abril 29

Dédalo e Ícaro

El Palazzo Ducale cuenta con otro magnífico conjunto escultórico del gran Antonio Canova, del cual ya pude ver hace unos años Ercole e Lica en Roma. En esta ocasión el mito del que nos habla es el de Dédalo y su hijo Ícaro, al que hizo unas alas de cera para que pudiese huir de Creta, donde estaban encerrados, pero al acercarse al sol sus alas se derritieron y murió en el intento.

Dédalo e Ícaro, Palazzo Ducale, Venecia, Véneto, Italia.
Marzo 2024
noviembre 30

Aquellos zapatos

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Aquellos zapatos que encontramos abandonados junto a una iglesia toledana nos hicieron preguntarnos por aquellos pies que, descalzos, posiblemente deshicieran el camino a casa. ¿Qué será de ellos ahora? ¿Llegará alguien descalzo que agradecerá encontrarlos así dispuestos? ¿O jamás volverán a ser utilizados para su propósito originario?

enero 11

El castillo de Bran

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Tras unos días de intensa lluvia en pleno mes de agosto, visitamos el castillo de Bran con la ilusión de ver unas nubes negras sobre él que le dieran un aire tétrico y lúgubre. Desafortunadamente, las nubes decidieron irse a otra parte y el cielo abrió con plenitud sobre el castillo de Bran, que más parecía un parque temático que un lugar relacionado mínimamente con Drácula.

El castillo de Bran es uno de los lugares más visitados de Rumanía debido a que, supuestamente, Coppola lo tomó como referencia para su película sobre «Drácula», si bien Vlad «El empalador» no debió pisarlo jamás. Debido a la fama del lugar, nos tocó hacer una larga cola paseando entre cientos de tenderetes de souvenirs (a cada cual más hortera) y comida ligeramente grasienta para llevar. Posiblemente fuese la entrada más cara que pagamos en el país.

Ya dentro tuvimos que hacer cola de nuevo para el baño, y también para subir las escaleras, bajarlas, ver una habitación, ver otra…una auténtica romería, mal gestionada y poco vigilada (sorprendía ver a la gente saltándose los cordoncitos de seguridad y tocando todas las puertas y muebles sin ningún tipo de pudor).

Finalmente salimos, agradecidos, al jardín que rodea el castillo, el cual pudimos contemplar desde abajo (quizás sea ésta su mejor vista desde las proximidades). Ir había que ir, pero desde luego, recomendable hacerlo en otra época, donde acompañen más el tiempo y menos las hordas de turistas.

agosto 14

Los misterios de París

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Érase que se era

un obrero cojo

al que se le había asignado

la tarea de emplazar

los balcones

en el lado izquierdo

de la fachada

de un bello edificio parisino.

 

Trabaja que trabaja,

(que si pica por aqui,

enyesa por allá,

que si enjuágate el sudor,

lija un poco de acá,

y pinta por acullá),

cuando al bajar del andamio,

henchido por el orgullo

del que sabe del suyo

un trabajo bien hecho,

alza la vista y exclama

 

«¡La leche!»,

tras haberse percatado,

ya a toro pasado,

de que debió haber usado

el famoso inclinómetro.

mayo 15

La vieja bicicleta

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Atrás quedaron aquellos días en que el viento circundaba la bicicleta roja mientras descendía a toda velocidad por la cuesta de la piscina, las tardes en que descansó sobre la hierba mientras su dueño jugaba al fútbol con amigos, las noches cálidas de verano en que, del manillar, circulaba suavemente sintiendo el salitre en el aire.


Ahora la bicicleta vieja descansa frente a la puerta de la tienda de antigüedades, como todas aquellas cosas que han perdido su función vital pero que, con el tiempo, han adquirido un aura melancólica que atrae al paseante y lo invita a sumergirse en el recuerdo de un pasado que sabe a eterno.