mayo
15
La vieja bicicleta
Atrás quedaron aquellos días en que el viento circundaba la bicicleta roja mientras descendía a toda velocidad por la cuesta de la piscina, las tardes en que descansó sobre la hierba mientras su dueño jugaba al fútbol con amigos, las noches cálidas de verano en que, del manillar, circulaba suavemente sintiendo el salitre en el aire.
Ahora la bicicleta vieja descansa frente a la puerta de la tienda de antigüedades, como todas aquellas cosas que han perdido su función vital pero que, con el tiempo, han adquirido un aura melancólica que atrae al paseante y lo invita a sumergirse en el recuerdo de un pasado que sabe a eterno.
A esa rueda le quedan vueltas por dar 😉
Pues creo que no estaba en venta…
A mi me ha recordado a mi infancia, cuando no salías de casa sin la bici y en la que decir por cualquier razón «estoy sin bici» era lo peor que podía pasarte.
¡Jajajajaja! Es verdad…qué tiempos aquellos, sin preocupaciones…
yo tuve una bici como esa, era tambien roja. La regalé cuando emigré a la capital y supongo que se ha perdido en el túnel del tiempo.
¡Quizás fuera esta!