En las montañas de liparita
Otra de las rutas que hicimos en Islandia fue la de la garganta de Hvannagil, bastante mal señalizada (y ni con ayuda de la guía). La ruta empezaba en una zona con cabañas de veraneo vecinas a un río, el cual había que cruzar varias veces, pero quizás en la época que el tío de la guía lo hizo no había tanta agua…vamos, que no resultó nada sencillo. Tras pasar ese primer tramo hubo que subir una pendiente algo escarpada hasta una pradera, que recorrimos hasta llegar a las famosas montañas de liparita, de un color marrón-dorado bastante increíble.
Siguiendo el recorrido por la parte alta de la garganta llegamos a una cuesta pedregosa muy empinada que debemos bajar, al final de la cual encontramos un lago algo ponzoñoso (todo sea dicho). Recorriendo el bosquecillo próximo al lago, volvemos a la zona de comienzo de la ruta.
El «otro lado»
Con el agua así de quieta cualquiera puede imaginarse ese «otro lado» del que habla «Stranger things«…
Una lengua glaciar de Vatnajökull
En Islandia, por fin, pudimos caminar sobre un glaciar. Mola sentir cómo los crampones se agarran al hielo, ver cómo saltan pedacitos al caminar; es cansado, porque parece que tuvieras que hacer el doble de esfuerzo, pero también es impactante. Lo más alucinante es ver las grietas, interminables, por las cuáles podrías desaparecer si te cayeses en ellas…
Pero no hace falta caminar por los glaciares para encontrarse con ellos. El glaciar Vatnajökull, que si lo veis en un mapa es gigante, tiene unas cuántas lenguas que pueden verse desde la carretera. La de las fotos creo que es Jökullsárlón, y aunque no es muy grande (el Perito Moreno tiene una altura mucho mayor) sorprende porque puedes tocar los trozos de hielo que se han ido soltando y que flotan por el lago. Un paisaje impactante.