agosto 16

El puente de Verona

Segunda vez que viajo a Verona, aunque esta vez por ser temporada estival estaba bastante más llena de gente…como siempre la peor zona es la próxima a la casa de Julieta y la arena, todo debido a la masificación, pero de nuevo pude disfrutar de lo que más me gustó la primera vez, el puente de Castelvecchio 🙂 

Puente de Castelvecchio, Verona, Véneto, Italia.
Junio 2024
octubre 20

Cumbre vieja

Si bien los acontecimientos posteriores a nuestro viaje han enturbiado la visión que tuvimos aquel día que caminamos parte de la ruta de los volcanes, no puedo olvidar los colores que caracterizan este trocito de isla. Tierra volcánica de negros profundos que resaltan aún más por los múltiples pinos que crecen a los lados de la cumbre. Ahora, allí, el negro es brillante, pero lo que más resalta es el rojo anaranjado de la lava, cubierta poco a poco por la ceniza.

¿Seguirán las nubes arropando el espacio entre Cumbre vieja y la Caldera de Taburiente?

¿Cómo será ahora el espacio destinado al conocimiento de las cavidades volcánicas «Caños de fuego«? Se inauguró hace tan poco tiempo…

Cumbre vieja y Caños de fuego, La Palma, islas Canarias.
Septiembre 2021
noviembre 22

Allá en la Patagonia chilena

ihortal-1240Allá en la Patagonia chilena, en ese espacio del mundo donde no hay pueblos dispersos sino solo tres pueblos entre estepas inmensas. A unas horas en que el día está por comenzar, en uno de esos días fríos de invierno de cielo despejado, allá en la Patagonia chilena, tan solo unos pocos senderistas recorríamos en autobús la distancia entre Puerto Natales y el Parque Nacional Torres del Paine.

Y, en medio de ninguna parte, paramos cerca de este café. Un café que habrá visto nevadas que lo habrán dejado aislado, por el que habrán pasado tantos y tantos viajeros en su camino al Paine. Aquel día de finales de invierno, yo pisé ese café. Y me sorprendió encontrar un grupete de senderistas hablando en español sobre el sometimiento de los pueblos. Y la conversación, entre una australiana, un italiano y una chilena (que trabajaba en el café), la guiaba un catalán.

Yo no soy nadie, y por ello sé que mis opiniones no valen nada. Y menos cuando uno está al otro extremo del mundo, viendo algo que, posiblemente, no volverá a ver jamás. ¿Por qué no basta con sabernos afortunados por poder estar allí? ¿Por qué no es suficiente con lo increíble que es el mundo? ¿Por qué somos siempre tan egocéntricos?

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