Elogio de las sombras
Uno entiende plenamente a Junichiro Tanizaki en su «Elogio de la sombra» cuando visita Kioto. Paseando por sus calles el transeúnte descubre un perfecto manejo de la luz, tenue y matizada, que recorre la arquitectura y le da profundidad, valorando también los espacios en penumbra. Una arquitectura entendida como estructura y vacío, sombras y luces, la belleza estética del cambio según la hora del día, según la estación del año. En Japón se entiende la belleza de las sombras y se valora la creación de profundidad y misterio gracias a ellas. Y es en estos espacios donde parece reinar el silencio, aún teniendo como sonido de fondo el circular del agua del río Kamo o los pasos de algún viandante.
Kioto, Japón. 2018.
Tardes de domingo junto al río Kamo
Abandono vigilado
Llegar a primerísima hora de la mañana al bosque de Oma y estar sola en medio de todos esos ojos que te miran es una sensación curiosa, como de abandono vigilado.