre me ha gustado leer algún libro ambientado en mi destino vacacional, así que este año me decidí por esta historia de una «solterona» (traducción literal de zitella) que habita en un pueblito a orillas del lago Como. Trabaja como funcionaria y su vida es poco apasionante, hasta que surge un malentendido con su compañera de trabajo, a la que regala «La Divina Comedia» de Dante por su boda, y la compañera piensa que Dante es el amante de la protagonista…Una lectura simpática, sin más pretensiones que provocarte una sonrisa. 

30. «El club de los gourmets», de Junichiro Tanizaki. Preciosa edición de la editorial Gallo nero, que ilustra el relato con unos estupendos dibujos. Se trata de una lectura curiosa, sobre un grupo de japoneses que conforma un club de amantes de la cocina. Su historia comienza tratando el hastío al que han llegado por haber probado ya todos los tipos de comida que están a su alcance, pero su ansia por encontrar nuevos sabores les lleva hasta un particular restaurante donde los platos no son solo comida, sino toda una experiencia sensitiva…

31. «Patria», de Fernando Aramburu. El best seller del año también pasó por mis manos. ¿Qué decir de este libro que no se haya dicho ya? Realmente no sé si hay mucha más ficción escrita sobre ETA, ya que continúa siendo una herida abierta, así que por esa parte constituye todo un logro por parte del autor. También acierta con la recreación de un ambiente temible y opresivo, y  está bien que trate diversos puntos de vista para dar al lector una visión más amplia, pero…¿no parece que los «malos» son tontos y los «buenos» son mejores? A pesar de mostrar vidas deshechas de un lado y del otro, parece que nos dirige a pensar que los más instruidos o vividos se alejan de esa cerrazón mental que supone ETA, mientras que los que han tenido menos posibilidades se sitúan dentro del movimiento, ya sea con sus actos o simplemente por no posicionarse. Imagino que debe ser difícil escribir sobre un tema así sin posicionarse o posicionar de algún modo al lector, pero aún así es el mayor pero que le veo a una novela que no por ello va a dejar de ser un éxito.

32. «La vuelta al mundo en 72 días», de Nellie Bly. ¿Sabíais que la periodista Nellie Bly fue la primera mujer que dio la vuelta al mundo? ¡Y nada más y nada menos que en 72 días! Basándose en la historia ficticia de Julio Verne (al que visita en su periplo, por cierto), la valiente periodista propuso llevar a cabo esta hazaña en 1889, ¡y lo logró! No deja de ser un viaje poco turístico, ya que la mayor parte del tiempo lo pasa desplazándose, pero aún así tiene el típico encanto de ser la primera vez que alguien hizo algo. Como novela no da mucho de sí, pero como hecho real merece la pena ser conocido.  

33. «El amante de Lady Chatterley», de D. H. Lawrence. A raíz de haber visto en el Teatro Español la obra «El lunar de Lady Chatterley» (recomendada en mi programa radiofónico de cabecera «La ciudad del drama», de M21 Madrid), una posible continuación para el libro, decidí buscar la obra original, que por lo visto fue un escándalo cuando la publicaron (1928) por su alto contenido erótico. Pues bien, la representación teatral me resultó mucho más interesante como tema, porque en ella se trataba la defensa que en su propio juicio por adulterio realizaba Lady Chatterley. La historia que narra el libro es bastante tópica (mujer que no está satisfecha con su matrimonio, porque además su marido no puede dejarla embarazada, y busca otro hombre que pueda hacerla madre), y aunque como novela erótica no está mal, es complicado empatizar con alguno de los personajes, quizás por el modo de escribir de la época.

34. «36», de Nieves Delgado. Otra de las recomendaciones de Miriam (muy acertadas siempre, por cierto 🙂 ), plantea la existencia de IAs o Inteligencias Artificiales en nuestro mundo actual, creadas con apariencia humana con la idea de que puedan integrarse en sociedad y que consigan grandes logros que supongan un avance para la humanidad. La protagonista es la IA 36, la primera de todas en mostrar cierta empatía y capacidad para relacionarse con los humanos. La obra desarrolla el encuentro de 36 con el mundo, su elección (o no) de sexo, relación con los seres humanos y vida en general. Merece la pena buscar la obra y leerla, porque a pesar de ser muy breve plantea a la perfección como somos los humanos, que parece que queremos avanzar y, cuando lo conseguimos, no sabemos como hacerle frente.

35. «Una chica en invierno», de Philip Larkin. Como la protagonista del libro era una bibliotecaria (aunque la historia no tenga nada que ver con esto) y la editorial es Impedimenta (que me gusta bastante), no tuve más remedio que cogerlo prestado de la biblioteca. El libro cuenta la historia de una refugiada que vive sin pena ni gloria en un pueblo inglés durante la IIª Guerra Mundial. Un día cualquiera recibe un mensaje del que fue su primer amor, un joven inglés con el que se carteaba años atrás y junto al que pasó un verano más o menos idílico e inocente. Como siempre, las perspectivas de la realidad y cómo son después las cosas van por otro lado…Otro libro entretenido que se lee fácilmente.

36. «Hojas de hierba. Antología», de Walt Whitman. Tras haber leído algún verso suyo en alguna parte relacionado con el hombre y la naturaleza, me decidí a probar con esta Antología que reúne varias de sus obras poéticas.  En líneas generales me gustó, me pareció que su poesía trasluce una filosofía de comunión con la naturaleza importante, aunque como no estoy acostumbrada a leer poesía me costó a ratos seguir el hilo. En cualquier caso, creo que puede ser un buen libro para acercarse al autor por recopilar poesía de varias de sus obras.

37. «El matrimonio de los peces rojos», de Guadalupe Nettel. Cuanto más leo a esta autora más me gusta, hay mucha realidad simbólica en sus textos (cosa que también me gusta de Murakami) y una atmósfera melancólica, como si fuese a empezar a llover en cualquier momento. En este caso se trata de una recopilación de cinco historias, siendo la principal la que da título al libro. En las cinco (creo recordar) se establece un enlace entre lo humano y lo animal, representando de un modo simbólico aquello que sienten sus personajes. Pienso que este podría ser un buen libro para iniciarse en la autora.    

38. «La vida en el campo», de Julia Rothman. Estupendísima guía visual editada por Errata Naturae sobre la vida en el campo. La ilustradora en el prólogo se declara feliz por haber conocido cómo es la vida y el trabajo en la granja y en el campo gracias a la familia de su novio, puesto que ella siempre había sido urbanita. Imagino que es un libro dirigido a todos aquellos urbanitas que, como yo, nos sentimos llamados de un modo u otro por el campo y el trabajo tradicional; nos veamos o no capaces de llevar ese tipo de vida, no deja de ser un modo cómodo y bonito de acercarse a él.

39. «El verano sin hombres», de Siri Hustvedt. No tuve la suerte de conocer a esta autora hasta que me habló de ella Roy Galán; parece que por culpa de su apellido (o más bien por la fama de su cónyuge) se la conoce más por ser «la mujer de Paul Auster», pero tras leer esta novela puedo decir que bien merece tener un nombre propio en el mundo literario. La historia comienza cuando el marido de la protagonista le pide una pausa en su relación porque ha conocido a otra persona (el tópico de la chica joven blablabla); el mundo de ella se derrumba y tiene que ingresar temporalmente en el hospital, para después tomarse un verano libre y volver a la ciudad donde creció, donde dará clases de poesía a un grupo de niñas y se reencontrará con su madre y su grupo de amigas. El libro se mueve mucho entre la acción real y el parlamento interior de Mia reflexionando sobre su propia vida. Me quedo con las conversaciones y momentos que pasa junto a las amigas de su madre, y cambiaría el final del libro (por pedir que no quede, jeje).

40. «El amante», de Marguerite Durás. Cogí este libro de la biblioteca sin muchas pretensiones, simplemente porque habían hablado de la autora en clase y pensé que estaría bien leer algo suyo, pero la verdad es que ni fu ni fa. La protagonista (que resulta ser la propia autora) es una joven de origen humilde con una madre tóxica que se verá abocada a una relación pasional abocada al fracaso con un comerciante chino, y será esa relación la que le marque su rostro con las arrugas de la madurez. Si bien tiene el valor de ser un relato personal bastante sincero, no sé porqué me dejó bastante indiferente…

41. «La vida sumergida», de Pilar Adón. Libro de relatos que conocí a través de «El cuentahílos» (otro de mis programas de cabecera de la radio de Madrid) y que, por lo visto, ha sido uno de los más recomendados por los editores este año. Pues bien, en líneas generales me ha gustado, aunque me ha parecido que la calidad de (o lo interesantes que son) los relatos es bastante desigual. La mayoría presentan a personajes solitarios, que llevan vidas apartadas del resto y transitan en una soledad algo agresiva (parece que para poder estar solos tienen que enfrentarse de un modo cruel a los demás, o viceversa). La sensación que me dejó al final fue un poco indiferente, pero es verdad que son textos que ganan con el poso que te dejan, porque reflexionando ahora sobre algunos de ellos les saco más sentido. 

42. «L’amica geniale», de Elena Ferrante. Una de las lecturas recomendadas para el nivel Avanzado 2 de italiano, y que me dejó prestado mi tía Cari. Se trata del primer volumen de una saga de cuatro libros que en la edición española han llamado «Dos amigas». De entrada era algo escéptica, pensé que no me iba a gustar demasiado porque me temía que fuera una ñoñería, pero la verdad es que la lectura me ha sorprendido gratamente. En esta primera parte se desarrollan los primeros años de amistad de dos amigas napolitanas, desde que comparten clase hasta que una de las dos se casa. La narradora, una de ellas, mantiene la típica relación de interdependencia y adoración con su amiga, lo que le lleva a considerarla el pilar y referente principal en su vida, si bien ella misma se convierte a lo largo del libro en ejemplo de quién querría ser la otra. Alrededor de ambas se encuentra la opresiva vida del barrio donde viven, que parece querer impedir a toda costa el desarrollo intelectual de las nuevas generaciones, además de estar en plena zona de Camorra…Me quedo con ganas de continuar su historia. 

 

A medias se quedan «Memorias de Leticia Valle», de Rosa Chacel; «No habría sido igual sin la lluvia», de Rubén Abella; y «Tainaron», de Leena Krohn.

Además, y como no podía ser de otro modo, he leído mucha novela gráfica y mucho manga, más aún que el año pasado puesto que tengo la suerte de tener como vecino a un coleccionista de cómics y manga que me hace las veces de bibliotecario personal, con recomendaciones y peticiones del oyente. Así he podido leer novelas gráficas como «El arte de volar» y «El ala rota» de Altarriba y Kim (obras maestras del panorama nacional), «Agujero negro» de Charles Burns (sobre extrañas enfermedades de transmisión sexual), «El perdón y la furia» de Altarriba y Keko (a pesar de tener una buena premisa de donde partir, el desarrollo es más bien triste y pobre),  «Stuck rubber baby» de Howad Cruse (sobre homosexualidad, racismo y discriminación), «Polina» de Bastien Vivés (preciosísimo), «Shenzen» de Guy Delisle (sobre cómo es la vida en Corea del Norte a ojos de un extranjero), «El perro enamorado de las estrellas» de Takashi Murakami (este es de llorar), «El hombre sin talento» de Yisiharu Tsuge (me pareció muy divertido), «Cosas que te pasan si estás vivo» del siempre genial Liniers, «El fotógrafo» de Guibert-Lefèvre-Lemercier (sobre un fotógrafo acompañando a Médicos Sin Fronteras a Afganistán, muy recomendable), «En este rincón del mundo» de Fumiyo Kouno (ambientado en la zona de Hiroshima en la IIª Guerra Mundial, así que también es de llorar) y «Fire!! La historia de Zora Neale Hurston» de Peter Bagge (estupenda forma de conocer la historia de esta peculiar escritora). 

Además (y entre otras series aún abiertas que no comento para no extenderme demasiado) he cerrado por fin la serie de «20th Century Boys», de Naoki Urasawa (una auténtica pasada, a la altura de «Monster»), he devorado «Kids on the slope» de Yuki Kodama, y he disfrutado muchísimo con «Ikkyu» de Hisashi Sakaguchi «Takemitzu Samurai» de Taiyou Matsumoto e Issei Eifuku (ambas series también de lectura obligada).

enero 2

Lecturas del año 2017 (1/2)

Continuando con la saga de lecturas que empezó en 2015 y continuó en 2016, este es el post de mis lecturas del año 2017 (bueno, más bien los posts, que este año lo he dividido en dos partes porque el año pasado casi me echan a los leones por la extensión de mi recopilación 😛 ).

Si bien he de admitir que no he podido cumplir mi propósito de hacer un reto de lecturas (me veo incapaz, voy más por apetencia instantánea que otra cosa), estoy bastante contenta por el número de lecturas de este año, que ha superado el del 2016 a pesar de que no he tenido que ir en transporte público al trabajo (y en movimiento es como más me cunde la lectura). Además me gusta ver que he aumentado el número de textos escritos por mujeres, lo cual nunca ha sido mi leit motiv principal a la hora de elegir lectura, pero siempre es de agradecer leer historias desde otra perspectiva y sensibilidad.

Una vez hechas las presentaciones, aquí va mi elenco literario:

1. 2/2 «Hasta aquí hemos llegado», de Petros Markaris. Fuera ya de la trilogía de la crisis, el autor griego continúa la saga del detective Jaritos investigando a los «Griegos de los años cincuenta», un grupo de radicales que se atribuye una serie de asesinatos de personas que actúan en contra del espíritu griego de aquellos años. Aunque no forme parte de dicha trilogía, continúa presentando una Grecia en crisis con un futuro poco alentador, aunque Jaritos y familia traten de ver su realidad con cierta esperanza. Otra lectura recomendable para los amantes de la literatura policíaca. 

2. 2/2 «Todo esto te daré», de Dolores Redondo. Otro libro fuera de trilogía (en este caso la del Baztán), premio Planeta en el 2016. Personalmente los premios me dan bastante igual, pero lo leí porque me gusta mucho cómo escribe la autora. La historia nos sitúa en esta ocasión en Galicia, donde un escritor investiga la muerte de su marido, cuyo pasado era un misterio para él. A pesar de su longitud (siempre digo que no me suelen gustar los libros muy gordos) se trata de una lectura amena, muy bien ambientada y con tramas secundarias interesantes. Me gustó, aunque creo que no tanto como «El guardián invisible» porque me resultó más sorprendente, pero aún así lo recomendaría.  

3. «Amores imperfectos», de Hiromi Kawakami. Como «El cielo es azul, la tierra es blanca» me encantó, tenía muchas ganas de leer algo más de la autora. En este caso me encontré con un conjunto de relatos que tratan temas como la soledad, desilusión, búsqueda del amor, etc. que ya trataba en el otro libro, pero al ser diversos relatos no es tan sencillo entrar en la historia y empatizar con los personajes.

4. «Tinto de verano», de Elvira Lindo. Recopilación de las columnas que la autora escribió para El País durante los meses de agosto del 2000 al 2004. Textos simpáticos y populares, que tratan el día a día veraniego de Elvira Lindo y familia en un pueblo de la vertiente madrileña de la sierra de Guadarrama. Si bien no me suelen gustar los textos de comedia, he de reconocer que me gusta mucho el punto de vista irónico de la Lindo, así que sí que consiguió sacarme la sonrisa de cuando en cuando. Eso sí, al ser este tipo de formato pensado para publicarse a diario en el periódico, es recomendable simultanearlo con otras lecturas para no cansarse y seguir apreciando su frescura.

5. «Todo ángel es terrible», de Susanna Tamaro. Este es el típico libro con el que me topé por casualidad, en una tienda de segunda mano a bajo precio. Hace años leí «Luisito» y me gustó mucho el tipo de historia, aunque en esta ocasión se trata de un texto autobiográfico, y quizás por eso mismo me gustó más aún. La autora relata su vida desde su infancia hasta que se convirtió en autora de renombre. Sorprende su sinceridad y crudeza, además del valor para separarse de un pasado complicado y dedicarse a lo que ella considera su vía de salvación: la escritura.  

6. «La collega tatuata», de Margherita Oggero. Un libro policíaco simpático, protagonizado por una ama de casa con habilidades detectivescas que le ayudan a salir de una aparentemente tediosa rutina. Entretenido sin más.

7. «La mano izquierda de la oscuridad», de Úrsula K. Leguin. Uno de los libros más famosos de la autora, que presenta una sociedad en la que no existen los conflictos sexuales porque todos sus miembros son hermafroditas, aunque siguen existiendo el racismo y el nacionalismo entre otras cosas. Un libro fundamental para todo amante de la ciencia ficción, y para cualquier persona que quiera enfrentarse a diversos dilemas éticos. 

8. «Violación: una historia de amor», de J. C. Oates. Con un planteamiento inicial algo complejo (el título en dos partes ya hace que salten las alarmas), Oates hace frente a un tema que pocos se atreven a tratar: cómo vive una mujer su propia violación, cómo lo procesa su hija (testigo de la misma) y cómo reacciona su entorno. La primera parte del libro me parece un relato que todos debiéramos leer, para entender cómo funcionan este tipo de situaciones, en las que se tiende a culpabilizar a la mujer (por ir por un parque de noche, por vestir con shorts, por querer destrozar la vida del grupo de jóvenes que la ha violado). La segunda parte del libro es algo más susceptible a crítica, puesto que trata el punto de vista de la hija, que se enamora del policía encargado del caso por ser el único que parece estar de parte de su madre. Aún así recomendaría su lectura a todo el mundo para darnos cuenta de cómo funciona el pensamiento colectivo en estos casos.

9. «Ofrenda a la tormenta», de Dolores Redondo. Cierre de «La trilogía del Baztán». Me resultó algo más previsible que los anteriores, quizás algo fácil, y he de reconocer que le cogí algo de tirria a la protagonista, pero es algo que suele pasarme cuando una historia se alarga mucho en el tiempo (me sucedió también con Lisbeth Salander en Millenium). Aún así, y como ya he dicho en otras ocasiones, me gusta mucho cómo escribe la autora. 

10. «Acquanera», de Valentina D’Urbano. Se trata de un libro bastante avvincente, que engancha, aunque pueda resultar algo lento por partes. La historia comienza con el retorno de Fortuna a su pueblo natal porque ha aparecido el cadáver de una mujer en el lago que podría ser la que fue su mejor amiga, Luce. A partir de esta premisa se relata la infancia de la protagonista, que proviene de una estirpe de mujeres adivinas a las que todo el mundo tiene miedo porque no parecen presagiar nada bueno. Una historia oscura y complicada que mantiene entretenido al lector. Recomendable.  

11. «El nombre del mundo es bosque», de Úrsula K. Leguin. Un relato bastante más breve que «La mano izquierda de la oscuridad» y «Los desposeídos», en el que se relata la destructiva y cruel colonización de un pueblo supuestamente avanzado sobre otro de indígenas. Ni que decir tiene que contiene muchos tintes realistas aunque algunos no quieran verlo…

12. «El libro de Gloria Fuertes. Antología de poemas y vida», edición de Blackie books. El otro día me pareció leer que le han otorgado a este recopilatorio el premio al mejor libro de poemas de 2017, y la verdad es que no me extraña. Desde el desconocimiento más absoluto del género he de decir que me parece un libro precioso, no sólo por su edición, sino también por la elección de los poemas que se incluyen y el entrelazado que hace de los mismos con la vida de la propia autora, de la que ya soy fan incondicional. Más que recomendable para saber quién era Gloria Fuertes y descubrirla en su obra poética.

13. «El paraíso que merece ser recobrado», de Thoreau. Mini texto que llamó mi atención por su título y autoría. Se trata de la reseña que hizo Thoreau al libro «El paraíso al alcance de todos los hombres», en la que se critica el pensamiento que atribuye a la tecnología el poder de salvar a la humanidad de todos sus problemas. Una idea interesante, pero la verdad es que me resultó bastante rollo, ¡y eso que era corto!

14. «Patagonia Express», de Luis Sepúlveda. De nuevo me sumerjo en otro libro de viajes de este autor, en esta ocasión en formato de relatos (¡parece que este es el año de los libros de relatos!). Me quedo con su modo de llevarte a sus periplos y, sobre todo, con la Patagonia, destino al que volvería una y otra vez, ya sea físicamente o volando con la imaginación 🙂 

15. «Una temporada en Tinker Creek», de Annie Dillard. Primer libro que leo de la colección Libros salvajes de Errata Naturae (y no será el último, porque me encanta su selección), Premio Pulitzer de Ensayo (tampoco lo elegí por el premio). De siempre me han gustado mucho los libros que tienen como protagonista a la naturaleza; había leído muchos textos sobre el enfrentamiento del hombre y lo salvaje, pero hasta ahora no me había encontrado con uno protagonizado por una mujer, y me ha sorprendido gratamente porque presenta una realidad bien distinta, de alguien que teme y trata de entender, de mimetizarse. Annie Dillard no busca enfrentarse a la naturaleza sino embeberse de ella y mimetizarse. En todo el texto se trasluce su asombro por cada animal y cada planta, su necesidad de entender cómo funciona lo natural y poder así ser parte de ello, y creo que en ello radica su mayor encanto.  

16. «Instrumental», de James Rhodes. Otro libro autobiográfico, en esta ocasión escrito a modo de terapia por el músico. Lo leí recomendado (y prestado) por Claudia, siempre al tanto del mundo sonoro 🙂 Es un libro difícil, en el que habla de los abusos que sufrió siendo niño, los traumas que estos le ocasionaron, sus posteriores intentos de suicidio…pero su visión es la de alguien que ha pasado por todo esto y ha encontrado el modo de salir adelante, a pesar de que el pasado nunca desaparece, gracias a la música. Merece la pena el esfuerzo de leerlo.

17. «El cuerpo en que nací», de Guadalupe Nettel. Segundo libro que leo de esta autora mejicana. Si en el primero ya me gustó su forma de escribir y el espíritu de soledad y desesperanza que emanaba de la protagonista, en este esas ideas se multiplican. Un relato de crecimiento en un entorno desestructurado, desde los recuerdos de una protagonista que bien podría ser la propia autora. Una mirada al mundo sin accesorios totalmente necesaria.

18. «La uruguaya», de Pedro Mairal. Guiándome de nuevo por una de mis editoriales de cabecera (Libros de Asteroide) elegí esta historia de un escritor argentino que viaja a Montevideo a recoger el pago por uno de sus libros. Entre otras cosas se encuentra en plena crisis matrimonial, y en Uruguay se va a encontrar con una joven a la que conoció hace tiempo y con la que piensa que tiene posibilidades. Lo que más me gustó de este libro es el golpe de realidad de la historia; como suele suceder, todo lo que se ve de un color al principio acaba viéndose de otro al final…Una lectura rápida y entretenida, también recomendable.

19. «Memorie di una ladra», de Dacia Maraini. Recomendado hace unos años por Beatriz (excompañera de clase y lectora de mis posts literarios, jeje), por fin encontré este libro en la Feria de Madrid y me decidí a hacerme con él. Cuenta las aventuras y desventuras de una chica con pocos recursos que termina siendo ladrona y timadora profesional, aunque verdaderamente no le va muy bien, sobre todo por culpa de su mala suerte con los hombres. A ratos interesante, el libro me resultó muy repetitivo (la pobre no para de entrar y salir de la cárcel, de vivir en la calle a vivir en un cuchitril a volver a la calle, de ser timada por uno u otro hombre) y excesivamente largo para lo poco que parecía evolucionar con cada golpe la protagonista. Me dejó un poco fría.

20. «Hôzuki, la librería de Mitsuko», de Aki Shimazaki. ¡Este libro es una perla! Y lo digo de verdad, es una de esas historias sencillas que te tocan de algún modo inexplicable y que te llevas contigo siempre. Además de ser de Nórdica Libros, otra de las editoriales que me encanta, lo escogí por su título (si es de una librería lo tengo que leer) y por ser de autora japonesa (aunque viva en Canadá). 

21. «Milk and honey», de Rupi Kaur. Este libro, regalo de mi amiga Miriam, me sorprendió por su preciosa edición (cubierta negra y sencilla, con ilustraciones en su interior), pero más aún por su contenido. Se trata de un conjunto de mini poesías (que podrían parecer haikus) sobre temas como el abuso, la soledad, desazón, feminidad…que no te dejan indiferente. Los hay más o menos impactantes (supongo que esto dependerá de cada lector), pero en general me gustó mucho por ser algo muy diferente a lo que leo habitualmente, y porque me encanta que me recomienden y regalen libros pensando en que pueden gustarme.

Continuará…