Abandono vigilado
Llegar a primerísima hora de la mañana al bosque de Oma y estar sola en medio de todos esos ojos que te miran es una sensación curiosa, como de abandono vigilado.
Llegar a primerísima hora de la mañana al bosque de Oma y estar sola en medio de todos esos ojos que te miran es una sensación curiosa, como de abandono vigilado.
«La energía siempre adquiere la misma forma: la de un árbol. De la raíz a la copa, el tronco central se va ramificando una y otra vez, alargando esos dedos cada vez más finos en busca de algo. La forma de la energía es el contorno de un ser vivo que se esfuerza por salir al exterior y envía sus zarcillos un poco más allá, y un poco más. […]
Esa misma fuerza se forma en nuestro interior, en nuestros árboles internos hechos de nervios y vasos sanguíneos. El tronco central, los senderos que se dividen y se vuelven a dividir. Las señales que viajan desde las puntas de los dedos pasando por la espina dorsal hasta llegar al cerebro. Somos eléctricos. La energía viaja por nuestro interior igual que en la naturaleza.»
Embalse de la Jarosa, Guadarrama, Madrid, España. 2017.