marzo 5

Deshielo a mediodía

El aire matinal repartió sus cartas con sellos incandescentes.

La nieve iluminó y todos los pesares se alivianaron: un kilo pesaba

apenas setecientos gramos. Deshielo a media mañana

El sol estaba alto sobre el hielo, volando por el lugar, caliente y frío

a la vez.

 

El viento avanzó lentamente como si empujase un cochecillo de niño

frente a sí.

Las familias salieron, vieron cielo abierto por primera vez

en mucho tiempo.

Estábamos en el primer capítulo de un relato muy intenso.

El resplandor del sol se adhería a todos los gorros de piel,

como el polen a los abejorros,

y el resplandor del sol se adhirió al nombre INVIERNO

y se quedó allí hasta que el invierno hubo pasado.

Una naturaleza muerta de troncos, en el lago, me puso pensativo.

Les pregunté:

“¿Me acompañan hasta mi niñez?” Respondieron: “Sí”.

Desde la espesura se escuchó un murmullo de palabras

en un nuevo idioma:

las vocales eran cielo azul y las consonantes eran ramas negras

y hablaban

muy lentamente sobre la nieve.

Pero la tienda de saldos, haciendo reverencias con su

estruendo de faldas,

hizo que el silencio de la tierra creciese en intensidad.

Sombras de luz

«Deshielo a mediodía» Tomas Tranströmer

febrero 26

Los cielos salvajes

Amanece en Bruselas«…no hay nada como viajar y conocer mundo, ciudades distintas y cielos distintos, y él me dijo que el cielo era igual en todas partes, las ciudades cambiaban pero el cielo era el mismo, y yo le dije que eso no era verdad, que yo creía que no era verdad y que además él mismo tenía un poema en donde hablaba de los cielos pintados por el Dr. Atl, diferentes de otros cielos de la pintura o del planeta o algo así.»

 

Los detectives salvajes. Roberto Bolaño

enero 6

Para mirar a través de una cerradura

«Para mirar a través de una cerradura
ojo y oquedad han de ser compatibles.

La cerradura tiene que ser lo suficientemente grande
para que el ojo vea claramente a través de ella
y debe mostrar
la verdadera realidad de las cosas.

Por su parte,
el ojo debe saber ver cuál es la verdad
que la oquedad quiere mostrarle
y no fiarse de lo que observe al otro lado.»

Sonia López Baena, 2004