enero 5

Lecturas del año 2017 (2/2)

(Continuación de este post)

22. «El efecto del aleteo de una mariposa en Japón», de Ruth Ozeki. Libro recomendado por Diego, del cual no me fío mucho (jeje), pero en este caso la lectura no estuvo nada mal. La historia se centra en dos tramas entrelazadas por el destino: la de una escritora que vive en una isla de Canadá y la de una adolescente japonesa. Paseando por la playa, Ruth (la escritora) se encuentra con el diario de Nao (la joven japonesa), y a partir de ese momento no podrá separarse de la triste historia de la chica, cuyo paradero quiere encontrar porque sospecha que puede haber sido una de las víctimas de un tsunami que asoló Japón en 2011. Se trata de un relato que pone al lector, al igual que a Ruth, como observador de la amarga historia de Nao, que vive en sus carnes cuestiones que están a la orden del día en nuestras sociedades: el abuso de los compañeros, el comercio del propio cuerpo, la soledad en una sociedad individualista, el abandono, la tristeza…en definitiva, un libro que no deja indiferente (aunque no deja de parecerme un modo de narrar algo manido o comercial).     

23. «El cuento de la criada», de Margaret Atwood. Antes de ver la serie de HBO pude leer esta distopía no tan lejana a realidades que existen hoy día en las que la mujer sirve únicamente como objeto reproductor para una sociedad estéril (física y mentalmente), dominada por una religión politizada o una política dominada por una religión. No puedo decir mucho más de lo que ya se ha dicho sobre esta historia, pero considero que debería ser lectura obligatoria en los planes de estudio. Por cierto, la serie no está nada mal (sobre todo visualmente), aunque algunos cambios en la trama con respecto al libro son bastante discutibles…(aunque ya sé que el negocio de las series consiste en alargarlas :-P). ¡Ah! Y que no se me olvide agradecer a Ana la recomendación y el préstamo 😉

24. «América», de Manuel Vilas. En este libro Vilas viaja a diversos lugares de la geografía estadounidense (por motivos laborales sobre todo) y aprovecha esos viajes para hablar sobre los estadounidenses, el American way of life, la política del país, etc. y comparar todo ello con España, la visión que tenemos de los Estados Unidos y las diferencias políticas y de vida que existen entre ambos países. Si bien el planteamiento inicial me pareció bastante apetecible y el modo de narrar me gustó mucho, no acabé de entender el rollo del autor, a veces algo frívolo o superficial fardando de los hotelazos donde se queda y mimetizándose con ese American way of life que parecía criticar en un principio. 

25. «El feminismo es para todo el mundo», de Bell Hooks. Este es el típico libro que llega por casualidad pero parece quedarse en tu cabeza indefinidamente. Se trata de un ensayo escrito por una activista feminista negra, dividido en capítulos que van siendo cada vez más inclusivos, graduando paso a paso la globalidad del movimiento. Comienza hablando sobre qué es el feminismo (la igualdad) y qué no es (la lucha contra en género masculino), y a partir de ahí desarrolla la historia del movimiento y lo que supone a nivel social, su carácter antirracista, anticlasista y antihomófobo, etc. Todo ello con la intención de explicar al lector porqué el feminismo es para todo el mundo.

26. «Allí, donde se acaba el mundo», de Catherine Poulain. Libro autobiográfico sobre una joven francesa que decidió irse a Alaska para embarcarse en un barco pesquero. Allí tratará de hacerse un lugar en un mundo de hombres, con la intención de conseguir ser una más en el equipo y poder vivir con libertad. Por supuesto se ha de enfrentar a la opinión generalizada de sus compañeros, que la consideran frágil y «poca cosa», pero con su tesón y tenacidad conseguirá ser una más, a pesar de que el género, lo quiera o no, marca de algún modo la diferencia en el trato de los demás y su propia percepción. Una lectura muy recomendable para los amantes de los libros de aventuras y todos aquellos que piensen que no existen límites cuando realmente se desea algo. 

27. «De qué hablo cuando hablo de escribir», de Haruki Murakami. Otro libro más para mi colección «murakamiana», aunque echo de menos leer sus ficciones, porque cuando habla de sí mismo me resulta algo tedioso (se moja poco y es muy plano, no parece comunicar ningún tipo de sensación). Nada del otro mundo, simplemente su visión sobre escribir y el trabajo de escritor, además de tratar el mundo de la escritura, el famoseo, los premios literarios, etc.

28. «Las calculadoras de estrellas», de Miguel A. Delgado. El libro cuenta la historia de Gabriella, una niña huérfana que tendrá la suerte de dar con María Mitchell, la hija de un famoso científico que aprendió a conocer la configuración del cielo nocturno y vio en la pequeña un potencial para dedicarse a la Astronomía (a pesar de las reticencias sociales de la época en cuanto al desarrollo profesional y la educación de la mujer). Aunque el personaje principal es ficticio, el grupo de «calculadoras de estrellas» (y la propia Mitchell) sí que existió, dedicándose a catalogar todo el firmamento a finales del siglo XIX. Me resultó una lectura entretenida, una buena lectura para el verano, además de dar un poco de luz al papel que jugaron estas mujeres en el conocimiento del cielo.

29. «Un amore di zitella», de Andrea Vitali. Siempre me ha gustado leer algún libro ambientado en mi destino vacacional, así que este año me decidí por esta historia de una «solterona» (traducción literal de zitella) que habita en un pueblito a orillas del lago Como. Trabaja como funcionaria y su vida es poco apasionante, hasta que surge un malentendido con su compañera de trabajo, a la que regala «La Divina Comedia» de Dante por su boda, y la compañera piensa que Dante es el amante de la protagonista…Una lectura simpática, sin más pretensiones que provocarte una sonrisa. 

30. «El club de los gourmets», de Junichiro Tanizaki. Preciosa edición de la editorial Gallo nero, que ilustra el relato con unos estupendos dibujos. Se trata de una lectura curiosa, sobre un grupo de japoneses que conforma un club de amantes de la cocina. Su historia comienza tratando el hastío al que han llegado por haber probado ya todos los tipos de comida que están a su alcance, pero su ansia por encontrar nuevos sabores les lleva hasta un particular restaurante donde los platos no son solo comida, sino toda una experiencia sensitiva…

31. «Patria», de Fernando Aramburu. El best seller del año también pasó por mis manos. ¿Qué decir de este libro que no se haya dicho ya? Realmente no sé si hay mucha más ficción escrita sobre ETA, ya que continúa siendo una herida abierta, así que por esa parte constituye todo un logro por parte del autor. También acierta con la recreación de un ambiente temible y opresivo, y  está bien que trate diversos puntos de vista para dar al lector una visión más amplia, pero…¿no parece que los «malos» son tontos y los «buenos» son mejores? A pesar de mostrar vidas deshechas de un lado y del otro, parece que nos dirige a pensar que los más instruidos o vividos se alejan de esa cerrazón mental que supone ETA, mientras que los que han tenido menos posibilidades se sitúan dentro del movimiento, ya sea con sus actos o simplemente por no posicionarse. Imagino que debe ser difícil escribir sobre un tema así sin posicionarse o posicionar de algún modo al lector, pero aún así es el mayor pero que le veo a una novela que no por ello va a dejar de ser un éxito.

32. «La vuelta al mundo en 72 días», de Nellie Bly. ¿Sabíais que la periodista Nellie Bly fue la primera mujer que dio la vuelta al mundo? ¡Y nada más y nada menos que en 72 días! Basándose en la historia ficticia de Julio Verne (al que visita en su periplo, por cierto), la valiente periodista propuso llevar a cabo esta hazaña en 1889, ¡y lo logró! No deja de ser un viaje poco turístico, ya que la mayor parte del tiempo lo pasa desplazándose, pero aún así tiene el típico encanto de ser la primera vez que alguien hizo algo. Como novela no da mucho de sí, pero como hecho real merece la pena ser conocido.  

33. «El amante de Lady Chatterley», de D. H. Lawrence. A raíz de haber visto en el Teatro Español la obra «El lunar de Lady Chatterley» (recomendada en mi programa radiofónico de cabecera «La ciudad del drama», de M21 Madrid), una posible continuación para el libro, decidí buscar la obra original, que por lo visto fue un escándalo cuando la publicaron (1928) por su alto contenido erótico. Pues bien, la representación teatral me resultó mucho más interesante como tema, porque en ella se trataba la defensa que en su propio juicio por adulterio realizaba Lady Chatterley. La historia que narra el libro es bastante tópica (mujer que no está satisfecha con su matrimonio, porque además su marido no puede dejarla embarazada, y busca otro hombre que pueda hacerla madre), y aunque como novela erótica no está mal, es complicado empatizar con alguno de los personajes, quizás por el modo de escribir de la época.

34. «36», de Nieves Delgado. Otra de las recomendaciones de Miriam (muy acertadas siempre, por cierto 🙂 ), plantea la existencia de IAs o Inteligencias Artificiales en nuestro mundo actual, creadas con apariencia humana con la idea de que puedan integrarse en sociedad y que consigan grandes logros que supongan un avance para la humanidad. La protagonista es la IA 36, la primera de todas en mostrar cierta empatía y capacidad para relacionarse con los humanos. La obra desarrolla el encuentro de 36 con el mundo, su elección (o no) de sexo, relación con los seres humanos y vida en general. Merece la pena buscar la obra y leerla, porque a pesar de ser muy breve plantea a la perfección como somos los humanos, que parece que queremos avanzar y, cuando lo conseguimos, no sabemos como hacerle frente.

35. «Una chica en invierno», de Philip Larkin. Como la protagonista del libro era una bibliotecaria (aunque la historia no tenga nada que ver con esto) y la editorial es Impedimenta (que me gusta bastante), no tuve más remedio que cogerlo prestado de la biblioteca. El libro cuenta la historia de una refugiada que vive sin pena ni gloria en un pueblo inglés durante la IIª Guerra Mundial. Un día cualquiera recibe un mensaje del que fue su primer amor, un joven inglés con el que se carteaba años atrás y junto al que pasó un verano más o menos idílico e inocente. Como siempre, las perspectivas de la realidad y cómo son después las cosas van por otro lado…Otro libro entretenido que se lee fácilmente.

36. «Hojas de hierba. Antología», de Walt Whitman. Tras haber leído algún verso suyo en alguna parte relacionado con el hombre y la naturaleza, me decidí a probar con esta Antología que reúne varias de sus obras poéticas.  En líneas generales me gustó, me pareció que su poesía trasluce una filosofía de comunión con la naturaleza importante, aunque como no estoy acostumbrada a leer poesía me costó a ratos seguir el hilo. En cualquier caso, creo que puede ser un buen libro para acercarse al autor por recopilar poesía de varias de sus obras.

37. «El matrimonio de los peces rojos», de Guadalupe Nettel. Cuanto más leo a esta autora más me gusta, hay mucha realidad simbólica en sus textos (cosa que también me gusta de Murakami) y una atmósfera melancólica, como si fuese a empezar a llover en cualquier momento. En este caso se trata de una recopilación de cinco historias, siendo la principal la que da título al libro. En las cinco (creo recordar) se establece un enlace entre lo humano y lo animal, representando de un modo simbólico aquello que sienten sus personajes. Pienso que este podría ser un buen libro para iniciarse en la autora.    

38. «La vida en el campo», de Julia Rothman. Estupendísima guía visual editada por Errata Naturae sobre la vida en el campo. La ilustradora en el prólogo se declara feliz por haber conocido cómo es la vida y el trabajo en la granja y en el campo gracias a la familia de su novio, puesto que ella siempre había sido urbanita. Imagino que es un libro dirigido a todos aquellos urbanitas que, como yo, nos sentimos llamados de un modo u otro por el campo y el trabajo tradicional; nos veamos o no capaces de llevar ese tipo de vida, no deja de ser un modo cómodo y bonito de acercarse a él.

39. «El verano sin hombres», de Siri Hustvedt. No tuve la suerte de conocer a esta autora hasta que me habló de ella Roy Galán; parece que por culpa de su apellido (o más bien por la fama de su cónyuge) se la conoce más por ser «la mujer de Paul Auster», pero tras leer esta novela puedo decir que bien merece tener un nombre propio en el mundo literario. La historia comienza cuando el marido de la protagonista le pide una pausa en su relación porque ha conocido a otra persona (el tópico de la chica joven blablabla); el mundo de ella se derrumba y tiene que ingresar temporalmente en el hospital, para después tomarse un verano libre y volver a la ciudad donde creció, donde dará clases de poesía a un grupo de niñas y se reencontrará con su madre y su grupo de amigas. El libro se mueve mucho entre la acción real y el parlamento interior de Mia reflexionando sobre su propia vida. Me quedo con las conversaciones y momentos que pasa junto a las amigas de su madre, y cambiaría el final del libro (por pedir que no quede, jeje).

40. «El amante», de Marguerite Durás. Cogí este libro de la biblioteca sin muchas pretensiones, simplemente porque habían hablado de la autora en clase y pensé que estaría bien leer algo suyo, pero la verdad es que ni fu ni fa. La protagonista (que resulta ser la propia autora) es una joven de origen humilde con una madre tóxica que se verá abocada a una relación pasional abocada al fracaso con un comerciante chino, y será esa relación la que le marque su rostro con las arrugas de la madurez. Si bien tiene el valor de ser un relato personal bastante sincero, no sé porqué me dejó bastante indiferente…

41. «La vida sumergida», de Pilar Adón. Libro de relatos que conocí a través de «El cuentahílos» (otro de mis programas de cabecera de la radio de Madrid) y que, por lo visto, ha sido uno de los más recomendados por los editores este año. Pues bien, en líneas generales me ha gustado, aunque me ha parecido que la calidad de (o lo interesantes que son) los relatos es bastante desigual. La mayoría presentan a personajes solitarios, que llevan vidas apartadas del resto y transitan en una soledad algo agresiva (parece que para poder estar solos tienen que enfrentarse de un modo cruel a los demás, o viceversa). La sensación que me dejó al final fue un poco indiferente, pero es verdad que son textos que ganan con el poso que te dejan, porque reflexionando ahora sobre algunos de ellos les saco más sentido. 

42. «L’amica geniale», de Elena Ferrante. Una de las lecturas recomendadas para el nivel Avanzado 2 de italiano, y que me dejó prestado mi tía Cari. Se trata del primer volumen de una saga de cuatro libros que en la edición española han llamado «Dos amigas». De entrada era algo escéptica, pensé que no me iba a gustar demasiado porque me temía que fuera una ñoñería, pero la verdad es que la lectura me ha sorprendido gratamente. En esta primera parte se desarrollan los primeros años de amistad de dos amigas napolitanas, desde que comparten clase hasta que una de las dos se casa. La narradora, una de ellas, mantiene la típica relación de interdependencia y adoración con su amiga, lo que le lleva a considerarla el pilar y referente principal en su vida, si bien ella misma se convierte a lo largo del libro en ejemplo de quién querría ser la otra. Alrededor de ambas se encuentra la opresiva vida del barrio donde viven, que parece querer impedir a toda costa el desarrollo intelectual de las nuevas generaciones, además de estar en plena zona de Camorra…Me quedo con ganas de continuar su historia. 

 

A medias se quedan «Memorias de Leticia Valle», de Rosa Chacel; «No habría sido igual sin la lluvia», de Rubén Abella; y «Tainaron», de Leena Krohn.

Además, y como no podía ser de otro modo, he leído mucha novela gráfica y mucho manga, más aún que el año pasado puesto que tengo la suerte de tener como vecino a un coleccionista de cómics y manga que me hace las veces de bibliotecario personal, con recomendaciones y peticiones del oyente. Así he podido leer novelas gráficas como «El arte de volar» y «El ala rota» de Altarriba y Kim (obras maestras del panorama nacional), «Agujero negro» de Charles Burns (sobre extrañas enfermedades de transmisión sexual), «El perdón y la furia» de Altarriba y Keko (a pesar de tener una buena premisa de donde partir, el desarrollo es más bien triste y pobre),  «Stuck rubber baby» de Howad Cruse (sobre homosexualidad, racismo y discriminación), «Polina» de Bastien Vivés (preciosísimo), «Shenzen» de Guy Delisle (sobre cómo es la vida en Corea del Norte a ojos de un extranjero), «El perro enamorado de las estrellas» de Takashi Murakami (este es de llorar), «El hombre sin talento» de Yisiharu Tsuge (me pareció muy divertido), «Cosas que te pasan si estás vivo» del siempre genial Liniers, «El fotógrafo» de Guibert-Lefèvre-Lemercier (sobre un fotógrafo acompañando a Médicos Sin Fronteras a Afganistán, muy recomendable), «En este rincón del mundo» de Fumiyo Kouno (ambientado en la zona de Hiroshima en la IIª Guerra Mundial, así que también es de llorar) y «Fire!! La historia de Zora Neale Hurston» de Peter Bagge (estupenda forma de conocer la historia de esta peculiar escritora). 

Además (y entre otras series aún abiertas que no comento para no extenderme demasiado) he cerrado por fin la serie de «20th Century Boys», de Naoki Urasawa (una auténtica pasada, a la altura de «Monster»), he devorado «Kids on the slope» de Yuki Kodama, y he disfrutado muchísimo con «Ikkyu» de Hisashi Sakaguchi «Takemitzu Samurai» de Taiyou Matsumoto e Issei Eifuku (ambas series también de lectura obligada).


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Publicado 05/01/2018 por ihortalen la categoríalecturas

5 HUELLAS :

    1. De ihortal (Autor del artículo) el

      ¡Jajajaja! Esas sí que ya no las metí, porque «la lista es interminable, monada» 😛

      Responder
  1. Pingback: Mis lecturas del año 2018 (1/2)

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