septiembre
16
enero
19
Las diez y treinta y tres
Una estación de autobuses,
en un punto indeterminado (y oculto entre la niebla)
del mapa de la Península.
Un lugar inhóspito,
deshabitado y helado.
Los carteles parecen esperar
la llegada de autobuses invisibles;
y los relojes hace tiempo
que se quedaron detenidos.
A las diez y treinta y tres,
la estación quedó en punto muerto.
P. D. Los lugares olvidados también tienen un lugar en mis colecciones…