Baños calientes
Una constante en Islandia es la energía geotérmica, y el «modo de expresión» más habitual que tiene para mostrar su potencia es el agua caliente. En múltiples lugares nos hemos encontrado con ríos que desprenden humo, cuya temperatura puede oscilar entre los 30 y los 120º. En la zona geotérmica de Hengill nos encontramos con ambos extremos, con lo que pudimos bañarnos (con cuidado) al aire libre, disfrutando de la diferencia de temperatura 🙂
Cascada de Seljalandsfoss
Si comienzas a recorrer la isla por el sur, uno de los primeros rincones icónicos con los que te encontrarás es la cascada de Seljalandsfoss. Lo primero que llama la atención al acercarse es la cantidad de coches aparcados en el parking más próximo…teniendo en cuenta que durante el viaje habrá kilómetros donde no nos cruzaremos con nadie, impacta. Pero en verdad lo que más llama la atención es que es posible vislumbrar la cascada desde la distancia, porque se encuentra en lo que fue una escollera sobre el mar (que ahora está algo más lejos) en medio de una enorme planicie. Y está alta, sí; la caída es de 60 metros, y su orografía te permite «pasar por detrás», de modo que puedes sentir de cerca la fuerza con la que cae el agua.