El castillo de Bran
Tras unos días de intensa lluvia en pleno mes de agosto, visitamos el castillo de Bran con la ilusión de ver unas nubes negras sobre él que le dieran un aire tétrico y lúgubre. Desafortunadamente, las nubes decidieron irse a otra parte y el cielo abrió con plenitud sobre el castillo de Bran, que más parecía un parque temático que un lugar relacionado mínimamente con Drácula.
El castillo de Bran es uno de los lugares más visitados de Rumanía debido a que, supuestamente, Coppola lo tomó como referencia para su película sobre «Drácula», si bien Vlad «El empalador» no debió pisarlo jamás. Debido a la fama del lugar, nos tocó hacer una larga cola paseando entre cientos de tenderetes de souvenirs (a cada cual más hortera) y comida ligeramente grasienta para llevar. Posiblemente fuese la entrada más cara que pagamos en el país.
Ya dentro tuvimos que hacer cola de nuevo para el baño, y también para subir las escaleras, bajarlas, ver una habitación, ver otra…una auténtica romería, mal gestionada y poco vigilada (sorprendía ver a la gente saltándose los cordoncitos de seguridad y tocando todas las puertas y muebles sin ningún tipo de pudor).
Finalmente salimos, agradecidos, al jardín que rodea el castillo, el cual pudimos contemplar desde abajo (quizás sea ésta su mejor vista desde las proximidades). Ir había que ir, pero desde luego, recomendable hacerlo en otra época, donde acompañen más el tiempo y menos las hordas de turistas.