The home of the little people
Una pequeña puerta comunica la pradera con la ciudad-tronco habitada por la little people.
Cientos de ellos traspasan cada noche dicha abertura para dirigirse a sus respectivos trabajos, que llevarán a cabo a la luz de la luna, y, ya de madrugada, volverán a sus ramificados hogares.
Y, una vez allí, tumbados sobre la fresca y verde hoja que les sirve de cama, observarán al sol salir hacia lo más alto, mientras el sueño se va adueñando de sus pequeños cuerpos, llevándoles lejos de la ruidosa y molesta presencia de la big people.
Subiré a lo más alto
Las diez y treinta y tres
Una estación de autobuses,
en un punto indeterminado (y oculto entre la niebla)
del mapa de la Península.
Un lugar inhóspito,
deshabitado y helado.
Los carteles parecen esperar
la llegada de autobuses invisibles;
y los relojes hace tiempo
que se quedaron detenidos.
A las diez y treinta y tres,
la estación quedó en punto muerto.
P. D. Los lugares olvidados también tienen un lugar en mis colecciones…