Los árboles desnudos
«Después de los días de luminosidad dorada y aire tibio y la embriaguez de los colores -los rojos, los amarillos, los marrones, los ocres- llega siempre una mañana en la que llueve y hace viento, y es la señal de que va a empezar el invierno. Luego vuelve el sol, pero ya hace un frío afilado, y de pronto los árboles se han quedado sin hojas, y poco después de las cuatro de la tarde ya es de noche. A la estación de las manchas de color sucede la del dibujo: siluetas negras de troncos y ramas desnudas contra el cielo, como trazos de lápiz sobre una ancha hoja en blanco. Y es también, para el aficionado a todos los rasgos de lo femenino, el comienzo de la estación de los gorros de lana y las boinas, la delicia de las caras invernales, pómulos y barbillas y frentes enmarcados por ellos.» Antonio Muñoz Molina (léase aquí)
Sopa. Manta. Película.
🙂 te iba a decir Isa, qué bonito escrito!jeje, pero la foto es ideal para el texto. El invierno da más desasosiego que el otoño y además está pasando volando ¿no?.
Qué gran plan el de Jesús!Disfrutadlo!
el otoño nos pone melancólicos a todos…
Jesús, y como esa, muchas noches…
Sonia, qué bien suenan las palabras escritas por un maestro, ¿eh? 🙂 Me parece que este año te plantas en verano sin darte cuenta, ¡estás a tope de actividades!
Eva, es cierto…pero también hay que aprenden a disfrutar de ella 😉